¿Somos irracionales? Los sesgos cognitivos

Sesgos cognitivos: ¿Por qué tomamos decisiones irracionales?
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Ronald Palacios Castrillo

Cualquiera que haya pasado algún tiempo en las redes sociales puede atestiguar que los seres humanos actuamos de manera irracional. Las cámaras de eco de Internet son un buen ejemplo de ello. Las personas se unen a grupos o siguen cuentas que solo comparten información que respalda la teoría en la que ya creen. Cuando encuentran evidencia que contradice sus creencias, la ignoran o descartan y solo interactúan con publicaciones que refuerzan sus puntos de vista. Este comportamiento irracional conduce a percepciones distorsionadas de la realidad que perpetúan la desinformación y hacen que las personas se afiancen aún más en sus puntos de vista sesgados.

Esta observación conductual establecida desde hace mucho tiempo, corroborada ahora por varios campos de investigación de las ciencias sociales, tiene vastas implicaciones para la medicina, la ciencia, la política y la salud pública. Nuestra irracionalidad está tan arraigada en nuestra conciencia colectiva que la mayoría de nosotros ni siquiera somos conscientes de ella.



Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la opinión predominante en los círculos académicos e intelectuales fue que las personas eran seres inherentemente racionales que estaban naturalmente inclinados a la toma de decisiones racionales. La economía clásica, por ejemplo, se basaba en la idea de un «actor racional» que tomaba decisiones de manera lógica y consistente en su propio beneficio. No fue hasta la década de 1970 que dos psicólogos, Daniel Kahneman y Amos Tversky, desafiaron estas teorías con una investigación pionera que demostraba que la toma de decisiones humana está limitada por un conjunto de patrones predecibles de error en el pensamiento llamados sesgos cognitivos.

Hablando de «irracional», recomendamos encarecidamente «El simio irracional: por qué la lógica defectuosa nos pone a todos en riesgo y cómo el pensamiento crítico puede salvar al mundo» de David Robert Grimes. En él, el Dr. Grimes presenta un caso convincente de la importancia del pensamiento claro y racional, ilustrado con ejemplos del mundo real, incluido cómo el pensamiento crítico literalmente salvó al mundo durante un momento tenso en la Guerra Fría. Es un excelente complemento a nuestra discusión sobre los sesgos cognitivos en la ciencia y ofrece estrategias prácticas para mejorar nuestras habilidades de pensamiento crítico.

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¿Qué son los sesgos cognitivos?

El cerebro humano es increíblemente hábil para procesar grandes cantidades de información; su eficiencia y capacidad son verdaderamente notables. Es responsable de interpretar las entradas sensoriales, gestionar las funciones fisiológicas, ordenar y recuperar recuerdos y tomar decisiones, ¡todo al mismo tiempo! Los sesgos cognitivos, por lo tanto, surgen del intento del cerebro de simplificar y acelerar el procesamiento de esta gran cantidad de información. Son errores sistemáticos en el pensamiento que afectan la forma en que las personas perciben la realidad y hacen juicios, lo que a menudo conduce a comportamientos y decisiones irracionales. Por lo tanto, es crucial que los científicos sean conscientes de los sesgos cognitivos, ya que estos errores de pensamiento pueden introducirse e interferir con la objetividad y la fiabilidad de los resultados. Demos algunos ejemplos de sesgos cognitivos y cómo pueden interferir potencialmente con el proceso científico.

Sesgo de anclaje

Esto ocurre cuando las personas dan demasiada importancia a la primera pieza de información que encuentran (el “ancla”) al emitir juicios o tomar decisiones. En los ensayos clínicos, las estimaciones iniciales de la eficacia de un nuevo fármaco pueden servir como “ancla” para evaluaciones posteriores del medicamento. Por ejemplo, si los primeros resultados sugieren que el tratamiento tiene una tasa de éxito del 75 %, los investigadores pueden inclinarse a comparar inconscientemente los nuevos hallazgos con esta cifra inicial, lo que podría distorsionar las interpretaciones o influir en los investigadores para que pasen por alto evidencia más débil.

Heurística de disponibilidad

Este sesgo implica confiar en ejemplos inmediatos que vienen a la mente al evaluar un tema o una decisión. Por ejemplo, un médico-científico que estudia enfermedades infecciosas raras y lee con frecuencia estudios de casos en revistas médicas podría sobreestimar la prevalencia de estas enfermedades en la población general. Esto podría llevar a un énfasis desproporcionado en la evaluación o incluso el diagnóstico incorrecto de este tipo de afecciones en pacientes en relación con enfermedades más comunes.

Falacia del costo irrecuperable

Esta es una falacia particularmente generalizada en la ciencia. Se refiere a la tendencia de las personas a continuar con un esfuerzo una vez que se ha realizado una inversión de tiempo, dinero o recursos, incluso si está claro que la decisión ya no es beneficiosa. Por ejemplo, el directorio de una empresa de biotecnología en el sector privado podría seguir financiando un estudio sobre un fármaco en particular que está produciendo resultados no concluyentes o negativos porque ya ha invertido recursos significativos. Este sesgo a menudo impide que los científicos cambien a vías de investigación más prometedoras y abandonen hipótesis obsoletas.

 Efecto de dotación

Un sesgo similar que suele ir de la mano con la falacia del costo hundido es el efecto de dotación, la inclinación de las personas a valorar algo más altamente simplemente porque lo poseen o lo desarrollaron. Esta inclinación es particularmente generalizada entre los científicos investigadores establecidos que han trabajado durante años desarrollando una hipótesis y generando datos para respaldarla, lo que hace que pongan un énfasis indebido en sus propias teorías y datos simplemente porque son los creadores. Esto podría conducir a un sesgo en la interpretación de los resultados y/o una renuencia a aceptar hipótesis alternativas o ampliar el alcance de un tema de investigación.

Sesgo de confirmación

Este es posiblemente el sesgo cognitivo más popular y afecta prácticamente a todos los aspectos de la vida, desde las creencias personales hasta los juicios profesionales, y actúa como uno de los obstáculos más insidiosos para el pensamiento crítico y la toma de decisiones racional. El sesgo de confirmación se refiere a la propensión de las personas a favorecer la información o las interpretaciones que confirman sus creencias o hipótesis preexistentes. En otras palabras, es la propensión natural a buscar, interpretar y recordar información de una manera que respalde lo que ya se piensa o cree, mientras se descartan o subestiman las evidencias que contradicen esas opiniones. Cuando se trata de ciencia, el sesgo de confirmación puede distorsionar drásticamente el proceso de investigación, lo que lleva a resultados que pueden exagerar el valor de una teoría o un conjunto de experimentos determinados y a la falta de información sobre posibles problemas. Esta es una de las razones por las que el ensayo“ doble ciego” es tan importante en los estudios científicos.

Reducción del sesgo en la ciencia

El cegamiento es una técnica utilizada en la investigación experimental para evitar que los participantes y/o los científicos conozcan detalles específicos que podrían influir en su comportamiento o interpretación de los resultados. Ayuda a garantizar que los resultados de un estudio no se vean afectados por creencias o expectativas preexistentes, ya sean intencionales o no. El principal ejemplo de esto es el ensayo de medicamentos doble ciego controlado con placebo, que a menudo se considera el «estándar de oro» a la hora de evaluar la eficacia y la seguridad de una intervención farmacéutica. Una característica clave de este tipo de experimento es que ni los participantes ni los científicos que administran el tratamiento saben qué participantes están recibiendo el tratamiento bioactivo y cuáles están recibiendo el tratamiento de control/placebo, lo que ayuda significativamente a mitigar el sesgo de confirmación, lo que conduce a resultados más confiables y válidos.

El punto ciego del sesgo

Lo interesante de los sesgos cognitivos, y por qué son tan difíciles de combatir, es que si bien podemos tender a reconocer el sesgo en los demás, a menudo no vemos estos mismos sesgos en nosotros mismos. En otras palabras, ser conscientes de nuestros sesgos cognitivos no evita por completo que afecten nuestros procesos de pensamiento y toma de decisiones. Estos sesgos están profundamente arraigados y, a menudo, son extremadamente difíciles de reconocer.

Una investigación reciente sobre la lucha contra la desinformación (o “contenido engañoso”), según informó NPR, ofrece información muy relevante para abordar los sesgos cognitivos en la ciencia. Al igual que en las interacciones personales, la comunicación científica eficaz requiere comprender la perspectiva de la audiencia, utilizar un lenguaje apropiado y brindar información detallada y culturalmente relevante. Los científicos deben reconocer que cambiar creencias profundamente arraigadas, ya sea en el público en general o dentro de la comunidad científica, es un proceso gradual que requiere paciencia, empatía y una comunicación clara y persistente.

¿Ciencia imparcial?

Dados todos estos sesgos y lo difícil que es enfrentarlos, ¿se puede lograr alguna vez una verdadera “ciencia imparcial”? La ciencia apunta a ser lo más imparcial posible, pero al final del día, es un esfuerzo humano y, por lo tanto, imperfecto. Sin embargo, los científicos se someten a años de capacitación extensa y rigurosa enfocada en mejorar la objetividad y minimizar los sesgos. Algunas de las estrategias más efectivas son:

1.Metodologías de investigación y diseño experimental que incluyen cegamiento, aleatorización y grupos de control.

Adherencia a estándares establecidos, tales como protocolos experimentales estandarizados y pautas de informes, asegurando la coherencia.

  1. Un proceso de revisión por pares mediante el cual otros expertos en el campo evalúan un estudio para identificar errores de pensamiento y análisis que el investigador original podría haber pasado por alto.
  1. Análisis estadísticos y correcciones para garantizar que los resultados sean confiables y no se deban al azar o a una mala interpretación, incluido el cumplimiento de planes analíticos predefinidos.
  1. Estudios de replicación para verificar/confirmar si los hallazgos de la investigación científica original pueden reproducirse en condiciones similares o con ligeras variaciones.
  1. Al implementar estas estrategias y muchas otras, los científicos pueden reducir el impacto de los sesgos cognitivos en sus investigaciones, lo que conduce a hallazgos más precisos y confiables. Si bien es posible que no podamos eliminar los sesgos que se introducen de vez en cuando, la vigilancia continua y la adhesión al método científico permiten mantener la integridad científica y continuar luchando por esa aspiración completamente «imparcial».

Sin tonterías, solo…

-Ciencia imparcial