Actualización sobre la patogenia y el tratamiento del síndrome de Long Covid

La persistencia de complicaciones vasculares y trombóticas se ha identificado como un factor contribuyente importante en el síndrome de Long COVID  (LCS). Previamente, hemos  planteado la hipótesis de que esta vasculopatía trombótica se desencadena por la expresión continua de la proteína Spike, ya sea por infección viral natural o inyecciones de “vacunas”COVID ModRNA  , en varios tejidos y órganos. Además, postulamos  que la expresión persistente de la proteína Spike induce una respuesta inmunoinflamatoria hiperactiva [Ameri J Clin Med Res, 2024; 4(6): 135. DOI: 10.47991/2835-9496/AJCMR-135]. Este fenómeno se ha denominado síndrome de  Long COVID debido a infección viral natural (NSITV) o vacunas  ModRNA (VSITV), atribuido principalmente a la vasculopatía trombótica inducida por la proteína Spike vinculada a una respuesta inmunoinflamatoria hiperactiva.

Tres  estudios recientes proporcionan evidencia sustancial e irrefutable que respalda esta hipótesis originalmente formulada por Palacios-Castrillo,R. , y  publicada después de revisión por pares en   Ameri J Clin Med Res, 2024; 4(6): 135. DOI: 10.47991/2835-9496/AJCMR-135.



El primer estudio, realizado por Etheresia Pretorius et al. (Circulating microclots are structurely associate with Neutrophil Extracellular Traps, and their amounts are strongly raised in long COVID patients. Research Square. DOI: https://doi.org/10.21203/rs.3.rs-4666650/v1), utilizó microcoágulos de amiloide de fibrina (FAM) y trampas extracelulares de neutrófilos (NET) como marcadores de tromboinflamación. Pretorius y colaboradores descubrieron que los marcadores NET están cuantitativamente y estructuralmente asociados con el tamaño y la cantidad de FAM en pacientes con LCS. Estos marcadores demostraron un fuerte rendimiento diagnóstico, tanto de forma independiente como en combinación. El estudio sugiere que los NET pueden ser componentes de FAM circulantes, y el aumento de la formación de NET puede estabilizar FAM en la circulación, lo que lleva a efectos perjudiciales que contribuyen causalmente a LCS.

El segundo estudio de Dalton et al. (El aumento de los recuentos de microcoágulos fibrinoides en el plasma pobre en plaquetas se asocia con COVID prolongada. Preimpresión de medRxiv. DOI: https://doi.org/10.1101/2024.04.04.24305318) encontró que, como cohorte, el plasma pobre en plaquetas de muestras de COVID prolongada exhibió un recuento de microcoágulos más alto en comparación con los grupos de control, aunque los recuentos variaron ampliamente. De manera similar a Pretorius et al., Dalton y colegas concluyeron que FAM y NETS podrían servir como biomarcadores para la enfermedad y como posibles objetivos de tratamiento para pacientes con LCS.

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El tercer estudio de Ryu, et al. [Fibrin drives thromboinflammation and neuropathology in COVID-19. Nature (2024). https://doi.org/10.1038/s41586-024-07873-4], tomando en cuenta cómo antecedente que el fibrinógeno, el componente estructural central de los coágulos sanguíneos, se deposita abundantemente en los pulmones y cerebros de pacientes con COVID-19, se correlaciona con la gravedad de la enfermedad y es un biomarcador predictivo de los déficits cognitivos posteriores a COVID-19; Ryu y colaboradores    demostraron que la fibrina se une a la proteína de la proteína spike/espiga del SARS-CoV-2, formando coágulos sanguíneos proinflamatorios que impulsan la tromboinflamación sistémica y la neuropatología en COVID-19. La fibrina, que actúa a través de su dominio inflamatorio, es necesaria para el estrés oxidativo y la activación de los macrófagos en los pulmones, mientras que suprime las células asesinas naturales, después de la infección por SARS-CoV-2. La interacción  de la proteína Spike de origen natural (infección viral) o de origen recombinante (ModRNA) con la fibrina promueve la neuroinflamación y la pérdida neuronal , así como la activación inmunitaria innata en varios tejidos y órganos.

En cuanto al tratamiento, se ha propuesto un enfoque razonable para el LCS grave, considerando el papel de la vasculitis trombótica vinculada a respuestas hiperinmunes-inflamatorias. Incluye una combinación de esteroides antiinflamatorios (dosis de deflazacort de 15 a 30 mg/día, prednisolona 10-20 mg/día), anticoagulantes (apixabán 5-10 mg/día, dabigatrán 110-150 mg/día), antiagregantes plaquetarios (clopidogrel 75 mg BID, ticagrelor 60-90 mg/día) y rapamicina 1 mg BID o everolimus 10 mg/día o inhibidores de la Janus-Kinasa. En casos de LCS leve a moderado, se deben considerar dosis más bajas de corticosteroides, anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios. Si no se observa mejoría, se puede agregar rapamicina o un inhibidor de la Janus-Kinasa [Ameri J Clin Med Res, 2024; 4(6): 135. DOI: 10.47991/2835-9496/AJCMR-135]. Se podría considerar el uso de anticuerpos monoclonales dirigidos al dominio inflamatorio de la fibrina  para bloquear la interacción con la proteína Spike del virus  y lograr  una protección contra la activación de la microglia y la lesión neuronal, así como contra la tromboinflamación en  los tejidos y órganos afectados .

Se necesitan ensayos clínicos prospectivos para probar formalmente este tratamiento propuesto.

¿Qué es necesario ahora?

Es crucial desarrollar técnicas para detectar la expresión de la proteína Spike en diversos tejidos y órganos y encontrar formas de eliminar estas proteínas del cuerpo.