Pacientes y familiares contaron que, en los últimos meses, los precios de los medicamentos se incrementaron casi al doble o más. Con el SUS, solo acceden a algunos medicamentos, los más básicos.
Fuente: https://www.vision360.bo
Aparte de lidiar con el dolor, Bruno Rodríguez, paciente del Instituto de Gastroenterología Boliviano Japonés de la ciudad de La Paz, se ve obligado a peregrinar para conseguir algunos medicamentos que no recibe del Seguro Único de Salud (SUS). Para él, este recorrido para comprar fármacos se ha convertido en un calvario desde el año pasado por dos razones: la escasez de algunas marcas y el incremento de precios.
“Algunos medicamentos que no nos dan acá (en el hospital), en el SUS, son difíciles de encontrar y, si los hay, tienen precios muy elevados. Los importados solo se pueden encontrar en las cadenas de farmacias y los nacionales ya casi no se producen. Por ejemplo, los medicamentos para los intestinos, para el SIBO, para los malestares complejos, no hay mucho”, cuenta Rodríguez. A esta situación se suma el incremento de los precios. “Algunos medicamentos han subido sus precios en un 50%, otros en un 100%”, agrega.
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La historia de Rodríguez es similar a los testimonios de familiares y pacientes de diez hospitales de segundo y tercer nivel de las ciudades de La Paz y El Alto. Todos los consultados coinciden en asegurar que, cada vez más, el desabastecimiento y el incremento de precios de los fármacos se agudizan. Desde los representantes de los importadores y fabricantes se alega que esta situación se debe principalmente a la escasez de dólares. Al no contar con la divisa, no pueden importar los fármacos ni la materia prima para su elaboración. (Ver el reportaje en las páginas 4 y 5).
Un equipo de Visión 360 realizó un recorrido por diez hospitales, entre públicos, del seguro social y de convenio en La Paz y El Alto. En todos, los pacientes y familiares consultados coincidieron en decir que peregrinan para conseguir los fármacos y ante el alza de precios, hasta se ven obligados a gestionar ayuda en los medios de comunicación o instituciones.
En el Hospital del Tórax, del complejo hospitalario de Miraflores, Carmen Ticona es paciente y cuenta que, cuando fue a la administración, el personal le pidió comprar un suero que cuesta 1.800 bolivianos. “No sé de dónde voy a sacar, ahora estoy mal y no podré conseguir la plata”, dice. “Fui a todos lados, solo encontré en la zona Sur, es caro”, agrega.
Asegura que, para su tratamiento, los fármacos que son más difíciles de conseguir son el Benofer Plus Diluido y la Leucovorina. “No hay esos medicamentos”, agrega.
A unos pasos se encuentra María Guzmán, también paciente del Hospital del Tórax. Explica que “en algunas farmacias no hay medicamentos y si los hay, los precios son muy elevados”.
“Tuve que buscar farmacia por farmacia. Los precios de los medicamentos subieron considerablemente, por lo menos en un 50%”, sostiene y reitera que el SUS no da todos los fármacos e insumos que requiere para su tratamiento, en especial los de alta especialidad.
Este desabastecimiento de fármacos e incremento de precios golpea fuertemente a la economía de las familias de los pacientes. Tal es el caso de Mónica Chávez, de quien su mamá está internada en el Instituto de Gastroenterología Boliviano Japonés. Comenta que en el hospital le dan una parte de los medicamentos, pero los que no recibe, que son algunos, son los más caros. “Y eso, los familiares tenemos que ir comprando”.
Respecto a los precios, Chávez asegura que sí se registra un incremento. “Mi mami está con un problema crónico. Hace tres meses compramos un medicamento que es caro, a 580 bolivianos. Ahora, cuesta entre 615 y 640 bolivianos”, dice.
En el Hospital de Clínicas, que también forma parte del complejo de Miraflores, se registra un caso similar. América Capia tiene a su mamá internada y cuenta que debe peregrinar para primero conseguir dinero, luego para comprar los medicamentos.
Explica que durante un mes, cada día tenía que comprar cinco frascos de Colistina, cada uno costaba 104 bolivianos. “Como soy hija única, he tenido que pedir ayuda a los canales de televisión. Algunos hermanos de una iglesia me han ayudado, también el Canal 4”, relata.
Estaba tan desesperada que incluso acudió al Ministerio de la Presidencia, pero no obtuvo respuesta. “Ahora, mi mamá está entrando a cirugía, por un problema en su cabeza. Necesito ayuda, pero no sé a quién más acudir”, relata.
Sostiene que cumplir con el tratamiento cada vez es más complicado, por el incremento de precios de los fármacos. En algunos casos, el alza es de tres a cinco bolivianos, pero en cantidad suma un monto alto.
“Por ejemplo, el Neropenem ha subido de Bs 87 a Bs 90, dependiendo de los laboratorios. Hay unos que son mejores, pero son más caros. No los puedo comprar”, asegura.
Carla Flores tiene a un familiar internado en el Hospital de Clínicas. “Mi papá fue diagnosticado con cáncer hace un mes y el tratamiento no es nada barato. Lo inscribimos al SUS. Nos pidieron las ampollas de morfina, cada mes necesitamos casi 200 y 300 dólares. Y eso que aún no está en la etapa donde necesitará el doble o el triple”.
Flores cuenta que otro medicamento que se termina en el hospital por la alta demanda de pacientes es el Tramadol. “Todos lo usan, se acaba y nosotros tenemos que conseguir”, dice y comenta que este fármaco llega a costar 100 dólares. “Todo sale de nuestro bolsillo”.
En el Hospital del Niño, en Miraflores, Efraín Josué Valsala, de 25 años, dice que cada día es más complicado conseguir los medicamentos que los médicos dan en las recetas. “Tenemos que buscar por diferentes farmacias, porque algunas no tienen o los precios han aumentado en casi el doble”, sostiene.
Para Marta, de 33 años, cada día los familiares de los pacientes del Hospital del Niño de La Paz deben peregrinar de farmacia en farmacia. “Muchas ya no tienen, o se les acabó o subió el precio. El costo ha subido hasta tres veces, dependiendo de los remedios”, dice.
En la zona Sur, en el Hospital Municipal de Los Pinos, María, 24 años, cuenta que debe buscar en por lo menos dos farmacias. “Siempre tienes que tener respaldo, no solo por si no encuentras el remedio asignado, sino también para evaluar cuál tiene los mejores precios”.
Carola, 50 años, dice que hasta ahora tuvo suerte y que recibe la mayoría de los fármacos del SUS, pero cuando debe comprar alguno, debe lidiar con los costos altos. “El Paracetamol ha doblado o triplicado el precio”, dice.
En el Hospital La Portada (municipal), la situación es similar. “Hay un medicamento que solo lo puedo encontrar en una cadena de farmacias, y cada mes sube de precio, estaba 10 bolivianos, luego 11 y ahora está a 12”, dice una paciente.
En el Materno Infantil (Seguro Social), la peregrinación por el costo de los fármacos no es ajena. “Mi mamá fue internada de emergencia. Estamos preocupados por los medicamentos”, dice Roberto, de 23 años. Un familiar de otra paciente indica que en el seguro no tienen a disposición todos los fármacos, especialmente los más costosos. Entonces, las familias deben adquirirlos con la promesa de una devolución del dinero.
Ajuste o receta incompleta
El desabastecimiento y el incremento de precios han obligado a realizar ajustes en las recetas. Médicos de los hospitales Los Pinos (municipal) y Obrero (Seguro Social), que pidieron guardar sus nombres en reserva, contaron que comenzaron a dar recetas de acuerdo con los fármacos que están disponibles.
“Nosotros vamos acumulando una especie de deuda que el Ministerio debe pagarnos. Tenemos que recetar en base a los medicamentos que tenemos disponibles. Ahora, en estos hospitales, vemos pacientes fuera del SUS, con los que tenemos más libertad, pero el problema es que el precio de los medicamentos en las farmacias se ha disparado”, explica el galeno de Los Pinos.
En Prosalud Achumani, su director, Jorge Terceros, explica que la institución compra los medicamentos y que justamente se toparon con el mismo problema que el resto de las farmacias privadas: “los precios se han disparado”.
“Por lo que trabajamos con lo que se llama una receta incompleta. Es decir, les indicamos que pueden conseguir en nuestra farmacia y donde buscar la otra, o, sabiendo que no pueden comprar toda la receta, les explicamos cuál es el medicamento que más les ayudará”, sostiene.
En el Hospital del Norte de El Alto, pacientes y familiares ya están resignados a la escasez
Entre dificultadas para conseguir ficha de atención y la crisis de medicamentos, los pacientes que acuden al Hospital del Norte de la ciudad de El Alto ya perdieron toda esperanza, pues tienen que adoptar estrategias para ver su salud atendida.
Los problemas no se limitan solo a la falta y alto costo de los remedios, sino también a la posibilidad de conseguir las fichas necesarias para acceder a las consultas.
El superar esta odisea no significa que los problemas terminaron. Al contrario, marca el inicio de uno más problemático: conseguir los medicamentos recetados.
Como sucede en otros centros médicos estatales, los pacientes dependen, en un nivel alto, de la suerte para obtener el remedio necesitado. Los afortunados encontrarán la receta completa en las farmacias del hospital, pero son la minoría.
“Nos dan lo que tienen y del resto me dicen que no les ha llegado todavía, o que directamente no tienen y que tengo que comprarlos de afuera. Lo peor es que esos medicamentos que tengo que adquirir cuestan mucho y ahora está peor”, comentó una de las pacientes.
Todo eso mientras lidian con la falta de información por parte de los profesionales de salud.
“Cuando fui a buscar la pastilla a la farmacia había de diferentes precios. No sabía cuál comprar porque el doctor no me ha dicho, había de 3,50, 6,50, 9, 12 bolivianos. Me compré el más barato, igual debe ser pues. Antes la cajita de esa pastilla estaba 70 bolivianos, con 20 comprimidos. Después me han dicho que está a más de 80, ahora 100 creo que ya está, dependiendo de la farmacia. Y cuando ya no tienen del lugar que suelo comprar, a otro tengo que ir y es más caro. Y la señorita me ha dicho que el baratito estuco nomás es”, lamentó otra paciente.