El MAS Tarija escala posiciones en la estructura de Luis Arce

La estructura de poder del gabinete de Arce ha ido cambiando y  Tarija ha pasado de no tener Ministerios a controlar dos claves y tener presencia en la sala de máquinas de la Presidencia

El MAS Tarija escala posiciones en la estructura de Luis Arce
Julia Ramos vuelve a ser pilar central del poder en Tarija

 

Fuente: El País.bo



Si el primer gabinete de Luis Arce decepcionó a los tarijeños, que se vieron relegados en el reparto territorial del poder – nulo en 2020 -, con la recuperación del ministerio de Hidrocarburos no solo se reajusta el balance, sino que se consolida como uno de los más trascendentes al tener carteras de relevancia.

Álvaro Ruíz, empeñado en disputar la Gobernación de Tarija, tardó ocho meses en llegar al gabinete de Arce. Lo hizo en una de las carteras más amargas: el viceministerio de Autonomías, especializado en gestionar conflictos territoriales. Una tarea gris que se compensa por el hecho de formar parte de la sala de máquinas del Ministerio de la Presidencia, pero no siempre. Ruíz había sido un alfil leal al proceso de cambio durante la gestión de Jeanine Áñez, donde siguió presidiendo la Federación de Asociaciones Municipales (FAM) y pasó largas temporadas en Buenos Aires arropando a Evo Morales. En la FAM conoció a Luis Arce y probablemente intermedió por él en el proceso de transición, y aunque optó por organizar el retorno de Evo por Jujuy, ese acto que acabó por demorar la toma de posesión del gabinete y fue embrión del posterior conflicto en el que Ruíz no ha dudado en ponerse del lado de Arce.

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Suma de Ministerios

Después llegó el momento de Celinda Sosa. Una de los buques insignia del primer gobierno de Evo Morales, fogueada en la gestión de Organizaciones No Gubernamentales y a quien se le encomendaron labores políticas muy específicas en el departamento antes y después de la gestión de Lino Condori, acabo fichando por el gobierno de Luis Arce después de meses de silencio en el conflicto.

Sosa aceptó ni más ni menos que el cargo de Canciller, uno de los más cotizados entre la élite intelectual izquierdista y con cierto peso político, pero, sobre todo, simbólico. Sosa era de Evo, pero había hecho buena relación con Arce formando parte del equipo económico y sobre todo, dentro del Banco de Desarrollo Productivo (BDP). Le dio el sí en una coyuntura complicada, con Julia Ramos volcando la estructura de las Bartolinas a favor del Gobierno en lo que se sospecha es un ajuste de cuentas personal con Morales por haberla usado como cabeza de turco en el caso del Fondo Indígena. El cargo de Canciller acabó por blindar el acuerdo.

La incorporación de Alejandro Gallardo acaba por completar el espectro de simpatizantes del MAS en  Tarija. Gallardo colaboró con Lino Condori entre 2011 y 2015 como gerente de la Empresa Tarijeña del Gas (Emtagas) a donde llegó tras tener el aval de las Bartolinas, como tantos otros de familia adenista que accedieron rápido a la estructura, como los Blacud. Su nombramiento a un año de finalizar la gestión se viene interpretando como un nuevo guiño a ese lado, pero sobre todo, con una solución de emergencia para un sector que necesita soluciones de fondo y rápidas y gente dispuesta a tomarlas. En cualquier caso, su nombramiento es celebrado por cierta élite empresarial en Tarija.

Cargos clave

Si bien en el reparto original del poder el MAS Tarija no encontró sillones en el gabinete, sí hubo dos cargos clave que recayeron en dos tarijeñas relevantes.

La Aduana Nacional recayó en Karina Serrudo, quien se ha mantenido en el cargo hasta el momento superando diversas polémicas y en un momento en el que las lógicas del contrabando han ido cambiando por la evolución del precio del dólar a un lado y otro de la frontera.

Por otro lado, la dirección nacional del Servicio General de Identificaciones Personales (Segip) recayó en Patricia Hermosa, ex jefa de gabinete de Evo Morales. Pese a su vinculación inicial con Morales, Hermosa se decantó por mantenerse leal al ministerio de Gobierno.

Sin Congreso y sin arreglar diferencias

El MAS  Tarija tiene la división en su génesis, pero en los últimos años se ha acrecentado la brecha y hasta hoy, sigue sin cerrarse. La representación legal la sigue ostentando Carlos Acosta, que llegó al cargo de la mano de Álvaro Ruíz e inicialmente se alineó al arcismo, lo que le valió una moción por parte del grupo cercano a Pilar Lizárraga, que se mantiene leal a Evo Morales. El paso del tiempo y el cambio de liderazgo en la delegación presidencial, que ostentaba Marcelo Poma y pasó a manos de Walter Ferrufino, y que hoy está vacante, hizo que Acosta se replanteara sus prioridades y pasó a alinearse con el evismo, que no lo ha sustituido.

Hasta hoy no hay Congreso que haya cambiado el liderazgo en el partido, pero las decisiones orgánicas de ámbito nacional pasan de facto por el poder de las Bartolinas – Julia Ramos y Celinda Sosa – mientras que la coordinación de la oposición en Tarija está literalmente ausente.

La bancada en el Legislativo ha imitado la división del poder entre Arce y Evo y unos responden a una lógica y otros a la otra. El arcismo sí ha logrado copar la Asociación de Municipios de  Tarija y controla a los subgobernadores del Chaco, pero no así a los principales alcaldes de la Región Autónoma, que siguen siendo leales a Evo Morales.

Por otro lado, la Federación de Campesinos, al igual que las Bartolinas, se ha alineado al poder de Luis Arce, aunque cada vez surgen críticos que demandan una mayor inversión en el sector, ya que consideran que no es una prioridad para el actual gobierno.

Fuente: El País.bo