Analista: Vivimos en una “dictadura electoralizada” donde la norma se la hace en la calle

En Bolivia al “enemigo” se le ha hecho tres cosas: lo domestican -vale decir, lo llaman a su espacio-, si no pueden domesticarlo lo apresan y si no quieren apresarlo, lo asesinan, subrayó el analista Germán Gutiérrez

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Detención del excívico de Potosí, Marco Antonio Pumari.

 

La Paz, 26 de agosto de 2024 (ANF).- El abogado y analista político Germán Gutiérrez Gantier aseguró que Bolivia vive una “dictadura electoralizada”, cubierta de formalidad democrática, en la que la norma se la hace en la calle y es impuesta por el más fuerte.



“Yo sostengo que en Bolivia estamos en dictadura, que la formalidad democrática de que exista un parlamento, de que exista un órgano judicial tan golpeado, de que exista Defensor del Pueblo, etcétera, es una formalidad que ha dado lugar a lo que denomino una dictadura electoralizada, porque es verdad que todavía somos convocados para el voto, pero resulta que esa dictadura como no es parte en su concepción de lo que se denomina el Estado de derecho, vale decir el cumplimiento de la Constitución y de las normas previamente establecidas, recurre a la configuración de normas cotidianas”, dijo Gutiérrez a ANF.

El analista explicó, para este caso, que si un movimiento social se moviliza en las calles y tiene más fuerza, ahí está la norma y no está en el código ni en la Constitución, no está debidamente escrita.

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“Esta es una concepción que viene de Tony Negri, por ejemplo, probablemente venga también de otros autores, pero el poder constituyente no deja de existir y el poder constituyente sigue permanente y cotidianamente desarrollándose a diario, o sea, la norma se hace en la calle, la norma se hace producto de las luchas, producto de las confrontaciones, gana e impone la norma aquel que tenga más fuerza”, apuntó.

La otra característica que ha ido mostrando el gobierno del MAS es la diada amigo-enemigo, un legado del régimen nazi que se aplica actualmente para bloquear y hasta eliminar a los considerados opositores políticos.

“Desde Carl Schmitt, que fue acusado de ser abogado del nazismo, se impone la diada amigo-enemigo, o sea, si tú eres amigo del régimen, no te pasa nada, pero si te conceptúan enemigo, y enemigo es aquel que opina lo contrario, no necesariamente que ejecute acciones de fuerza, de querer cambiar de régimen, simplemente una opinión contraria, es considerado como enemigo, no hay probabilidad de la tolerancia, no hay probabilidad de la aproximación”, apuntó.

El analista explicó que en Bolivia al “enemigo” se le ha hecho tres cosas: lo domestican -vale decir, lo llaman a su espacio-, si no pueden domesticarlo lo apresan y si no quieren apresarlo, lo asesinan. “En Bolivia hay ejemplos variados de esos procesos de asesinatos, el más simbólico tal vez es el sucedido en el Hotel Las Américas (ocurrido en abril de 2009 en Santa Cruz), lo cual no deja de mostrar otros ejemplos como la Calancha en Sucre (2007), la violencia en Chaparina (2011), en el Porvenir (2008), que son articulaciones desde el Estado para imponer medidas de fuerza, entonces, es imposible que en una dictadura se quieran pedir acciones de derecho”.

Gutiérrez recordó que en este “régimen democrático” hay más de 300 presos políticos, de acuerdo a registros de algunas ONG, sujetos a variados procesos penales que deberían ser técnicamente acumulados, con personas que deberían ser procesadas en el lugar donde viven.

Indicó que La Paz, por ejemplo, se ha convertido en la cárcel gigantesca de los presos políticos más importantes de Bolivia, “de una manera absolutamente ilegal”.

Entonces, agregó, la política ha seguido el camino de la judicialización; donde “si antes te perseguía un policía, ahora te persigue un juez, te persigue un fiscal, y la famosa frase de García Linera ‘no, pero usted tiene todo el derecho de defenderse, busque no más abogados y exponga sus razones’ no tiene posibilidades, debido a que acá se ha transformado y desfigurado el principio constitucional de inocencia, de eres inocente mientras no se pruebe lo contrario, a eres culpable mientras no pruebes lo contrario, vulnerando todos los principios del derecho penal, del derecho constitucional”.

Todo lo que sucede actualmente en Bolivia, dijo, es producto de la búsqueda de imponer o de haber impuesto ya regímenes autoritarios, “y en este caso de carácter dictatorial, que obliga al gobierno a operar de una determinada manera con esas bases unas veces teóricas, otras veces empíricas, otras veces prácticas”.