Fuente: https://www.vision360.bo
Disciplina, puntualidad y entrega eran para el actor, director y educador Hugo Pozo, las principales cualidades que se debían tener para trabajar en los escenarios. Y esos son los principios que utilizó para educar a varias generaciones de actores a lo largo de 32 años de formación artística.
“Era, al mismo tiempo, un profesor estricto, pero suave. Es decir, era firme a la hora de enseñar y durante las prácticas no toleraba retrasos y medias tintas. Pero también era un maestro que se comunicaba con sus alumnos para ver cuál era la mejor aproximación para solucionar nuestros problemas”, recordó Maddlen Terrazas, antigua alumna e integrante de la Compañía de Teatro Hugo Pozo Bolivia. “Él nos entendía”, agregó la actriz y también exalumna, Nancy Flores.
No es fácil vivir del arte en el país. Si quieres hacerlo, debes formarte y trabajar alma, vida y corazón.
Hugo Pozo
Ellas, junto con centenares de sus excompañeros de talleres, acudieron a las exequias del reconocido actor, director, dramaturgo y educador paceño. El velorio y la misa de cuerpo presente se llevaron adelante en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, como corresponde a una figura que tanto influyó en el teatro y en el cine nacionales.
Una vida dedicada al teatro
No es una exageración afirmar que Hugo Pozo Arias dedicó casi la totalidad de su vida al escenario. De hecho, cuando falleció el pasado lunes 4 de noviembre, lo hizo después de realizar una última función.
“Mi padre siempre destacó la importancia de cumplir con los compromisos que uno asume. Así que era una roca cuando tenía programada una presentación, como lo que pasó el fin de semana”, recordó Guery Pozo.
El domingo 3 de noviembre, la compañía tenía una función de la obra Zambo Salvito en la ciudad de El Alto. Horas antes, Pozo sufrió un dolor fuerte en el vientre, pero se negó a cancelar.
“Actuó con la fuerza de siempre. Una vez que terminamos, volvió el dolor y fuimos al hospital”, donde falleció.
Así, el Maestro de las Artes, como fue reconocido por el Ministerio de Culturas, dejó este mundo haciendo lo que más le gustaba: actuar.
Nos explicaba que, aunque todos son necesarios, nadie es irreemplazable. Si no llegas a tiempo y no das el 100 %, siempre hay otro”.
Maddlen Terrazas
Sus alumnos e hijo recuerdan que Pozo siempre aseguró que lo quiso desde niño, animado por las películas mexicanas de la era de oro de esa industria.
No fue fácil, porque en el país no existía una escuela de actuación, ni para teatro, ni para cine. Pero se formó con Eduardo Cassis y debutó en 1972.
Pero no fue lo único que aprendió, puesto que paralelamente a su trabajo en las tablas, Pozo estudió en la Normal. “Mi padre tenía pasión por la enseñanza, porque sabía lo difícil que era educarse”, agregó Guery.
Forjando el futuro
Comenzó a dictar sus talleres al poco tiempo de fundar su compañía en 1972. Primero colaboró con algunos de sus compañeros de las tablas, después se dedicó solo a enseñar.
“Nada era improvisado. Era un profesor muy técnico que brindaba la mejor información”.
Nancy Flores
Muchos de sus alumnos llegaron a sus aulas, las cuales cambiaron varias veces de lugar, después de ser parte del público en una de sus presentaciones. “Fui a verlo en una obra en el Teatro Municipal. Quedé encantada y quise meterme en ese mundo”, confesó la diseñadora y animadora Adrianni Ramos, otra de sus alumnas.
Para Nancy fue Dios quien la llevó a los talleres. “Tenía interés en actuar, pero no sabía cómo prepararme, hasta que encontré un anuncio de uno de sus talleres. Ya conocía, cómo no, la obra del maestro. De niña pasaba por el entonces Cine México y veía las largas filas para entrar a sus funciones, y en ese instante descubrí su capacidad para enseñar”, contó a Visión 360 la actriz independiente.
Desde el principio Pozo mostraba que “no se juega” con el teatro. Exigía a sus alumnos las tres cualidades que aplicaba en la realización de sus obras: disciplina, puntualidad y entrega.
“Nos explicaba que, aunque todos son necesarios, nadie es irreemplazable. En el teatro, si no llegas a tiempo y no das el 100% al trabajo, siempre hay otro actor en ciernes para suplir. Vimos a mucha gente talentosa quedarse en el camino porque no cumplía”, reveló Terrazas, quien colaboró con su antiguo maestro por 17 años.
Si era la primera vez que un alumno participaba en sus clases, comenzaba con lo básico, pero dentro de las técnicas profesionales. “Nada era improvisado. Era un profesor muy técnico que brindaba la mejor información”, agrega Flores.
Además, los sumergía de forma inmediata al denominado teatro popular o costumbrista. En ese sentido, trabajaba mucho en la creación de personajes.
“Enfatizaba mucho en que al momento de crear nuestros personajes, debíamos beber de nuestra propia experiencia”.
Adrianni Ramos
“Enfatizaba mucho en que al momento de crear nuestros personajes debíamos beber de nuestra propia experiencia. Y en eso el teatro popular aporta muchísimo, ya que retrata nuestra realidad. Todos los personajes que se ven en el escenario, en las obras que dirigió y protagonizó el maestro, son sacados de nuestra realidad cotidiana”, agregó Ramos.
Las clases no solo se limitaban a los salones. Los alumnos tenían que presentarse, como una especie de examen final, ante el público.
Estas obras no solo servían a Pozo para evaluar el avance, sino, le permitían ver quiénes podrían sumarse a la compañía. De esa manera, el maestro sembró tres generaciones.
PERFIL
Í° NACIMIENTO · Hugo Pozo nació en La Paz, el 25 de agosto de 1949. Tenía 75 años cuando falleció, el 4 de noviembre de 2024.
Í° TRAYECTORIA· Comenzó su trayectoria en las tablas en 1972. En 1992 formó su propia compañía, Compañía de Teatro Hugo Pozo Bolivia, en la que también formó a tres generaciones de artistas. Participó en más de una veintena de películas y 300 obras teatrales.