Filas por combustible, incremento de precios y moneda devaluada. La situación de Bolivia empeoró, según expertos, porque carga con dos problemas: el económico y el político.
Fuente: El Comercio
La política y la economía no van por cuerdas separadas y Bolivia es una muestra de ello. Este país, que representó el milagro económico por varios años, ahora enfrenta un escenario complicado en ambas materias, a diez meses de celebrar sus elecciones presidenciales en agosto del 2025.
Actualmente, los bolivianos sufren escasez de dólares, los conductores hacen largas filas y hasta duermen en los grifos para abastecerse de combustible. Además, l kilo de pollo se triplica en algunas ciudades por los bloqueos en las carreteras de los simpatizantes del expresidente Evo Morales, quien pese a un rechazo del 80%, según encuestas, insiste en regresar al poder con una acusación por estupro (relaciones sexuales con una menor de edad).
Pero, ¿cómo han llegado a esta situación?
Según el analista político Andrés Gómez, Bolivia afronta una crisis económica que comenzó el 2014, debido al modelo económico impuesto por el Movimiento al Socialismo (MAS), cuando Evo Morales asumió el poder y colocó a Luis Arce, actual presidente, como ministro de Economía. El funcionario fue catalogado como el autor del milagro económico. “Paradójicamente, es el causante de la crisis”, refirió Gómez durante conversatorio sobre realidad política en Bolivia, organizada por BCP en el mencionado país, del cual El Comercio fue parte.
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Los puntos clave para entender qué hizo Arce para llevar a la economía de Bolivia al déficit, son su modelo económico centrado en la administración netamente estatal y la nacionalización de las empresas. Una suerte de competencia con la empresa privada, pues mientras que el gobierno invertía entre US$5 y US$6 mil millones al año, el sector privado a penas si podía superar los US$1,5 millones.
Para Gómez, “tener el control de la economía no solo beneficiaba a los afiliados del partido, también promovía su perpetuidad en el poder”, refirió. Los errores en el modelo fueron advertidos, pero el actual gobierno “es dogmático” y no acepta errores.
Sin embargo, estas falencias no se observaron desde el principio, pues la llegada de Evo Morales al poder coincidió con una apreciación importante de combustibles como el gas, materia prima que Bolivia exporta y llegó a elevar su producto bruto interno hasta cuatro veces en un año.
“Cuando entró el MAS, se exportaba 8 millones de metros cúbicos. Con el contrato de Brasil se exportaba 31, y más el contrato de argentina, se exportaba 56 millones de metros cúbicos al día”, comentó por su parte Gustavo Pedraza, analista político que también participó en la charla.
Empoderado con esta bonanza, y con un discurso indigenista, Morales elevó el gasto del estado, tomó las instituciones e incrementó el número de funcionarios públicos de 225.000 a 521.000, explicó Pedraza.
Sin embargo, como en todo ciclo, la curva comenzó a caer el 2015 con la estabilización de los precios del gas. El contrato con Brasil acabó el 2019 y con Argentina, el mes pasado. Las exportaciones de Bolivia pasaron de estar el 2004 en US$ 3.000 millones a US$ 13.500 millones el 2014, para caer en los siguientes años a US$ 6.000 y actualmente solo a US$ 2.000 millones, recuenta Pedraza.
Sin ingresos, el gobierno utilizó las reservas internacionales para mantener el gasto público y ahora no tiene dólares suficientes ni para importar combustible, que subvenciona el Estado con aproximadamente un dólar, en promedio, por litro.
El especialista sostiene que la crisis empeoró este año porque ambos problemas, el económico y el político, se han juntado. Ahora se advierte un periodo de transición que podría poner en riesgo la vida de los bolivianos, en el caso se desaten los conflictos.
¿En tanto, qué le podría esperar al gobierno?, según Andrés Gómez, si el MAS gana, el modelo económico se perpetuará. Si hay algún candidato de oposición elegido, probablemente asumirá un gobierno en conflicto y tendrá que aplicar medidas certeras como recorte de gasto público, cierre de empresas y despido de personal. Los pronósticos, en cualquier panorama, no son tan esperanzadores.