Desde hace tiempo, mi pareja y yo estamos transmitiendo “lives” en TikTok hablando sobre la situación política, económica y social del país; aunque no tenemos la cantidad de televidentes que tienen los que venden ropa y electrodomésticos, nos hemos hecho un bonito espacio que es seguido todos los domingos por quienes comparten nuestra afición por la política, la historia y la economía.
Claro que también se conectan simpatizantes evistas, entre auténticos fans y guerreros digitales desde cuentas falsas y pasan a insultarnos o a decir “Evo es pueblo” en los comentarios cuando nos referimos a alguno de los desmanes del líder cocalero; la mayoría son cosas sin valor ni sentido, pero hay algo que no he querido dejar pasar porque además así aprovecho para hablar de mi madre, ya que acabamos de pasar la fiesta de los difuntos.
Muchas veces, en los “lives”, me reprochan diciendo que mi madre se debe de estar revolcando en su tumba al ver que cuestiono y critico al MAS y a sus líderes. Pienso que estas personas creen que mi madre tenía algún tipo de simpatía o valoración por dicho partido o incluso alguna afinidad ideológica que le habría llevado a sentir molestia por mis críticas y cuestionamientos.
Quiero dejar en claro que nada de eso es verdad: mi madre fue una figura significativa de Condepa, que no era de tendencia socialista sino nacionalista y planteaba como principio ideológico el modelo endógeno que proponía cambiar la matriz económica del país, de un sistema exportador de commodities vulnerable a los precios internacionales, a una economía endógena, capaz de industrializar las materias primas, sustituir importaciones y exportar los productos transformados por manos bolivianas.
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Condepa valoraba el trabajo de los artesanos, carpinteros, zapateros, agricultores y comerciantes y planteaba un sistema de crecimiento que generara producción y prosperidad en base a las habilidades técnicas; ello daría lugar a la instalación de industrias y empresas que serían capaz de contratar mano de obra profesional salida de las universidades.
El modelo endógeno proponía también la promoción del turismo mucho antes de que estuviera de moda la llamada economía naranja. Queda claro que todos estos principios son 100% contrarios a lo que hizo el MAS en sus varias gestiones, razón por la que hoy estamos bajo una crisis económica de la cual será difícil recuperarnos.
Por otro lado, si bien mi madre, como símbolo del partido al ser mujer aymara de pollera, alentaba el empoderamiento de mundo indígena campesino, nunca planteó la polarización ni el odio entre bolivianos; tampoco lo hizo el partido. Por eso una de las frases del Compadre era “aquí tenemos que aprender a vivir cambas, collas y k’usillos” en el entendido de que el país debía forjarse entre todos. Condepa proponía rescatar las raíces originarias del país, pero reconocía una sola nacionalidad, la boliviana, mientras que el MAS planteó el reconocimiento de varias naciones, avivando la polarización, el racismo y la discriminación en lugar de atenuarlos.
Finalmente, mi madre fue presidenta de la Comisión de la Mujer durante ocho años. Desde ese cargo se dedicó a atender casos de estupro, violación, feminicidio, violencia contra la mujer y otras vulneraciones a los derechos de las mujeres; llegó incluso al punto de proponer la ley de castración química para los violadores, sensibilizada ante los muchos casos que iban a su oficina mostrando niñas pequeñas llenas de traumas o jóvenes muertas en manos de sus violadores. Ella nunca habría encubierto este tipo de hechos, bajo ninguna circunstancia.
Remedios Loza fue una mujer de pollera que tuvo que cargar el peso de abrirle espacio a un sector marginado teniendo en contra un gobierno que la veía como incapaz e ignorante. Ella no se victimizaba, cada día leía el periódico y se sentaba, con diccionario en mano, a leer las leyes que se aprobarían para entenderlas mejor; ella no había terminado el colegio, pero nunca se valió de aquello para justificarse; conocía la CPE, el Código del Menor y el Código de Familia y era clara y elocuente en sus exposiciones, tanto en aymara como en castellano.
Termino diciendo que Remedios jamás votó por el MAS, ni siquiera en 2005, cuando hasta yo me sentí encantada por la propuesta de García Linera y Morales, que parecía querer desmantelar ese sistema podrido y decadente. Mamá sabía mejor las cosas, quizás porque lo conoció a Evo en el Parlamento, quizás porque sabía en el fondo que el MAS, como todo gran partido, como todo sueño, termina desmoronándose o convirtiéndose en aquello que juró destruir.