Este 2025, la canasta familiar será reforzada para que los alimentos no falten en la mesa de las familias bolivianas. La feria se abre el 24 de enero en La Paz, pero durante el año recorre el país.
Por Leny Chuquimia
Fuente: Visión 360
Con dólares y canastones cargados de pollo, arroz y aceite, la Alasita del Bicentenario llega para paliar la crisis económica que afecta a la mayoría de las familias bolivianas. Y es que la fiesta de la abundancia ya está en marcha para celebrar los 200 años de independencia del país.
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“El año pasado hemos sufrido por alimentos, por eso este año traemos una canasta familiar completa, con carne de pollo, de res, aceite y arroz por quintal. Esa es nuestra novedad, para que este año no nos falte nada”, señala la secretaria general del Sector Mayoristas Kantuta, Ana Pozo.
Al igual que cientos de artesanos, Pozo se preparó, durante todo un año, para una versión especial de la Feria de la Alasita. Y es que el trabajo de los feriantes para la próxima feria comienza el momento mismo en que la anterior termina.
“Somos artesanos, de eso vivimos. Trabajamos todo el año esperando la Alasita que empieza el 24 de enero en La Paz y luego se va por todo el país, porque cada región tiene su propia fecha, pero la de acá es la principal. Así mantenemos vivo el patrimonio, en especial para estos 200 años de independencia”, afirma.
El Bicentenario, al igual que la feria, llega en un momento de crisis para el país. La falta de dólares y de combustible, como los eventos climáticos y la crisis político-social, ha generado una crisis económica que se refleja en la falta de algunos alimentos e insumos, o el incremento de su precio, lo que hace que los ingresos ya no rindan lo suficiente.
Pero en la Alasita, la fiesta de la abundancia, los sueños se hacen realidad a través de las miniaturas. Y por ello, los feriantes prepararon un lote enorme de billetes para que este año la moneda estadounidense vuelva a circular en el país.
“Este año tenemos la nueva serie del dólar que fue emitida de forma masiva para que podamos superar la escasez de esta moneda. Es lo nuevo que ha salido desde Estados Unidos”, afirma la mayorista en billetitos del Sector Bolívar, Paola Bustos.
Parada en medio de centenares de fajos de billetes apilados, cual si estuviera en medio de la bóveda del Banco de la Fortuna, señala que “por si fuera necesario”, no es la única moneda que se ofrecerá este año. Además de los dólares, este año hay pesos chilenos, argentinos, reales y soles. “Todas las monedas del mundo”.
Todas menos una, que empieza a ganar popularidad, la criptomoneda.
“Este año no tenemos criptomonedas porque todavía no está bien establecido… hay mucho fraude con eso”, dice Bustos.
Pero que aún haya desconfianza en la moneda digital no quiere decir que la economía de la Alasita no se modernice. Las maletas de la fortuna, este año, no solo vendrán con billetes en bolivianos -que aún tienen peso en el Banco del Ekeko- y tarjetas de débito y crédito, sino con los QR de las principales billeteras digitales y aplicaciones de pago inmediato, como Al Toque, Yolo, Yape y otras.
“Nuestra artesanía en miniatura se está modernizando y está adoptando todas estas nuevas formas de mover el dinero”, explica Bustos.
Y es que la modernización es inevitable, no solo porque la feria absorbe y satisface las necesidades de la población -que cada vez son diferentes y se mueven en torno al avance del mundo-, sino porque el oficio artesanal es uno de los que se va heredando de generación en generación. Cada vez que una nueva tanda de artesanos surge, lo hace con sus propias ideas y visiones del mundo.
“Las nuevas generaciones traen lo moderno, lo actual. Tienen nuevas ideas, diferentes a las que tenían los artesanos antiguos. No solo en las miniaturas que se hacen, sino en la forma en la que se las produce. Traen nuevas ideas de cholets, de autos de alta gama, etc.”, afirma la máxima dirigente de la Federación Nacional de Artesanos y Expositores de la Feria de Navidad y Alasita (Fenaena), Candelaria Vargas.
Pero que lleguen nuevas miniaturas no quiere decir que reemplacen a las antiguas. Las illas (miniaturas y amuletos) son tradiciones que se mantienen vivas y conviven unas con otras que van narrando la historia.
Así, en los puestos de la preferia de Alasita se venden desde las tradicionales pequeñas cargas de alimento y gallos y gallinas de yeso (animales que se regalan a las personas solteras para que tengan pareja), hasta diminutos tanques de agua y pequeñas cajas de barbijos, miniaturas que se incluyeron tras la sequía de 2016 que dejó a La Paz sin agua y la pandemia de 2020 que cambió el rumbo del mundo.
“Es que el trabajo se mantiene, junto con nosotros”, afirma Marina Murillo que es parte de la feria desde hace casi 50 años. En casi medio siglo ha visto el ir y venir de la feria en diferentes predios y ha sentido el cambio de las miniaturas y la preferencia de los clientes.
Así, junto con su esposo, año tras año, elabora nuevos modelos de ollas, platos, balanzas y otros insumos para el hogar hechos en hojalata. Cada año se fueron haciendo menos pequeños, pues ahora los buscan algo grandes, ostentosos.
“Antes tenían que ser una verdadera miniatura, mientras más pequeño mejor, ahora ya no tanto. Pero el proceso artesanal es el mismo; con mi esposo hacemos desde cero, él hace el repujado y yo corto y pinto”, explica Murillo.
Pero, moderna o tradicional, la feria no puede prescindir del invitado principal: el Ekeko. Aunque la invasión del año nuevo chino, la tradición católica y otros amuletos de la suerte lo han obligado a competir por mantener el puesto principal entre vírgenes, elefantes y sapos, el pequeño hombrecillo se mantiene erguido y sonriente.
En los puestos de venta, sus réplicas se acomodan como pequeños escuadrones de diosecillos con los brazos en alto, ojos grandes y una boca grande y abierta que invita a llenarla de coca, cigarros y alcohol.