Abolir la pena de muerte, la lucha de los iraníes dentro y fuera de su país

Según la ONG Iran Human Rights al menos 348 personas han sido ejecutadas por el régimen iraní en 2024, de las cuales 87 entre el 6 de julio y 6 de agosto, un mes después de la elección del nuevo presidente reformista, Masud Pezeshkian. Dentro y fuera del país, los iraníes luchan contra la pena de muerte.

Un informe de Iris Adasa

Las mujeres de la prisión de Evin protestan juntas, todos los martes, en solidaridad con todos los presos políticos y contra la abolición de la pena de muerte. Foto de ilustración.
Las mujeres de la prisión de Evin protestan juntas, todos los martes, en solidaridad con todos los presos políticos y contra la abolición de la pena de muerte. Foto de ilustración. wikipedia.org

Fuente: rfi.fr



Reza Rasaei tenía sólo 34 años. A las 5 de la mañana del pasado 6 de agosto fue ejecutado en secreto por el régimen iraní en la prisión de Dizel Abad, provincia de Kermanshah. En 2022 había participado en el movimiento iraní “Mujer, Vida y Libertad”.

Este joven iraní no es el primero en ser condenado por los tribunales del régimen a la pena de muerte, por lo que numerosas voces se han levantado pidiendo que se detengan las ejecuciones de presos políticos. Mahmoud Mehrabi, Abbas Deris, Mohamed Kourkour… son algunos nombres de personas que podrían ser condenados a muerte.

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“Cuando supe de la ejecución de Rasaei, estaba conmocionada, realmente perdí la mente, porque mi hermano también está condenado a muerte. Y si no retiran su condena, temo que suceda lo mismo, que ese dolor sea el de nosotros”, cuenta Mahan Mehrabi, hermana de Mahmoud Mehrabi.

Martes de protesta

La sociedad civil iraní, en el país o en el exilio, se organiza contra la pena de muerte hasta en el interior de las prisiones.

El martes 6 de agosto, horas después de la ejecución de Reza Rasaei, las prisioneras políticas del barrio de mujeres de Evin se reunieron en el tribunal de la cárcel para protestar contra la pena capital en Irán y exigir su abolición. Los guardias de la cárcel habrían reprimido esta protesta con violencia, y habrían llamado a más fuerzas de seguridad, incluso a la policía antidisturbios.

Varias prisioneras resultaron heridas, entre ellas Narges Mohammadi, defensora de los derechos humanos y premio Nobel de la Paz 2023, cuyo estado de salud es frágil tras haber sido operada del corazón. «Nargues recibió un golpe en el pecho, cerca de su corazón, que le causó un malestar cardíaco», precisó su marido, Taghi Rahmani.

Narges Mohammadi, defensora de los derechos humanos y premio Nobel de la Paz 2023.
Narges Mohammadi, defensora de los derechos humanos y premio Nobel de la Paz 2023. via REUTERS – MOHAMMADI FAMILY ARCHIVE PHOTOS

Las mujeres de la cárcel de Evin protestan todos los martes en solidaridad con los presos políticos y, de acuerdo con Rahmani, las autoridades señalan a Narges Mohammadi como responsable y líder de estas manifestaciones para añadir cargos en su contra. La defensora de los derechos humanos se encuentra aislada. “Sólo quieren que ella se rinda y renuncie a sus reivindicaciones, pero Narges es firme y no cede”, dijo su marido. “Para los iraníes, las mujeres encarceladas en Evin son el símbolo de la resistencia”.

Campaña “No a las ejecuciones” en Irán

“Todos los iraníes deben participar en la campaña ‘No a las ejecuciones’, sin importar en que parte de Irán y o del mundo se encuentren. Tenemos que informar sobre ella y explicar su importancia, sobre lo eficaz que puede ser para acabar con la pena de muerte”, afirma Mahan, a hermana de un condenado.

Gracias al compromiso y al apoyo masivo difundido en las redes sociales, al rapero iraní Toomaj Salehi  le retiraron esta condena en junio pasado. Acusado de “corrupción en la tierra” por apoyar las protestas desatadas después de la muerte de Mahsa Amini en 2022, el artista fue juzgado el domingo 11 de agosto.

“Nuestra sociedad no es lo suficientemente fuerte para lograr la abolición de la pena de muerte, pero es bastante poderosa para reducir ciertas penas y que algunas no sean ejecutadas”, explicó Taghi Rahmani, el esposo de la defensora de los derechos humanos Narges Mohammadi. “En la década de 1980-1990, la República Islámica condenaba fácilmente a la pena de muerte. Gracias a la resistencia, estas condenas han disminuido sin que la ley haya cambiado”, explicó.

El director de la ONG Iran Human Rights (IHR), Mahmood Amiri Moghaddam, considera que mientras más protestas haya en Irán y alrededor del mundo que condenen las ejecuciones, más repercusiones políticas habría para el régimen de Teherán. “De hecho, en la década de 1980, en los primeros años, estas ejecuciones se realizaban sin juicios previos […] El régimen podría actuar de la misma manera en estos momentos, pero ya no lo hace porque el costo político sería muy importante”, explicó.

¿Confesión de debilidad?

Además de los presos políticos, las personas involucradas en el tráfico de drogas también son condenadas a la pena de muerte por el régimen iraní. Ellos representarían la mitad de las ejecuciones desde principios de 2024, según la ONU.

“La imposición de la pena de muerte por delitos que no tienen relación con un homicidio voluntario es incompatible con las normas internacionales en materia de derechos humanos”, indicó a la Agence France Presse la portavoz de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Liz Throssell.

Para Negar Kurkour, cuyo hermano Mohamed también está condenado a muerte, “este régimen condena a la pena de muerte a cualquiera que se le oponga. Desde sus inicios, la República Islámica ha utilizado las ejecuciones para silenciar a los opositores, pero las cosas han cambiado, hoy la pena de muerte deja al descubierto la debilidad del régimen”, considera Kurkour.

Mahan Mehrabi refuerza esta opinión asegurando que “las condenas a muerte no son un signo de poder de la República Islámica, sino una prueba de que tiene miedo. Ellos [los miembros del régimen, NDLR] tienen miedo, por eso cuelgan a nuestros hijos”, dice.

“El régimen iraní ejecuta porque se encuentra en un callejón sin salida. Aunque se justifica diciendo que combate la delincuencia, en realidad quiere imponer el miedo. […] Utiliza el miedo porque no tiene el apoyo de la población, que saldría a las calles y protestaría si el régimen actuara diferente. Así que, de alguna manera, la supervivencia de este régimen está ligada a la propagación de ese miedo, y la pena de muerte es su instrumento más fuerte”, asegura el director de la ONG IHR.

Sin embargo, para Negar y Mahan, los iraníes siguen dependiendo del resto del mundo. “Si la gente no se une, si las agencias de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales no levantan su voz, creo que ninguna campaña podría realmente salvar a nuestros seres queridos”, lamenta Negar.

“Las ONG que luchan por los derechos humanos, como Amnistía Internacional, las comisiones de derechos humanos de los parlamentos, no deben olvidarse de Irán. Y los medios occidentales deberían hablar constantemente de los temas que nos preocupan…  Sólo así la población iraní podría vivir menos presionada… Hacia la libertad”, concluyó Taghi Rahmani.