Ni Rada cree en su jugada «engaña-bobos»


Disuelta la Utarc todos quedan en la impunidad para seguir operando bajo otro nombre y las víctimas de los abusos no tendrán a quien enjuiciar.

imageLa gráfica muestra a un policía arriba de un tejado, con el rostro cubierto amenaza con una pistola a los manifestantes en Santa Cruz. Ocurrió en septiembre de 2008.

La cosa ya se estaba poniendo muy seria para el gobierno al punto que las Naciones Unidas expresó su preocupación por la violenta agresión y hasta intento de asesinato de un periodista y camarógrafo de la red televisiva Unitel. Como ya es su costumbre, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada quiso deslindar responsabilidades y trasladarlas a la Utarc, el grupo policial responsable de la agresión.



Rada, en una burda jugada, pretende que con la desaparición de esa unidad represiva, que depende directamente de su despacho, las cosas queden como si nada hubiera pasado, aunque en este caso, se debe remarcar de que en los hechos se tratará solo de un cambio de nombre ya que esta unidad seguirá intacta tanto en lo que se refiere a sus miembros, su relación de dependencia, sus métodos y objetivos.

Al anunciar la desaparición de la Utarc, el ministro Rada sostuvo que su persona no podía hacerse responsable de las acciones de un grupo policial que paradójicamente solo actúa por orden expresa suya o del presidente Evo Morales. Habló de transparencia y otras cuestiones que mas allá del discurso le importan poco.

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Muchas personas se preguntan el porque de la reacción desmesurada por parte de los miembros de esta unidad ante la grabación que hacia el equipo periodístico, pregunta que puede ser respondida describiendo las características y funciones de este grupo.

En primer lugar no se trata de una unidad enteramente policial sino que cuenta entre sus componentes a miembros del Ejército. A parte de hacer algunos trabajitos expresamente ordenados por los ministros de la Presidencia, de Gobierno o del Presidente, se encargan de la seguridad de este ultimo.

Pues bien; ocurre que sus miembros han recibido un entrenamiento altamente especializado en Venezuela tanto en relación a la protección de personalidades como en la realización de acciones encubiertas, con todo lo que esto pueda suponer. Pero eso no es todo, como varios medios de comunicación han podido constatar, en el palacio de Gobierno existen venezolanos y cubanos que son parte del equipo de inteligencia y de seguridad presidencial.

Estos uniformados son parte de un grupo de absoluta confianza del gobierno y a ellos se les encarga los trabajos que exigen mayor confidencialidad.

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El periodista Luis Alberto Ruth y el camarógrafo Francisco Cuéllar el día que fueron agredidos a balas por la Utarc (El Deber)

Sucede que en el operativo realizado en Guarayos (Santa Cruz) para capturar al ganadero Nelson Vaca participaron varios de estos elementos que al parecer tienen una pinta caribeña inconfundible y fueron captados por la lente de la cámara lo que ocasionó su reacción airada con el secuestro del equipo de filmación y los disparos contra el vehículo de los periodistas

Esto suma un nuevo elemento al problema. No se trató solo de una agresión criminal contra la prensa, sino que este caso fue perpetrado por extranjeros que al parecer tienen licencia para matar. No se debe olvidar que el día del operativo contra Rozsa, se constató la presencia de venezolanos en el hotel Las Américas en Santa Cruz y se habló de que éstos participaron en el mismo, aunque las huellas hayan sido oportunamente borradas.

Por los antecedentes mencionados es de suponer que nunca la prensa ni la ciudadanía conocerán el nombre ni el rostro de los principales agresores al equipo de Unitel, a lo sumo quizá aparezca algún chivo expiatorio de poca monta, tampoco se devolverán los videos, en tanto los miembros de la Utarc seguirán gozando de los privilegios que reciben por hacer «el trabajo sucio», solo que ahora la unidad cambiará de nombre y así se habrá cumplido el principio de la justicia masista.