La trampa del ingreso mediano en países emergentes

La clave es sumar inversión, tecnología y finalmente innovación.

Por Pablo Deheza



 

Fuente: La Razón

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Economía

El reciente estudio del Banco Mundial cita ejemplos exitosos, como Corea del Sur, Polonia y Chile, que muestran cómo es posible lograr mejoras sustanciales con políticas efectivas.

Un nuevo informe del Banco Mundial revela que más de 100 países, incluidos gigantes emergentes como China, India, Brasil y Sudáfrica, enfrentan serios desafíos que podrían dificultar su transición hacia economías de ingreso alto en las próximas décadas. Este estudio, titulado “Informe sobre el desarrollo mundial 2024”, ofrece una hoja de ruta integral para que los países en desarrollo puedan escapar de la llamada “trampa del ingreso mediano”.

Según el informe, cuando los países alcanzan un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita anual que equivale al 10% del PIB per cápita de Estados Unidos, es decir, aproximadamente $us 8.000, tienden a estancarse en su progreso económico. Esta cifra se encuentra dentro del rango de ingresos que el Banco Mundial clasifica como “mediano”. Desde 1990, solo 34 economías han logrado superar esta barrera, y en muchos casos, su éxito se debió a factores extraordinarios como la integración en la Unión Europea o el descubrimiento de petróleo.

A finales de 2023, un total de 108 países fueron clasificados como de ingreso mediano, con un PIB per cápita que varía entre $us 1.136 y $us 13.845. Estas sociedades, que representan el 75% de la población mundial, generan más del 40% del PIB global y son responsables de más del 60% de las emisiones de carbono. Además, alojan a dos tercios de la población que vive en pobreza extrema. Sin embargo, enfrentan obstáculos mucho mayores que sus predecesores, como el envejecimiento poblacional, el creciente proteccionismo en las economías avanzadas y la urgente necesidad de acelerar la transición energética.

Indermit Gill, vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial.
Indermit Gill, vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial.

 

“La batalla por la prosperidad económica mundial se ganará o perderá en gran medida en los países de ingreso mediano”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Grupo Banco Mundial. Gill criticó las estrategias actuales de muchos de estos países, que a menudo dependen demasiado tiempo en la inversión o se orientan prematuramente a la innovación. “Se necesita un nuevo enfoque: primero, centrarse en la inversión; luego, en la incorporación de nuevas tecnologías del exterior y, finalmente, adoptar una estrategia de tres pilares que equilibre la inversión, la incorporación y la innovación”, añadió.

El informe propone una “estrategia 3i” como solución. Esta estrategia sugiere que los países deben adoptar una combinación de políticas escalonada y progresivamente más sofisticada, dependiendo de su etapa de desarrollo. En la fase inicial, la “fase 1i”, los países de ingreso bajo deberían centrarse únicamente en políticas destinadas a incrementar la inversión. Una vez alcanzado el estatus de ingreso mediano bajo, deberían pasar a la “fase 2i”, que incluye la adopción de tecnologías extranjeras. Finalmente, al llegar a la escategoría de ingreso mediano alto, deberían avanzar a la “fase 3i”, donde se fomenta la innovación interna, expandiendo la frontera tecnológica.

“El camino por delante no va a ser fácil”, advirtió Somik V. Lall, director del equipo encargado del informe. “El éxito dependerá de la eficacia con que las sociedades equilibren las fuerzas de creación, preservación y destrucción. Aquellos que traten de ahorrarles a los ciudadanos las molestias asociadas con las reformas y la apertura perderán los beneficios del crecimiento sostenido”.

El informe destaca a Corea del Sur como un ejemplo exitoso de la aplicación de la “estrategia 3i”. En 1960, el ingreso per cápita de Corea del Sur era de apenas $us 1.200. A finales de 2023, esa cifra había ascendido a $us 33.000. Corea del Sur comenzó aumentando la inversión pública y privada, y durante la década de 1970, incentivó a las empresas a adoptar tecnología extranjera.

Esto transformó a empresas como Samsung, que pasó de fabricar fideos a convertirse en un líder global en tecnología.

Otros países como Polonia y Chile también siguieron caminos similares. Polonia se centró en aumentar la productividad con tecnologías de Europa occidental, mientras que Chile adaptó tecnologías extranjeras a su contexto local, logrando convertirse en uno de los principales exportadores de salmón al adaptar las tecnologías de cultivo noruegas.

Fuente: La Razón