Un grupo de 40 mujeres de El Alto, muchas de ellas sobrevivientes de violencia de género, ha encontrado una nueva oportunidad para lograr su independencia económica gracias a talleres de capacitación en la elaboración de champús y lavavajillas artesanales.
Fuente: Sumando Voces
Estos productos, creados con ingredientes naturales como romero, manzanilla, jengibre, colara de caballo y aloe vera, ya están siendo comercializados en mercados de la ciudad.
Pamela Condori Bernal, coordinadora del Colectivo Urbano de El Alto, con tan solo 24 años de edad es la gestora de esta iniciativa, la cual busca empoderar a estas mujeres ofreciéndoles herramientas para generar ingresos propios. «La mayoría de ellas ha sufrido violencia, son viudas, divorciadas o están separadas. A través de estos talleres les damos las herramientas necesarias para crear microemprendimientos y vender sus productos en mercados locales», destacó.
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El proyecto cuenta con el respaldo de la Defensoría Internacional de la Niñez y Adolescencia, que ha proporcionado financiamiento para cubrir los costos iniciales de los materiales, así como de las capacitaciones. Según Pamela, los talleres también incluyen formación sobre violencia de género, permitiendo a las mujeres no solo emprender, sino también fortalecerse emocionalmente.
Uno de los casos más inspiradores es el de una niña que, junto a su abuela, decidió participar en la iniciativa para romper el ciclo de dependencia económica. «La niña dijo que quería cambiar todo y ayudar a su abuelita a ser independiente, porque sabe lo difícil que es vivir del día a día vendiendo en mercados», contó Pamela.
Los productos, que están disponibles a precios accesibles, oscilan entre los 6 y 10 bolivianos. Las mujeres han formado una comunidad dentro del mercado 8 de Mayo, donde comparten experiencias y apoyo mutuo mientras consolidan sus marcas, una de ellas se denomina Burbuja.
Además de brindar una fuente de ingresos, esta iniciativa busca responder a situaciones críticas. Una de las beneficiarias, por ejemplo, enfrenta problemas de salud y utiliza sus ganancias para cubrir gastos médicos, mientras que otra lidia con deudas bancarias.
Pamela enfatizó la importancia de mantener la calidad de los productos para competir en el mercado. «Aunque son artesanales y llevan mucho tiempo elaborarlos, tratamos de mantener precios accesibles para que los clientes puedan probarlos y conocer su efectividad», explicó.
Pamela destaca que esta iniciativa representa un paso significativo hacia la autonomía económica de mujeres alteñas, quienes ahora cuentan con herramientas para superar adversidades y construir un futuro mejor para ellas y sus familias.