Romper el círculo, cuando la forma le gana al fondo

Aparentemente, la fórmula es simple y nada puede fallar: Tomas el libro más  vendido (4 millones de copias) de la escritora que encabeza las listas de ventas del New York Times de los últimos 20 años y lo conviertes en una película. Eso precisamente eso lo que sucede con “It end with us” (Literalmente: Termina con nosotros) o “Romper el círculo” que es como han llamado en Latinoamérica a esta película basada en un best seller del mismo nombre de autoría de la escritora estadounidense Colleen Hoover.

La película está protagonizada por Blake Lively (quien oficia de Productora) y Justin Baldoni, quien además de actuar es el director. La premisa es muy simple: Lily Bloom (Lively)  tiene conflictos emocionales no resueltos con su pasado familiar y el sueño de montar su florería. Para ello se traslada a Boston donde intenta hacer realidad su sueño y allí conoce a Ryle (Baldoni), un atractivo neurocirujano del cual se enamora rápidamente, desestimando las tempranas señales de un comportamiento, por decir lo menos, perturbador. Para terminar de establecer el conflicto central de la película aparece un viejo conocido: Atlas (Brandon Sklenar), un amor de la adolescencia de Lily, con quien comparte un triste recuerdo sobre su familia



Romper el círculo es un drama sobre los abusos en la pareja que se desarrolla bajo una narrativa estética sentimental que nos recuerda peligrosamente al estilo melodramático de la “telenovela venezolana”. Quiero darle un voto de confianza al director y pensar que muestra a propósito  que muchas veces ese amor romántico expresado en la idea del “galán de ensueño” esconde lo peor del machismo abusador y manipulador.

La película tiene intenciones nobles, y esto es evidente. El manejo de la violencia es cuidadoso, centrándose en las consecuencias emocionales y físicas para la protagonista, sin caer en el morbo de la violencia explícita. Sin embargo, ciertos aspectos formales subestiman la inteligencia del espectador. Por ejemplo, el vestuario de Lily, que insiste en recordarnos su amor por las flores, resulta una obviedad innecesaria.

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En un mar de películas que optan por el impacto visual y la violencia gratuita, se agradece la intención de «Romper el círculo» de invitar a una reflexión más profunda sobre nuestras construcciones emocionales. Es una película que, a pesar de sus errores, merece ser vista. Sin embargo, yo habría preferido un final abierto, en lugar de la resolución complaciente con la que Baldoni opta por cerrar la historia.

Roberto Marcelo Vera