Bolivia cumple 200 años de independencia este 2025, un hito que nos invita a reflexionar sobre lo que hemos construido como nación y los desafíos que aún nos esperan. Este aniversario no solo debe ser una conmemoración, sino también un punto de inflexión para mirar al futuro con la determinación de corregir nuestros errores y aprovechar nuestras fortalezas. Veamos algunos puntos que nos debemos replantear:
Durante años, la retórica política ha alimentado un clima de confrontación que nos enfrenta entre regiones, sectores y visiones del país. Esta división ha sido exacerbada por un gobierno que, lejos de promover el consenso, ha utilizado la polarización como herramienta para consolidar su poder. El resultado es un debilitamiento de nuestras instituciones democráticas y un pueblo desconfiado de sus líderes. La solución radica en construir un sistema político que funcione para todos, donde la justicia no sea selectiva y los liderazgos prioricen el bien común sobre los intereses partidarios. La polarización que hoy nos divide debe ser reemplazada por un diálogo plural que valore nuestras diferencias como riqueza y no como barrera.
En lo económico, el modelo extractivista que ha sustentado nuestro desarrollo por décadas está agotado. El bicentenario nos presenta la oportunidad de replantear nuestras prioridades hacia una economía más diversificada y sostenible. Bolivia tiene el potencial de liderar en sectores como el turismo, la agroindustria y las energías renovables, como muchas más. Para ello, se requiere visión, planificación y un compromiso real con la innovación.
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Otro desafío clave es el acceso universal a una educación de calidad. Si queremos una Bolivia competitiva en el siglo XXI, debemos garantizar que cada niño y joven tenga las herramientas para construir su propio futuro. Esto incluye no solo mejorar la infraestructura escolar, sino también apostar por una transformación digital que cierre la brecha tecnológica que nos separa del mundo.
Finalmente, el cambio climático nos exige actuar con responsabilidad. Lamentablemente, somos uno de los países más vulnerables a sus efectos, y los incendios forestales, la pérdida de biodiversidad y la escasez de agua son una realidad que no podemos ignorar. Es momento de colocar la sostenibilidad ambiental en el centro de nuestras políticas públicas.
Serán 200 años como país y creo firmemente que hay posibilidades reales de cambio. La defensa de los valores del liberalismo –libertad individual, derechos civiles, igualdad ante la ley y responsabilidad personal– debe ser la base para promover un progreso genuino y duradero. El respeto irrestricto a las libertades, tanto económicas como políticas, es fundamental para superar las estructuras socialistas que han perpetuado la pobreza, el autoritarismo y la falta de oportunidades.
La historia ha demostrado que las naciones que abrazan estos principios logran mayor bienestar para su gente. Es el momento de que sus ciudadanos sean protagonistas de su desarrollo. El mayor regalo que podemos hacerle a nuestro país en este aniversario es trabajar unidos, con una visión liberal e inclusiva, para que el bicentenario marque el comienzo de una nueva etapa de libertad, justicia y prosperidad.
Por: Sebastián Crespo Postigo, Ing. Económico y Exdirector del Comité pro Santa Cruz.