Encuesta: El 76% percibe que aumento de precios representa un alto riesgo para su economía personal


La economía boliviana enfrenta un escenario muy negativo en el que la inflación se ha convertido en un factor determinante en la vida cotidiana de los ciudadanos. A los bolivianos les preocupa la economía y la inflación mucho más que al promedio de los otros países de la región consultados.

APG

Fuente: Brújula Digital

 



Según un estudio de Ipsos CIESMORI, el 76% de los encuestados percibe que el aumento de precios representa un “alto riesgo” para su economía personal, mientras que el 87% identifica esta problemática como una amenaza significativa para el país.

Estas cifras, que han mostrado un incremento constante durante el año, reflejan un panorama de creciente incertidumbre económica.

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El estudio se basa en una mezcla de encuestas presenciales y digitales en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz. Se realizaron 1.800 entrevistas . “El diseño y tamaño muestral permiten observar los resultados con un margen de error referencial de 2,31%”, dice la ficha técnica de la empresa. El estudio se realizó en septiembre pasado.

El estudio señala que la presión inflacionaria ha obligado a los bolivianos a replantear sus hábitos de compra y consumo. Los alimentos básicos, como arroz, carne y frutas, se han vuelto prioridades esenciales para la mayoría de las familias, mientras que productos considerados superfluos, como galletas, chocolates y bebidas alcohólicas, han sido relegados a un segundo plano.

Este cambio se refleja en la percepción general de las compras: un 76% de los consumidores indica que los precios de los productos han subido considerablemente, una sensación que supera con creces el promedio global, situado en 31%.

Los efectos de la inflación también han modificado la forma en que las personas enfrentan sus gastos. Las estrategias más comunes incluyen cocinar más en casa, limitar salidas y posponer compras no esenciales.

Además, el 86% de los encuestados afirmó que ha recortado gastos en las últimas semanas, destacando una tendencia hacia un consumo más austero.

En medio de este panorama, la digitalización está ganando terreno como una respuesta al contexto económico. Aunque el efectivo sigue siendo el método de pago predominante, con un 86% de preferencia, las transferencias por QR y el uso de billeteras móviles han mostrado un crecimiento sostenido.

Este cambio refleja una creciente confianza en las herramientas digitales y una adaptación a las nuevas dinámicas de consumo.

Sin embargo, las diferencias entre regiones y sectores socioeconómicos son notables. Las ciudades de Santa Cruz y El Alto lideran el uso de métodos digitales, mientras que los sectores de menores ingresos aún dependen mayoritariamente del efectivo. Esta disparidad evidencia los retos de incluir a toda la población en los beneficios de la digitalización.

A pesar de las dificultades económicas, el estado de ánimo general de los bolivianos se mantiene relativamente positivo en comparación con el promedio global.

Sin embargo, la frustración y el miedo han aumentado, lo que sugiere que el impacto emocional de la crisis está cobrando factura.

El 95% de los encuestados señala haber adoptado medidas para controlar sus gastos, lo que incluye desde limitar actividades sociales hasta crear presupuestos personales estrictos. Estas decisiones, aunque necesarias, reflejan la magnitud de los desafíos que enfrentan los hogares bolivianos.

Ipsos CIESMORI resalta que la inflación no solo afecta a los consumidores, sino también a las empresas, que deben adaptarse a un mercado donde la sensibilidad al precio y la búsqueda de ofertas son fundamentales.

Además, el informe subraya que la percepción de que algunas empresas están aprovechando la inflación para aumentar sus ganancias, una creencia compartida por el 80% de los encuestados, está erosionando la confianza de los consumidores.

Este escenario plantea la necesidad de políticas públicas que estabilicen los precios y reduzcan las brechas sociales y económicas. La inflación, como principal preocupación de los bolivianos, no solo representa un desafío económico, sino también una prueba para la cohesión social y la capacidad del país de adaptarse a un contexto global de volatilidad.

“Para empresas, instituciones y ciudadanos, este estudio es una herramienta valiosa para comprender las dinámicas sociales y económicas que configuran el presente y el futuro de Bolivia, en un momento donde la resiliencia y la adaptación son más necesarias que nunca”, dice el informe de la empresa.

BD/RPU


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