“HAY PÉRDIDA DE VALORES”
Obispo del Vicariato de Pando, monseñor Eugenio Coter. Foto/captura
Fuente: erbol.com.bo
l obispo del Vicariato de Pando y delegado de comunicación para la CXV Asamblea de Obispos en Bolivia, monseñor Eugenio Coter, cuestionó la falta de capacidad de las máximas autoridades del país para afrontar la crisis económica que atraviesa Bolivia.
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En una entrevista con el programa Hagamos Democracia de la red Erbol, el religioso expresó que esta crisis no es únicamente económica o política, sino fundamentalmente ética.
“Es una crisis ética porque indica una pérdida de valores en el quehacer social que no toma en cuenta una lectura concreta de la realidad. Están atentos a la realidad, pero no responden a los desafíos, ya sea porque no la conocen o porque son incapaces. Y esta incapacidad va desde arriba hacia abajo y viceversa, desde las máximas autoridades hasta los dirigentes de barrio”, afirmó el obispo, evidenciando una desconexión entre los líderes y las necesidades de la población.
Coter enfatizó que para superar la crisis se requiere un cambio de actitudes, priorizando el bien común sobre los intereses particulares o sectoriales. “No se puede dialogar con doble intención ni anteponer el interés de un grupo sobre el bienestar general. Esto es lo que está destruyendo la estructura del país”, aseguró.
Además, instó a adoptar un enfoque desideologizado y basado en la realidad concreta, recordando las palabras del Papa Francisco sobre cómo la ideologización distorsiona la visión de los problemas y sus soluciones.
El obispo concluyó señalando que la crisis estructural, reflejada en problemas como el aumento de la inflación, la escasez de alimentos y el encarecimiento de servicios básicos, afecta principalmente a la población más vulnerable. «Los que pagan los platos rotos son siempre los más pobres, y es urgente que todos los sectores trabajen unidos para reconstruir el país sobre bases éticas y solidarias».
El obispo Coter señaló que la inviabilidad del modelo económico actual se refleja en indicadores preocupantes como el riesgo país, que sitúa a Bolivia en uno de los niveles más altos de América del Sur. Este panorama genera un encarecimiento de los créditos internacionales y limita severamente las posibilidades de acceso a financiamiento para el desarrollo.
Según el religioso, esta situación no es únicamente coyuntural, sino que revela una crisis estructural que afecta a todos los sectores de la sociedad, especialmente a las personas de menores ingresos. “¿Y quién la sufre? La gente de a pie”, enfatizó, haciendo un llamado a priorizar el bien común y dejar de lado intereses particulares o ideológicos.
Insistió en que se requiere un cambio profundo en la gestión económica y social para evitar que las medidas de corto plazo sigan profundizando el deterioro de la estructura país.