La inflación de los alimentos el 2024 fue del 15.4% lo que es alarmante para las economías familiares de ingresos bajos e inestables, es decir, para un 85% o más de la población boliviana. Esto significa que cada mes la inflación en los alimentos representó una escalada superior a la inflación de otros productos, pero que la misma fue mayor durante los meses de octubre, noviembre y diciembre.
Los alimentos han subido de precios por varios factores, considero que el principal es la relación de pérdida del valor del boliviano respecto de las monedas de los países vecinos, del dólar y del euro. La devaluación del boliviano respecto al dólar se modificó de 6.96 Bs hasta 11.50 Bs o más, esto no en el Banco Central, sino en las calles, en el mercado paralelo, en las casas de cambio y sobre todo en las fronteras. Como el boliviano es una moneda que tiene cada vez menos valor, las líneas comerciales y productivas, incluyendo el contrabando prefieren vender productos en lugares donde la moneda tiene mayor valor, es decir, es mejor vender una garrafa de gas en la frontera con el Perú o vender neumáticos en la frontera con la Argentina que en el mercado interno boliviano. Y esto sucede con mayor énfasis cuando se vende alimentos. Esto significa que la demanda de alimentos para ser vendidas en monedas fuertes generará escasez dentro del mercado nacional, lo que repercutirá en un incremento de sus precios.
Pero la devaluación del boliviano en el mercado paralelo se agudizó aún más con la ausencia de los dólares en el sistema financiero y en poder del Estado boliviano. Las personas no pueden comprar dólares a precios oficiales y los bancos procedieron a congelar o racionalizar la entrega de monedas extranjeras a los ciudadanos bolivianos, con lo que se generó un corralito a las cuentas en dólares.
El año 2024, los habitantes del país descubrimos la gran importancia de los dólares en nuestra economía, con ellos se pueden importar alimentos, pero también los insumos y maquinarias para producir alimentos, constatamos una extrema dependencia para encarar los procesos productivos, ya sean agrícolas y pecuarios.
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Lo dijimos varias veces, salvo la tierra, el agua y la escasa mano de obra en la agricultura, todo lo demás es importado. Somos dependientes, no tenemos soberanía alimentaria en el significado preciso que este concepto tiene. En el ámbito pecuario, se importa desde las vacunas, insumos veterinarios e incluso los pollitos bebés, para la futura producción de pollos. “Dado que el sector avícola depende en un 100% de la importación de genética de aves reproductoras, así como de insumos veterinarios de uso avícola que no son elaborados en este país, como ser vacunas, vitaminas, minerales, medicamentos equipos, y otros. «La falta de uno o más de los insumos mencionados hace inviable la avicultura» (https://avinews.com/sector-avicola-boliviano-no-puede-importar-genetica-aviar-por-escasez-de-dolares/#:~:text=En%20esta%20línea%2C%20Omar%20Castro,pollitas%20para%20producción%20de%20huevo).
En este contexto, los precios de los alimentos no van a bajar, los mismos son como gelatina que se moverán dentro y fuera de nuestras fronteras al calor de la ganancia que se obtienen con ellas.
¿Otros factores influyeron? Claro que sí, por ejemplo, la escasez del diésel tanto en la cadena de la producción como en el transporte de los productos.
Los bloqueos de caminos, claro que influyeron, pero en menor medida.
En el caso de la producción agrícola, debemos ser claros que la tierra está cansada, que no se utilizan sistemas de riegos serios y estructurados a nivel nacional, que no existen semillas milagrosas contra la sequía o el estrés hídrico y que la caída en la producción nacional, tanto en volumen como en superficie y rendimiento son generalizados.
Respecto a la inflación del precio de los alimentos, se tendrá en lo inmediato un impacto en la cantidad y calidad de la alimentación de los bolivianos, especialmente de las poblaciones con menos ingresos o ingresos diarios e informales.
Cuando sube el precio de la carne, la tendencia es a consumir menos carne. Se busca precios más baratos y se consiguen productos de menor calidad.
Los responsables de la especulación de los alimentos y su incremento de precios se encuentran en toda la línea de producción y comercialización. Son tantos años que trabajan juntos que me parece imposible que uno de los segmentos le dé la puñalada al otro. Por el contrario, cuando sus intereses les llevan a subir los precios trabajan solapadamente.
¿El pueblo podrá sobrellevar la actual crisis alimentaria?