Sandra Gutiérrez, más allá de Lima

Exministra de Evo, cercana a Julia Ramos y bartolina de cuna, la exfiscal de Tarija había mostrado hasta ahora una capacidad de resiliencia innata que quedó golpeada tras su «0» en el examen oral por el Tribunal Supremo

Sandra Gutiérrez, más allá de Lima Sandra Gutiérrez, exministra de Justicia y exfiscal de Tarija

 



Fuente: elpais.bo / Tarija

Miguel V. de Torres

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Los hechos se sucedieron a una velocidad endiablada, pues no había trascendido que la Fiscalía Departamental de Tarija había iniciado una investigación por trata y tráfico contra Evo Morales hasta que el entorno del expresidente indicó que había ganado una Acción de Libertad contra la orden de aprehensión que la comisión de fiscales creada por Sandra Gutiérrez, fiscal departamental, había emitido. Inmediatamente la propia Fiscal informó de su cese fulminante en la puerta del edificio, al que no podía acceder.

La sucesión de acontecimientos hace inevitable evocar la figura de Iván Lima, el exministro que hace una semana “presentaba su renuncia” al Ministerio de Justicia y en la misma despedida anunciaba procesos contra “quienes dañaron Bolivia y a sus niñas”, un mensaje nítido contra el expresidente Evo Morales para cualquiera que viniera siguiendo la actualidad nacional desde 2019, pues de hecho, las autoridades surgidas de aquella revuelta prefirieron alentar esa línea de investigación por sobre cualquier otra derivada de la gestión.

El exministro Lima recibió el encargo de acabar con las opciones políticas del expresidente de cara a una elección en 2025, pero todas sus iniciativas jurídicas, como la sentencia 1010 o la convocatoria a referéndum, acabaron en el tacho de basura después de generar un enorme desgaste al gobierno por su vinculación con el TCP autoprorrogado y particularmente al presidente Luis Arce. Su salida, probablemente, fue una represalia por todo esto, pero coincidió también con la puerta abierta a la negociación interna en el MAS luego de que Evo renunciara a llevar la marcha “para salvar Bolivia” hasta la plaza Murillo y asumir nuevas medidas de presión, como un bloqueo.

Lima ha sido el derrotado de aquel pulso, pero quienes lo conocen ya advirtieron que aún sin poder, intentaría mantenerlo desde fuera y él mismo lo verbalizó en su despedida y en sus diferentes intervenciones públicas posteriores que siempre contribuyen al rating. Esto, sin embargo, no acaba de acomodar la pieza de Sandra Gutiérrez en este entramado.

Gutiérrez vivió hace unos meses una nueva dosis de popularidad luego de que acabara con un redondísimo 0 su examen oral en la postulación al Tribunal Supremo, aquella sesión en la que la senadora Paticia Arze, evista reconocida, parecía hacer señas a algunos de los examinados. La “humillación” de Gutiérrez se prolongó cuando igualmente fue habilitada como cuota de género. Aún tuvo un epílogo más: Gutiérrez decidió renunciar y postular a la Fiscalía General luego de que el mismo Lima se apresurara a lanzar la convocatoria antes de su renuncia.

En este orden de acontecimientos cualquiera podría reconocer los tentáculos de Lima en el manejo de la doctora, pero lo cierto es que Gutiérrez tiene una larga trayectoria tanto en Tarija como a nivel nacional.

Sandra Gutiérrez es Bartolina Sisa de las de siempre, en su versión profesional universitaria, de las que ya participó de la presión fiscal contra el exgobernador de Tarija Mario Cossío allá en la edad dorada de la autonomía bajo las órdenes de un pletórico Gilbert Muñoz, que ejercía de Fiscal PIA primero y departamental después.

20 meses después de la caída de Mario Cossío en diciembre de 2010 Gutiérrez asumió como secretaria de Justicia del interino Lino Condori donde mantuvo un perfil gris hasta que le estalló el escándalo de la “Condorvía”, una resolución de contrato instruida en la gestión de Condori para después trocear y licitar. Bicicleteó el escándalo como pudo y pocos meses después le llegó el cargo de Viceministra de Consumo en el gobierno de Evo Morales, desde el que saltó al Ministerio de Justicia en 2014, cargo tradicionalmente ocupado por Bartolinas, entre ellas Julia Ramos, el otro nombre clave en esta coyuntura.

Gutiérrez no continuó en el gabinete luego de las elecciones de 2015. Para entonces ya había saltado el escándalo del Fondo Indígena, pero fue después de su reemplazo cuando una de sus antecesoras y madrina dentro del movimiento de las Bartolinas, Julia Ramos, fue remitida a la prisión de Obrajes el 1 de diciembre de 2015.

Gutiérrez pasó entonces una época gris combinando algunos cargos de asesoría en la autonomía regional y otras entidades hasta que en 2019, antes de las elecciones, asumió la representación distrital del Consejo de la Magistratura en Tarija. En 2017 Julia Ramos había salido de prisión, pero mantenía un perfil bajo.

En diciembre de 2021 Gutiérrez dio el salto a la Fiscalía Departamental tras ciertas polémicas con otro ilustre: Wilson Tito, que se negó a operar ciertas denuncias de claro tinte político.

 

En aquella época Julia Ramos también dio el salto y se colocó firmemente al lado de Luis Arce y de hecho, asumió como vicepresidenta del MAS en el Congreso paralelo y no reconocido por el TSE. Ramos había sido parte del núcleo duro de Evo Morales, de su guardia pretoriana en los 90 y primeros 2000 y hasta hoy no entiende que se la olvidaran en el penal durante tres años.

A Lima y a Ramos, dos personas cercanas a Gutiérrez, se les reconoce una motivación personal contra Morales, y ni uno ni la otra quieren oír hablar de una negociación entre el arcismo y el evismo que recomponga el partido y saque una candidatura única, pero no es el caso de la exfiscal Departamental, dicen en su entorno, más preocupada estos meses por los daños causados a su carrera, y que si bien ha estado ligada a sus principios políticos, tampoco ha atravesado escándalos y ha mostrado valía técnica y sobre todo, capacidad de resiliencia para sobrevivir.

En los próximos días veremos la deriva de unos hechos que sin duda tienen un componente político de primera magnitud.