El mandatario obtuvo 221 votos a favor del total de 465 escaños que componen la Cámara Baja, en la segunda ronda de la votación en la que competía contra Yoshihiko Noda, el principal líder opositor
El Primer Ministro japonés Shigeru Ishiba. REUTERS/Kim Kyung-Hoon
Fuente: infobae.com
El parlamento de Japón reeligió el lunes al primer ministro, Shigeru Ishiba, después de que su coalición gobernante sufriera la peor derrota electoral en más de una década.
El Partido Liberal Democrático de Ishiba y su socio menor, Komeito, perdieron su mayoría en la cámara baja de 465 escaños, la más poderosa del parlamento bicameral de Japón, en las elecciones del 27 de octubre debido a la persistente indignación de los votantes por la mala conducta financiera de su partido y su respuesta tibia a las infracciones.
El lunes se celebró una sesión parlamentaria especial para elegir un nuevo líder en una votación requerida en los 30 días posteriores a una elección general. En el pasado, estas votaciones no atraían tanta atención porque se daba por hecho que un líder del LDP se convertiría en primer ministro. Ishiba venció al principal líder de la oposición, Yoshihiko Noda, por 221 votos rente a 160 en la primera segunda vuelta celebrada en 30 años.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, recibe aplausos tras ser reelegido como primer ministro, en la Cámara Baja del Parlamento en Tokio, Japón. 11 de noviembre de 2024. REUTERS/Kim Kyung-hoon
La mayoría de los miembros de su gabinete anterior serán renombrados, aunque Ishiba tendrá que reemplazar a tres que perdieron sus escaños o fueron afectados por los resultados electorales.
Desde el revés en los comicios, Ishiba ha rechazado dimitir y afirma que está dispuesto a cooperar con socios de coalición adicionales para aumentar la estabilidad y ayudarle a aplicar la estrategia de su partido. Noda, líder del partido de oposición centrista Partido Democrático Constitucional de Japón, ha intentado formar una coalición de oposición, pero hasta ahora sin éxito.
Ishiba enfrentará dificultades en los próximos meses, ya que necesita el apoyo de la oposición en medidas como el presupuesto y otras propuestas de ley.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, espera su turno para votar, el día en que los legisladores votan para elegir al nuevo primer ministro, en la Cámara Baja del Parlamento en Tokio, Japón, el 11 de noviembre de 2024. REUTERS/Kim Kyung-Hoon
Está considerando a un grupo conservador opositor más pequeño en ascenso, el Partido Democrático para el Pueblo, cuyos escaños se cuadruplicaron a 28 bajo su popular líder Yuichiro Tamaki.
Tamaki, un ex burócrata del Ministerio de Finanzas educado en Harvard, ha propuesto elevar la base de ingresos libre de impuestos y aumentar los salarios netos, ideas que atrajeron a votantes de bajos ingresos y más jóvenes en los comicios. Sólo quiere cooperar con el partido de Ishiba en medidas concretas, no como parte de una coalición, ya que quiere aprovechar su influencia para mejorar la posición de su partido de cara a las próximas elecciones.
Tamaki se vio afectado hace poco por un artículo en una revista que revelaba una aventura extramatrimonial, que admitió el lunes, lo que aumentaba la incertidumbre política.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, se dirige a su asiento durante una sesión en la Cámara Baja del Parlamento en Tokio, Japón, el 11 de noviembre de 2024. REUTERS/Kim Kyung-Hoon
El gobierno de Ishiba se prepara para el viaje a finales de este mes a las cumbres del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico y del Grupo de los 20, así como para una posible reunión con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en su camino de regreso.
El político, de 67 años, tomó las riendas de un PLD sumido en una profunda crisis de liderazgo desde la marcha del histórico Shinzo Abe en 2020 y salpicado por sucesivos escándalos, el último de ellos de corrupción y que se encuentra entre los motivos del castigo de los votantes.
Sus promesas de reformismo y honestidad, y el equipo de Gobierno del que se rodeó a principios de octubre -plagado de figuras veteranas y continuistas- no bastaron para recuperar la confianza de los electores, y el PLD obtuvo en los últimos comicios su peor resultado desde la última vez que perdió el poder, en 2009.