Más vergüenza para Venezuela


Emilio J. Cárdenas*

EMILIO-CARDENAS-GRANDE Un régimen izquierdista que sostiene (falsamente) ser el legítimo representante del pueblo de su país, como el que encabeza Nicolás Maduro acaba, irónicamente, de ser incluido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la lista “negra”, corta, conformada por los 25 países del mundo que violan los convenios de esa organización. Lo antedicho ocurrió en el trascurso de la Conferencia Internacional del Trabajo que, presidida esta vez por el argentino Daniel Funes de Rioja, se desarrolló, como es habitual en la ciudad de Ginebra, en Suiza.

Venezuela ha violado el llamado Convenio 26 sobre la forma y métodos para fijar los salarios mínimos. Esto no es sorprendente porque en Venezuela la ley ha sido reemplazada por el capricho de Nicolás Maduro que decide los ajustes salariales, como todo, de la manera en que se le da la real gana. Sin consultar ni a los sindicatos, ni a los empresarios.



Ocurre que Nicolás Maduro -cuya legitimidad de origen está sumamente cuestionada, porque no auditó las cifras que presuntamente lo consagraron presidente de manera integral, como le había solicitado la UNASUR- no cree que las opiniones o visiones de los sindicalistas tengan mérito o valor alguno. Mucho menos aún, las de los empresarios. El sabe todo y decide todo, incluyendo los niveles salariales, en un país que -por tener la inflación hoy más alta del mundo, que algunos calculan ya en un orden del 70% anual- tiene una sociedad que contempla -absolutamente impotente- como el dinero se evapora raudamente, tan pronto como llega a los bolsillos.

Como la reunión de la OIT se desarrollará hasta el 12 de junio próximo, no sería para nada sorprendente que se encontrara alguna fórmula para sacar a Venezuela de esa incómoda posición. Aunque lo cierto sea que la virtud de la prolijidad no es característica del andar de la patológica administración venezolana. Todo lo contrario, más bien, desde que el caos en el que Venezuela está sumergida es total y ha inundado a todas las esferas de la castigada sociedad venezolana.

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Cabe agregar que la OIT ratificó toda una serie de recomendaciones que ya habían sido formuladas a Venezuela, sobre como conducir el diálogo tripartito en materia laboral, con la asesoría técnica de la OIT, que el organismo pone a disposición de todos sus miembros.

Esas recomendaciones por el momento parecen haber caído en saco roto. Como tantas. Maduro cree saberlo todo y tener todas las respuestas. Particularmente cuando cuenta con el constante apoyo y asesoramiento que le llega sin solución de continuidad desde Cuba, en el que seguramente confía más que en la palabra y convicciones de un organismo internacional como la OIT.

Una verdadera pena, pero estas, y no otras, son las circunstancias que prevalecen en un país que ha sido llevado hasta el borde mismo del caos, que hoy sobrevive apenas, con una economía absolutamente desquiciada y, peor aún, con un liderazgo que está demostrando constantemente un nivel realmente asombroso de arrogancia y matonería mezclado con una peligrosa dosis de notoria incompetencia.

*Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

El Diario Exterior – Madrid