Un informe del BID muestra que la región sigue atrapada en la desigualdad. La mitad de las personas en situación de indigencia están concentradas en tres países, siendo el caso de Venezuela especialmente crítico. El 39% de los pobres son menores de 15 años
Un niño reza antes de comer en el albergue de la Fundación Kapuy -que apoya a niños en situación de abandono o con graves problemas de salud, incluida la desnutrición- en Maracay, Venezuela (YURI CORTEZ/AFP/archivo)
Fuente: infobae.com
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Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que, a pesar de los avances logrados durante las primeras dos décadas del siglo XXI, la pobreza sigue afectando a más de 200 millones de personas en América Latina y el Caribe, de las cuales cerca de 100 millones viven en condiciones de pobreza extrema.
La investigación, titulada “Diez hallazgos sobre la pobreza en América Latina y el Caribe”, ofrece un análisis detallado sobre la magnitud, distribución y características de la pobreza en la región, así como sobre las condiciones de vida de quienes la padecen.
El estudio utiliza un enfoque descriptivo basado en encuestas de hogares, comparando personas por debajo y por encima de distintas líneas de pobreza. Se establecen dos umbrales principales: pobreza extrema (menos de USD 3.65 por persona al día) y pobreza moderada (entre USD 3.65 y USD 6.85), utilizando la paridad de poder adquisitivo de 2017.
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La investigación abarca 18 países de América Latina y el Caribe, utilizando datos desde 2003 hasta 2023, principalmente a través de encuestas de hogares y, en algunos casos, encuestas de fuerza laboral. El cálculo de pobreza se realiza a nivel de hogar, dividiendo el ingreso total (que incluye ingresos laborales, no laborales y beneficios no monetarios) entre el número de miembros del hogar.
Varios países quedaron fuera del análisis por falta de datos comparables o actualizados, incluyendo Nicaragua, Haití, Belice, Bahamas y Surinam y Trinidad y Tobago.
El informe identifica que más de la mitad de las personas en pobreza extrema están concentradas en tres países: Brasil, México y Venezuela.
“Estos tres países concentran el 60% de los pobres y el 59% de los extremadamente pobres de la región”, señala el documento.
Esta realidad plantea la necesidad de implementar políticas focalizadas en estos países para abordar las causas estructurales que perpetúan estas condiciones.
La pobreza tiene rostro urbano, pero persisten desafíos rurales
Vecinos en fila para recibir alimentos básicos gratuitos ante la escuela primaria de Santa Ana, en Asunción, Paraguay, durante las cuarentenas contra el COVID-19 (AP Foto/Jorge Sáenz)
El estudio detalla que dos tercios de las personas en situación de pobreza y poco más de la mitad de aquellas en pobreza extrema residen en áreas urbanas. Sin embargo, esta distribución varía considerablemente entre países. Mientras que en Bolivia y Guatemala la pobreza extrema está fuertemente concentrada en zonas rurales, en países como Chile y Uruguay el problema tiene un rostro predominantemente urbano.
Esta diferencia geográfica plantea desafíos específicos, por lo que las estrategias para abordar la pobreza en contextos urbanos difieren de las necesarias para las zonas rurales, donde la falta de infraestructura y servicios básicos suele ser más pronunciada, según los autores del informe Jillie Chang, David K. Evans y Carolina Rivas Herrera.
Grupos más afectados: niños, afrodescendientes e indígenas
Un niño indígena de la etnia Mbya Guaraní come una fruta en la comunidad Pindo Poty, en Rio Grande do Sul, Brasil (REUTERS/Diego Vara)
El informe revela que ciertos grupos demográficos enfrentan mayores niveles de pobreza. Los afrodescendientes, los pueblos indígenas y los niños tienen entre 11 y 15 puntos porcentuales más probabilidades de ser pobres que el promedio de la población.
La infancia es particularmente vulnerable: el 39% de las personas en extrema pobreza en la región son menores de 15 años.
Las tasas de pobreza infantil en América Latina siguen siendo alarmantemente altas, lo que perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional difícil de romper sin intervenciones efectivas
“Los hogares con niños también tienen más probabilidades que la media de ser pobres […] los niños tienen 14 puntos porcentuales más de probabilidades de ser pobres que el conjunto de la población (47% frente al 33%)”, según el informe.
Además, los hogares pobres tienden a tener más jóvenes y menos adultos mayores en comparación con los hogares no pobres.
La persistencia de la pobreza crónica
Una madre y su hijo entran en una casa improvisada cerca del antiguo vertedero de Gramacho, en el barrio Jardim Gramacho de Duque de Caxias, Río de Janeiro. (Lianne Milton/Bloomberg)
Uno de los hallazgos más significativos es que la pobreza extrema tiende a ser crónica.
Para analizar la pobreza crónica versus transitoria, los investigadores construyeron paneles sintéticos durante un período de 11 años (2013-2023), clasificando los hogares en cuatro categorías: pobres crónicos (pobres por cinco años o más), pobres transitorios (pobres por cuatro años o menos), futuros pobres (caen en pobreza durante el período) y nunca pobres (consistentemente sobre la línea de pobreza).
Según el BID, el 88% de los hogares en pobreza extrema permanecen en esta situación durante largos períodos, lo que refleja la dificultad de superar estas condiciones sin apoyo sostenido.
En contraste, la pobreza moderada presenta una mayor movilidad, con una proporción más equilibrada entre la pobreza crónica y la transitoria.
“Casi la mitad de los individuos que eran moderadamente pobres en 2013 permanecieron en pobreza moderada durante al menos cinco de los diez años siguientes”, indica el estudio
Países como Costa Rica y Perú muestran no obstante niveles particularmente altos de pobreza crónica entre los moderadamente pobres.
Avances desiguales y retrocesos recientes
La pobreza en América Latina y el Caribe se redujo casi a la mitad desde 2003, pasando del 58% al 30% en 2023. Sin embargo, la mayor parte de esta mejora ocurrió durante la primera década del siglo, impulsada en gran medida por el auge de los precios de las materias primas.
El progreso se estancó después de 2014 y sufrió un retroceso significativo durante la pandemia de COVID-19, cuando la pobreza regional aumentó del 35% en 2019 al 39% en 2020. Aunque las cifras han vuelto a disminuir, el impacto de la crisis sanitaria dejó secuelas persistentes en los hogares más vulnerables.
Un niño es diagnosticado de desnutrición en Maracaibo, Venezuela. El país es el único que ha experimentado un aumento sostenido de la pobreza (REUTERS/Gaby Oraa)
“Desde 2021, las tasas de pobreza volvieron a mostrar una tendencia decreciente en la región, bajando del 38% en 2021 al 30% en 2023, alcanzando finalmente niveles de pobreza más bajos en 2023 que antes de la pandemia”, señala el informe
El caso de Venezuela es especialmente crítico. A diferencia de la tendencia regional, el país ha experimentado un aumento sostenido de la pobreza, que pasó del 65% en 2003 al 71% en 2023.
Desigualdad en activos y servicios básicos
Un mural en un callejón del barrio de Villa Fátima de Buenos Aires, Argentina (Sarah Pabst/Bloomberg)
El acceso a bienes y servicios esenciales también refleja importantes brechas entre los hogares pobres y no pobres.
“Los pobres tienen muchas menos probabilidades de tener un ordenador, pero no muchas menos de tener un teléfono móvil”, afirma el informe.
En términos de servicios básicos, el 80% de los extremadamente pobres tienen acceso a electricidad, pero solo el 20% cuenta con sistemas de alcantarillado conectados a redes públicas. Además, la brecha en acceso a internet sigue siendo un desafío significativo.
Desigualdad en el empleo y acceso a servicios de salud y educación
Una mujer sirve platos con comida a los alumnos durante el recreo de clase en la escuela Sao Jose de Morro Do Veridiano, municipio de Belagua, estado de Maranhao, Brasil, (REUTERS/Nacho Doce/archivo)
El empleo formal sigue siendo un espejismo para los no pobres. Estos tienen cinco veces más probabilidades de estar empleados formalmente que los extremadamente pobres. Esta disparidad no solo afecta los ingresos, sino también el acceso a beneficios laborales y protección social.
En cuanto a la educación, la brecha es igualmente alarmante. Los extremadamente pobres tienen tasas de finalización de la educación secundaria significativamente más bajas, y sus hijos suelen asistir menos al preescolar. Esto perpetúa las desventajas a lo largo de su vida laboral, lo que perpetúa las barreras para la movilidad social.
En salud, casi el 50% de los más pobres carecen de seguro médico, en comparación con solo el 20% de los más ricos, lo que impacta en su calidad de vida y bienestar general.
Cobertura de programas sociales: una deuda pendiente
A pesar de los esfuerzos realizados, “menos de la mitad de los hogares pobres reciben transferencias monetarias condicionadas”, según el informe. Además, un 11% de los no pobres también acceden a estos beneficios, lo que sugiere problemas en los mecanismos de focalización.
Un llamado urgente a políticas efectivas
El informe concluye que abordar la pobreza en América Latina y el Caribe requiere intervenciones más focalizadas y adaptadas a las características específicas de cada grupo y territorio. Aunque advierte que orientar los esfuerzos de ayuda puede no ser suficiente para resolver la persistente crisis de pobreza de la región.
Según los investigadores, las organizaciones internacionales deberían concentrar sus recursos en países concretos donde se concentra la pobreza. Sus datos muestran que la pobreza afecta de forma diferente a las comunidades, lo que exige enfoques adaptados. Según el estudio, los hogares pobres comparten características comunes: múltiples hijos, acceso a teléfonos móviles pero no a empleos formales, y servicios sanitarios y educativos limitados.
Sin embargo, los expertos advierten que comprender estos patrones no garantiza el éxito de la intervención. Aunque algunos programas resultan prometedores -desde la ampliación del acceso a la educación hasta la formalización de empleos informales-, la mayoría no ha realizado un seguimiento de su impacto a largo plazo en los índices de pobreza.
Sus conclusiones subrayan el reto que supone medir qué programas de lucha contra la pobreza funcionan realmente, sobre todo para los 100 millones de personas que se calcula que viven en la pobreza extrema en toda la región.
“Nos queda mucho por aprender sobre el alivio de la pobreza, especialmente en el caso de los pobres crónicos”, concluyen los investigadores.
Los 10 hallazgos del BID, en resumen:
- Cantidad de personas en pobreza: Más de 200 millones de personas en la región viven en pobreza, de las cuales cerca de 100 millones están en pobreza extrema. Más de la mitad de los extremadamente pobres se concentran en Brasil, México y Venezuela.
- Distribución geográfica: Dos tercios de los pobres y algo más de la mitad de los extremadamente pobres residen en áreas urbanas.
- Grupos más afectados: Los afrodescendientes, los pueblos indígenas y los niños tienen entre 11 y 15 puntos porcentuales más probabilidades de ser pobres en comparación con la población general.
- Pobreza crónica vs transitoria: En promedio, el 88% de los hogares en pobreza extrema son también crónicamente pobres.
- Evolución de la pobreza: La pobreza en la región ha disminuido aproximadamente a la mitad desde 2003, con casi toda esa mejora lograda en los primeros diez años.
- Estructura de los hogares: Los hogares pobres tienen el doble de jóvenes y menos ancianos en comparación con los no pobres.
- Acceso a activos: Los pobres tienen menos acceso a computadoras, pero casi el mismo acceso a teléfonos móviles que los no pobres.
- Empleo formal: Los no pobres tienen cinco veces más probabilidades de estar empleados formalmente que los extremadamente pobres y el doble que los moderadamente pobres.
- Acceso a servicios de salud y educación: Los más pobres tienen 2,3 veces más probabilidades de carecer de seguro médico y muestran tasas significativamente más bajas de finalización de la escuela secundaria.
- Redes de protección social: Menos de la mitad de los pobres viven en hogares que reciben transferencias monetarias condicionadas.
EL INFORME COMPLETO