Control de divisas a exportadores: ¿Cuáles fueron las consecuencias para los países que aplicaron esta medida?

La propuesta del “gabinete social” de aplicar el control de los dólares que traen los exportadores ha sido rechazada por el sector privado por considerar que traería efectos negativos para la economía nacional. ¿Qué paso en los países que aplicaron esta medida?

Christopher André Díaz

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Argentina es uno de los países que aplica el control de divisas a sus exportadores



Fuente: https://unitel.bo

El control de divisas es una política económica que los gobiernos utilizan para regular el flujo de moneda extranjera en sus economías. Esta medida puede incluir la restricción en el acceso a divisas, la imposición de tipos de cambio fijos, y la obligatoriedad de repatriación de ingresos obtenidos en el exterior.

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El martes por la noche, de manera sorpresiva, el denominado “gabinete social” en el que participan los sectores sociales afines al Gobierno anunciaron que se había propuesto al presidente Luis Arce la aplicación del control de divisas como medida para “garantizar la circulación de dólares”. La propuesta fue rechazada de inmediato por los empresarios privados y exportadores, que advirtieron que las consecuencias serían funestas.

¿Qué dicen las experiencias de otros países que aplicaron el control de divisas?

Dos son los casos más conocidos sobre la aplicación del control de divisas y ambos suceden en Sudamérica:

Argentina: Repatriación obligatoria y dólar paralelo

Argentina es un caso paradigmático en el uso del control de divisas. Durante la última década, el vecino país ha implementado diversas restricciones para regular el ingreso de dólares al sistema financiero local. Una de las medidas más significativas ha sido la obligación de los exportadores de repatriar las divisas obtenidas por sus ventas en el extranjero, convirtiéndolas a pesos argentinos en un plazo determinado y a un tipo de cambio oficial.

Este tipo de políticas ha buscado frenar la fuga de capitales y estabilizar la economía, especialmente en momentos de alta inflación y escasez de reservas internacionales. Sin embargo, la implementación de tipos de cambio diferenciados ha llevado al surgimiento de un mercado paralelo, conocido como “dólar blue”, donde las divisas se comercializan a un precio mucho más alto que el oficial.

Según señala el economista Manuel Baldosa en el texto ‘Los controles de cambio en la Argentina’ este fenómeno no solo erosionó la confianza en la moneda local, sino que también incentivó prácticas como el subfacturamiento de exportaciones y el sobrefacturamiento de importaciones, en un intento por maximizar las ganancias en el mercado paralelo.

“El problema de este sistema surge cuando comienza a crecer la brecha entre ambos tipos de cambio; los exportadores tienen incentivo a subfacturar para evitar liquidar sus divisas a un precio inferior al de mercado y los importadores tienen incentivo a sobrefacturar para obtener la mayor cantidad posible de divisas a un tipo de cambio preferente. Estas son formas clásicas de fuga de capitales y forman parte de la salida de capitales del país que no figuran en la balanza de pagos”, advierte Baldosa.

Además, el autor señala que la presencia de múltiples tipos de cambio puede provocar “severas distorsiones económicas en las transacciones de la cuenta corriente. Además, tienden a ocasionar graves problemas en la asignación de recursos, desalientan fuertemente la producción nacional de los bienes primarios de exportación y de bienes que sustituyen a los importados”.

Venezuela: Crisis económica y controles estrictos

En Venezuela, el control de divisas ha sido una constante desde principios de los años 2000. Bajo un sistema de cambio múltiple, el gobierno estableció varios tipos de cambio oficiales, que eran asignados según la naturaleza de la transacción. Los exportadores estaban obligados a vender sus divisas al Estado a precios muy por debajo del valor de mercado, lo que generó un fuerte desincentivo para la inversión y la producción orientada a la exportación.

Las consecuencias en Venezuela han sido devastadoras. El control de divisas, combinado con una gestión económica deficiente, condujo a una escasez crónica de bienes básicos, hiperinflación y una pérdida significativa del poder adquisitivo.

El economista José Gabriel Espinoza, explica que cuando uno ve lo que sucedió con el aparato productivo de Venezuela, tras la aplicación de las restricciones a los exportadores privados, se puede evidenciar que la medida es un golpe duro a la economía de este, otrora, rico país.

“Venezuela era uno de los países más desarrollados en los 60, 70 e incluso 80 y era considerada la Arabia Saudita de Sudamérica, tenía un aparato productivo muy grande. Hoy por hoy todas las industrias internacionales que operaban han salido de ese país y el aparato productivo es muy débil, tanto así que en su sector más importante que es hidrocarburos no ha llegado inversión y no producen combustible a pesar de la gran cantidad de reservas”, dice Espinoza.

La falta de dólares en el mercado oficial venezolano también impulsó la aparición de un mercado negro, donde el bolívar se devaluaba rápidamente frente a las divisas extranjeras. La economía venezolana, dependiente del petróleo, sufrió un colapso que llevó a millones de personas a la pobreza y provocó una crisis humanitaria sin precedentes en la región.

Los casos de Argentina, Venezuela muestran que el control de divisas tiene efectos adversos que pueden limitar el crecimiento económico y generar mercados paralelos. El economista Gonzalo Chávez asegura que no hay un solo país en el que esta medida haya funcionado.

Chávez señala que de aplicarse el control de divisas en Bolivia se “va a complicar la situación económica como ha sido en Argentina y Venezuela”.

“Esta medida va a crear mercados paralelos. No es posible hacer ese tipo de controles, al final esos grupos buscan alternativas para irse a mercados secundarios como de hecho está ocurriendo en la actualidad”, señaló el economista.

Según señala el economista Manuel Baldosa en el texto ‘Los controles de cambio en la Argentina’ este fenómeno no solo erosionó la confianza en la moneda local, sino que también incentivó prácticas como el subfacturamiento de exportaciones y el sobrefacturamiento de importaciones, en un intento por maximizar las ganancias en el mercado paralelo.

“El problema de este sistema surge cuando comienza a crecer la brecha entre ambos tipos de cambio; los exportadores tienen incentivo a subfacturar para evitar liquidar sus divisas a un precio inferior al de mercado y los importadores tienen incentivo a sobrefacturar para obtener la mayor cantidad posible de divisas a un tipo de cambio preferente. Estas son formas clásicas de fuga de capitales y forman parte de la salida de capitales del país que no figuran en la balanza de pagos”, advierte Baldosa.

Además, el autor señala que la presencia de múltiples tipos de cambio puede provocar “severas distorsiones económicas en las transacciones de la cuenta corriente. Además, tienden a ocasionar graves problemas en la asignación de recursos, desalientan fuertemente la producción nacional de los bienes primarios de exportación y de bienes que sustituyen a los importados”.

Venezuela: Crisis económica y controles estrictos

En Venezuela, el control de divisas ha sido una constante desde principios de los años 2000. Bajo un sistema de cambio múltiple, el gobierno estableció varios tipos de cambio oficiales, que eran asignados según la naturaleza de la transacción. Los exportadores estaban obligados a vender sus divisas al Estado a precios muy por debajo del valor de mercado, lo que generó un fuerte desincentivo para la inversión y la producción orientada a la exportación.

Las consecuencias en Venezuela han sido devastadoras. El control de divisas, combinado con una gestión económica deficiente, condujo a una escasez crónica de bienes básicos, hiperinflación y una pérdida significativa del poder adquisitivo.

El economista José Gabriel Espinoza, explica que cuando uno ve lo que sucedió con el aparato productivo de Venezuela, tras la aplicación de las restricciones a los exportadores privados, se puede evidenciar que la medida es un golpe duro a la economía de este, otrora, rico país.

“Venezuela era uno de los países más desarrollados en los 60, 70 e incluso 80 y era considerada la Arabia Saudita de Sudamérica, tenía un aparato productivo muy grande. Hoy por hoy todas las industrias internacionales que operaban han salido de ese país y el aparato productivo es muy débil, tanto así que en su sector más importante que es hidrocarburos no ha llegado inversión y no producen combustible a pesar de la gran cantidad de reservas”, dice Espinoza.

La falta de dólares en el mercado oficial venezolano también impulsó la aparición de un mercado negro, donde el bolívar se devaluaba rápidamente frente a las divisas extranjeras. La economía venezolana, dependiente del petróleo, sufrió un colapso que llevó a millones de personas a la pobreza y provocó una crisis humanitaria sin precedentes en la región.

Los casos de Argentina, Venezuela muestran que el control de divisas tiene efectos adversos que pueden limitar el crecimiento económico y generar mercados paralelos. El economista Gonzalo Chávez asegura que no hay un solo país en el que esta medida haya funcionado.

Chávez señala que de aplicarse el control de divisas en Bolivia se “va a complicar la situación económica como ha sido en Argentina y Venezuela”.

“Esta medida va a crear mercados paralelos. No es posible hacer ese tipo de controles, al final esos grupos buscan alternativas para irse a mercados secundarios como de hecho está ocurriendo en la actualidad”, señaló el economista.