Hay estudios que afirman que la generación Z y la milenial no son tan pobres como creen. Solo padecen «dismorfia monetaria»

A menudo compartimos investigaciones y estudios sobre cómo la generación Z afronta su relación con el trabajo. Los jóvenes que están entrando ahora de lleno en el mercado laboral han venido, en ocasiones, a poner el jaque ciertas dinámicas laborales tradicionales como aguantar sin rechistar comportamientos abusivos de sus superiores.



Por otro lado, muchos estudios apuntan a que su desinterés por darlo todo por una empresa viene de la mano de que saben que el trabajo ya no da dinero de sobra para llevar una vida financiera cómoda, holgada y estable como sí les sucedía a los boomers. Y que, por ello, valoran más otros aspectos de una empresa que solo el monetario.

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Al mismo tiempo, más de la mitad de trabajadores de la Generación Z tiene un trabajo extra en EE.UU y es por necesidad, no por hacerse ricos. En este panorama, ahora hay quienes dicen que muchos miembros de la Generación Z y la generación milenial tienen «dismorfia monetaria» y que están en una financiera mejor de lo que creen.

Veremos mejor estas teorías para analizar su veracidad o si es una forma más de romantizar la precariedad hablando de nuevas tendencias como esas que hablan del ‘coliving’ en vez de mencionar que la gente adulta se ve obligada a seguir compartiendo piso como en la universidad por la subida de la vivienda; o el ‘Staycation’ que es quedarse en tu casa por las vacaciones y que se ha usado en medios hablando de que es una nueva tendencia cuando en realidad mucha gente no puede permitirse viajar, por falta de dinero o de tiempo (vivimos corriendo tanto que muchas obligaciones quedan relegadas y solo se pueden hacer en el tiempo libre).

Qué quiere decir dismorfia monetaria

La dismorfia monetaria, como publican algunos medios, es una percepción negativa o poco realista del bienestar financiero de una persona y Amanda Clayman, una terapeuta financiera que presenta un pódcast llamado «Inversión emocional», habló recientemente de ello.

En general, si miras sus redes sociales podrás ver que esta terapeuta publica a menudo del tema con aportaciones de ella y otros especialistas, como hizo hace unas semanas en su LinkedIn.

Por ejemplo, la experta compartió una información de Álex Melkumiam, terapeuta financiero y especializado en el estrés relacionado con la economía, que considera importante poner la dismorfia financiera en el centro de la conciencia pública. Habla de las «comparaciones constantes que las personas hacemos con el estado financiero de los demás, junto con la presión de igualar sus hábitos de gasto y que eso puede conducir a una autopercepción distorsionada, generando sentimientos de incompetencia y ansiedad».

Según sus palabras, este escrutinio,» junto con el aumento gradual de los gastos a medida que aumentan los ingresos (conocido como aumento gradual del estilo de vida), puede desencadenar un modo de supervivencia, en el que las personas sienten una necesidad desesperada de asegurar su equilibrio financiero, independientemente de su estabilidad económica real».

Un «sentimiento internalizado de inseguridad»

Por otro lado, en una encuesta realizada en diciembre por Credit Karma y recogida por Business Insider, concluye que el 43% de los encuestados de la Generación Z y el 41% de los encuestados de la Generación del Milenio informaron experimentar esta «dismorfia monetaria», mientras que el 25% de la Generación X y el 14% de los encuestados de 59 años o más dijeron lo mismo.

Clayman la describió como «una preocupación generalizada, una vigilancia, como un sentimiento internalizado de inseguridad con el dinero«, incluso cuando no hay problemas financieros urgentes que resolver. Clayman sostuvo que las generaciones más jóvenes tienen más probabilidades de tener una visión distorsionada de sus finanzas, pero que muchas veces están en situaciones de mayor estabilidad financiera que lo que ellos creen.

Además de que las personas de entre 20 y 30 años, también tienden a atravesar más transiciones de vida: pueden estar ahorrando para una boda, una casa, un cambio de carrera o una familia. Pero agregó el mencionado estudio que estas personas también pueden no tener una idea clara de cuánto necesitan tener ahorrado y que «cuanto más ambiguo o abstracto sea un objetivo financiero, más fácil es sentir que no estás ni cerca de lograrlo».

Imagen | Foto de Vitaly Gariev en Unsplash

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