La firma de un acuerdo de oposición entre Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Jorge Tuto Quiroga, y Samuel Doria Medina, constituye un hito histórico en la política boliviana de los últimos veinte años. Evo Morales, siempre luchó contra las coaliciones antes de ser gobernante para llegar al poder mediante la máxima romana “divide et impera”.
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Pero ahora las cosas son distintas. La unidad de la oposición, con independencia de los colores políticos y las personalidades que la representan, son la antesala de un proyecto de país cuyo norte debe ser la democracia y la libertad.
Según distintas agencias, el acuerdo tiene dos metas: “terminar con el nefasto ciclo del MAS y contar con un programa que cambie radicalmente el rumbo catastrófico con medidas que recuperen la democracia, la institucionalidad y la independencia de poderes, sin perseguidos ni presos políticos“. Y es que muchos de los perseguidos políticos, por poner un sólo ejemplo, tienen inclusive la condición de refugiados según la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. Peor penuria que un largo exilio no existe. Los refugiados han comprobado ante el ACNUR que son perseguidos políticos y su atención de retorno debe ser primaria.
Por lo tanto, corresponde, como primera medida de la coalición republicana, una amnistía general e irrestricta en favor de todos los presos y perseguidos políticos. Y en segundo lugar, cambiar radicalmente la estructura política, social y económica heredada del Movimiento al Socialismo, a través de medidas inteligentes que iré desarrollando más adelante.
La candidatura única, es la solución, sin duda. Debemos dejar a un lado diferencias que solamente dañan la posibilidad de dar mejores días a los habitantes de Bolivia, así como viejos rencores de décadas pasadas, y pensar que existe la posibilidad de un cambio copernicano.
Imagino que a estas alturas los líderes mencionados han hecho un gran esfuerzo de concertación. Lo que toca es trabajar para que se consoliden las ideas y establecer condiciones válidas para la elección del futuro binomio.
Mauricio Ochoa Urioste es abogado