Los subsidios sólo distorsionan los precios de los productos en el mercado nacional y para controlar a la gente.
Fuente: El Diario
Ante el anuncio de subvencionar 7 productos para mantener los precios de algunos artículos de primera necesidad, con un gasto mayor a los 500 millones de bolivianos, economistas señalan que los recursos deberían destinarse a los empresarios para aumentar la oferta alimentaria en el mercado nacional, ya que el Gobierno sólo dota alimentos para hacer política y no le interesa ni la calidad de lo que compra.
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El problema del anormal abastecimiento de bienes importados en Bolivia no solo tiene que ver con su mayor precio, sino también con la escasez de los mismos, tal el caso de los combustibles que, en cuanto al diésel, por ejemplo, resulta indispensable para el funcionamiento de la economía del país, ya sea en el ámbito productivo (agropecuaria, industria manufacturera), así como también en sectores del comercio (distribución) y servicios (transporte de carga y personas), por tanto las posibilidades de sustitución de importaciones son inmensas, empezando por los combustibles, pasando por la industria liviana y hasta los alimentos, para ello, son necesarias las condiciones mínimas para hacerlo, opinó el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.
“Como institución técnica de promoción del comercio exterior no estamos en contra de las importaciones, especialmente si éstas ayudan a producir bienes y servicios, tanto en función del mercado interno como del mercado internacional, sin embargo, valoramos que el Gobierno aliente la posibilidad de sustituir competitivamente la importación de ciertos bienes que se pueden producir en Bolivia, tal el caso de los combustibles que -de lejos- son el primer renglón dentro de las compras externas del país, habiendo significado cerca de 3.000 millones de dólares de gasto en los últimos años, además que se trata de un sector estratégico porque aportan al sector productivo (minería, agro, industria) y hace parte de la vida cotidiana de la gente, por el uso del diésel y la gasolina en el transporte, de ahí que sustituirlos con biocombustibles o combustibles sintéticos nacionales, sería deseable, para ello, se precisan tres seguridades…”, apuntó.
Hay que reconocer que el Gobierno ha ideado dos Fondos de Fideicomiso para alentar la sustitución de importaciones con una tasa del 0,5% anual en Bolivianos (tasa negativa, stricto sensu), sin embargo, cuando no se cumplen los requisitos de seguridad jurídica, seguridad de mercado y seguridad de buenas políticas, se neutraliza tan increíble incentivo desde el punto de vista financiero, lamentó.
Distorsión
Para el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero Torrejón, el subsidio a los productos provoca distorsión de los precios en el mercado nacional, así como distorsiona la eficiencia de la economía.
“Cuando uno importa para evitar que los precios de los alimentos sean más elevados, estás desalentando o al menos no estás invirtiendo estos recursos en la producción nacional que es ahí donde se debe apuntar”, reflexionó.
El analista económico Joshua Bellott dijo que no se debería sorprender la población, que ahora el gobierno traiga más toneladas de alimentos, debido a que la política gubernamental no se fija en atender las necesidades de la población, sino a controlarla a través de estas dádivas, que son compradas con nuestra plata.
Políticas
Romero aseguró que los subsidios en sí no son malos, sino lo malo son las políticas del Gobierno, que prefiere importar productos para mantener costos bajos de algunos artículos específicos, como alimentos y carburantes, pero se olvida de aplicar un plan integral de largo plazo en apoyo al sector productor nacional.
Explicó que como en el caso de los hidrocarburos, haya incentivos para aumentar la producción y no sólo importar, así como avanzar en la industrialización del sector para abastecer al mercado nacional de diésel y gasolina.
“Si es que estamos importando, quiere decir que estamos produciendo menos”, reflexionó a tiempo de indicar que es aquí donde se debe invertir recursos estatales, pero no significa implementar más empresas públicas, sino que esos recursos, mediante fideicomisos o condiciones especiales, deberían apoyar al sector privado para que sea este el encargado de producir alimentos, por su eficiencia y efectividad.
Romero opinó que la iniciativa privada será más sostenible con condiciones económicas y jurídicas más favorables, en un mediano y largo plazo.
Detalló que el aumento de la producción tomará su tiempo para abastecer al mercado interno, pero la mayor oferta de productos permitirá al país incrementar sus ingresos a través de la exportación.
Todo eso dependerá de la visión que tenga el Gobierno de abrir la economía a la inversión privada, así como los mercados externos, porque en los últimos años implementó una política paternalista y centralista, donde el Estado hace y provee todo.
Subsidios
Por su parte, Bellott señaló que el Gobierno desde hace años viene implementado subsidios a los alimentos y carburantes, y en las últimas cinco gestiones gastó un aproximado de 6.500 millones de bolivianos.
Aclara que gran parte de los recursos van a la Renta Dignidad y lo poco que queda a los alimentos, los bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy y otros.
Harina
En el caso de la harina, Bellott indicó que el producto es de muy mala calidad, y los panificadores ya reclamaron en su momento, por ello deben mezclarlo con harina argentina para elaborar el pan de batalla.
En ese contexto, sostiene que la política gubernamental no atiende las necesidades de la población, sino apunta a contralar a la población y a las regiones, por ello no toma en cuenta la calidad de los productos.
“Las políticas implementadas terminan siendo un engaño”, aseguró.
Mercado
Con referencia al control de precios, el analista Bellott aseguró que no es la manera correcta, debido a que el mercado es el responsable de determinar el valor de cualquier producto y hacer más eficiente la actividad económica.
Con referencia a los anuncios del gobierno de destinar más de 500 millones de bolivianos para subsidiar 7 productos, combustibles, arroz, maíz, azúcar, trigo, manteca y levadura, el entrevistado sostiene que estos recursos deberían ser destinados a los productores para incentivar la producción de estos alimentos y aumentar la oferta para que el precio baje.
“Es una política sostenible en el tiempo”, aseveró y agregó que no es una política parche.
“Lamentablemente las formas que utiliza el gobierno para dizque salvar la economía, son las erradas y lo único que provocan es distorsión de precios, pérdidas en el bienestar (de la población) y pérdidas económicas. Hace que varias empresas se cierreny a crear mayor desabastecimiento”, señaló.
Datos
Como se recordará, la subvención total estimada para alimentos y combustible alcanzó a 10.503 millones de bolivianos en 2024; se destinaron 70 millones de bolivianos para el maíz, trigo y arroz, mientras que para el diésel oil, insumos y aditivos, incentivo a los hidrocarburos, GLP engarrafado y Gas Oil, la suma proyectada era de 9.803 millones.
Para el 2025, la subvención a los carburantes, insumos y aditivos, el PGE 2025 asigna la suma de 15.156 millones de bolivianos y para los alimentos 750 millones (trigo, Bs 383 millones; maíz Bs 268 millones y arroz, Bs 99 millones), de acuerdo a datos oficiales.
Sin embargo, para los carburantes se anunció una suma de 2.900 millones de dólares y utilizar 56 millones semanales para mantener congelados los precios en el mercado interno.
Fuente: El Diario