Las universidades no viven en una burbuja de cristal

 

Hace más de 3.000 años el filósofo griego, Platón, fundó y puso en marcha su Academia para el estudio de la filosofía. Ahí iban cientos de jóvenes a cultivar el pensamiento y debatir con los sabios. Hoy dan cuenta que la Academia de Platón fue la primera universidad de todos los tiempos.



Así como decía Sócrates, “No puedo enseñar nada a nadie, solo les puedo hacer pensar”, era la hermenéutica de estos centros de aprendizaje-enseñanza: impulsar, fortalecer y cultivar el pensamiento crítico de los discípulos, hoy podríamos llamarlos universitarios. Sin duda, una enorme tarea de los “profesores” filósofos, además de necesaria.

Lo que nos da pie para plantearnos una serie de interrogantes sobre si el sistema universitario y el qué rol viene cumpliendo, no solo en la formación de quienes asisten diariamente a sus aulas universitarias, sino frente a la sociedad y al Estado en que se desenvuelven. Porque ojo que las universidades públicas o privadas, no viven en una burbuja de cristal, ni en una isla paradisíaca como para no sentir, vivir y ser parte de los problemas y de las soluciones que atraviesan los gobernantes y gobernados.

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Acá van una serie de preguntas para las autoridades universitarias (rector, vicerrector, decanos, directores de carrera) y para los docentes, que son seres humanos que comparten un mismo hábitat social, geográfico y político, y que por lo tanto deberían sentirse interpelados o por lo menos motivados frente a determinadas situaciones que nos vienen golpeando o que están en la nebulosa.

¿La universidad te enseñan para afrontar los problemas cotidianos? ¿Tu formación concluye cuando te dan el título académico de licenciado, doctor, ingeniero, arquitecto, técnico medio, técnico superior? ¿Tu profesor te preparó para superar un golpe duro de la vida, como el quedarte sin trabajo, sin esposa, sin padres o que tengas una enfermedad terminal? ¿El título que te da la universidad, con solo presentarlo en alguna gran empresa o industria se te abrirán las puertas para conseguir un buen puesto laboral? ¿La universidad te forma para la vida o para conseguir una fuente laboral? ¿Las ciencias duras como las matemáticas, física, estadísticas te ayudarán a resolver los problemas de escasez de dinero o de alimentos que tengas? ¿Las ciencias médicas te curarán del VIH Sida, del coronavirus, de la lepra? ¿Las ciencias sociales te harán más humano, más ser social? ¿La universidad te comprenden, te apoyan, te empujan a triunfar o te forman para que seas uno más del sistema? ¿Tus profesores te enseñan a reír, a ser feliz, a ser ciudadano libre o te entuban para que seas un niño, joven educado, y que no haga renegar a sus padres? ¿Las tecnologías de la comunicación, las redes sociales han humanizado a la escuela y a la universidad, o se han convertido en máquinas frías y distantes del estudiante?

¿La universidad te ayuda a pensar la vida o no cultiva para nada este oficio de poner en movimiento las millones de neuronas que tiene el cerebro? ¿Pensar o no pensar, esa es la cuestión? ¿Cómo piensas que te han formado en tus años de universitario, satisface o no a tus retos y deseos?

Pues bien, en ¿qué medida las universidades del país han sido parte de las preocupaciones que hoy nos golpean en diferentes grados? Por ejemplo: ¿la Universidad Mayor de San Andrés ha realizado algún estudio académico sobre los efectos de la contaminación de la minería  ilegal que viene usando el mercurio, matando los seres vivos de los ríos y deteriorando la salud de los indígenas en territorios que corresponden a La Paz? Ojo que tiene su Facultad de Ciencias Ambientales, que bien podrían aportar con  sus profesionales a entender mejor este grave conflicto e incidir en el Estado para evitar que se siga explotando ilegalmente el oro; pero al parecer más pesan sus cálculos políticos y sus preferencias con el poder.

¿La universidad Mayor de San Simón nos ha brindado algún informe o estudio académico sobre lo que significa la corrupción en Bolivia: por qué el boliviano cuando tiene poder es propenso a corromperse, los orígenes de la corrupción y la impunidad, ¿el destino de los recursos que son robados al Estado, los daños a la sociedad cuando desde el poder se cometen el robo y saqueo de los recursos del pueblo? Sus carreras de Sociología, Derecho, Psicología podrían haber dado luces sobre esta tara social que arrastramos desde la fundación de la república y se ahondó en estos últimos tiempos.

¿La Universidad Autónoma Gabriel René Moreno a pesar que lideró la lucha por la realización del Censo 2024 ha sido coherente con lo que se consiguió hasta la fecha y qué nos puede decir del referéndum planteado por el gobierno: escaños parlamentarios, subvención de combustibles y reelección presidencial, si el mismo es ilegal-legal; constitucional-anticonstitucional, se puede hacer o no? Pues bien, tiene mucho que decir y  urgente, tomando en cuenta que tiene una Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, y un ejército de docentes, que seguramente tendrán maestrías y doctorados en Leyes, Derecho, Constitucionalismo, quienes están convocados a dar luces al gobernando y al gobernado sobre este nuevo hecho histórico. Al parecer, están cómodos en sus aulas o en sus escritorios, que este análisis jurídico-académico y político se hará esperar todavía.

Solo para mencionar tres hechos de magnitud que están ocurriendo en el Estado Plurinacional, en los cuales las universidades públicas están ausentes o por lo menos no se han hecho sentir, cuando su responsabilidad es la investigación académica y la incidencia pública, ausencia y silencio que son similares a la complicidad  y al miedo. Sin mencionar, la pandemia del covid, que también la hemos soportado y sufrido, sin que las facultades de Medicina hayan sido parte importante en la investigación científica. La UAGRM de Santa Cruz se dedicó a campañas para suministrar el cloruro y punto final.

La universidad debe dar respuestas a las dudas y ser instrumento para que ese ser humano sepa qué hará una vez tenga su título bajo el brazo, pero siendo un ciudadano de la democracia y que las aulas universitarias no sean meros espacios obligatorios, sino que se constituyan en fuentes de inspiración para afrontar los retos y los riesgos de la vida en todas sus dimensiones.