Trump y la sufrida Ucrania


Manfredo Kempff Suárez

 

Ahora, en pleno siglo XXI, cuando en Estados Unidos se ha encumbrado el presidente Trump con un discurso imperial, se hace creíble la información de una posible paz en la guerra de Ucrania, bajo la palabra del nuevo mandatario norteamericano de solucionar el conflicto bélico a la brevedad. No parece un asunto sencillo llegar a un arreglo entre Putin y Zelensky para detener el conflicto, ya que el líder ruso tiene en su poder gran parte del Donest, se ha apoderado de Crimea siempre reclamada por los rusos, y si se llega a una pacificación será, aparentemente, a costa de ceder territorios ucranianos.

Existen muchos pueblos y naciones que están condenados a padecer de la guerra. Una de esas naciones es Ucrania, que, como Polonia, está ubicada al lado de Rusia y estuvo puesta en los ojos de la Alemania nazi que la incluía en su “espacio vital” o “Lebensraum”. Durante comienzos del siglo pasado los ucranianos mantuvieron una guerra de independencia contra el régimen soviético surgido en 1917 y luego vino la durísima “rusificación” en los años 20 y 30. Fueron épocas terribles, de odio al comunismo, cuando ni el genocidio estuvo ausente.



Durante la Segunda Guerra Mundial, Ucrania sufrió lo indecible, porque la ofensiva alemana de 1941 que avanzaba incontenible por territorio soviético, cuya meta principal era Moscú, debilitó su avance a la capital rusa y se desvió hacia los fértiles campos de Ucrania, por una decisión de Hitler. Entonces el Ejército del Sur, reforzado por tropas del Ejército del Centro, dieron feroces batallas y bombardeos para tomar Kiev, que cayó luego de encarnizada lucha y donde los alemanes hicieron más de 600 mil prisioneros. Los germanos perdieron la oportunidad de aprovechar la simpatía que despertaban en los ucranianos, enemigos del comunismo. Fueron tan crueles como los rusos. Luego, como sabemos, el Ejército Rojo, recuperó Kiev y sus represalias fueron salvajes porque acometieron sin piedad contra los ucranianos que hubieran colaborado con los nazis. Ucrania quedó, maltrecha, destruida, y convertida en un Estado soviético, durante casi medio siglo.

¿A qué viene todo esto? A que Ucrania se ha constituido en el nudo gordiano entre Rusia y Europa. A que más de 80 años después, los nombres de Jarkov, Kiev, Dnieper, Donbás, Crimea, Odesa, vuelven a pronunciarse con lamentos. Los tanques alemanes y soviéticos que se enfrentaron desde 1941 a 1944 en esas tierras traen los peores recuerdos. Hasta Kursk, la más gigantesca batalla de blindados en la historia, ubicada en territorio ruso, sale hoy en noticiosos y periódicos como zona de guerra porque Ucrania, enterada que desde allí se prepara una ofensiva, ha lanzado sus drones y misiles.

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El tema de Ucrania, por tanto, no parece de fácil solución. Los ucranianos detestan toda tuición de Rusia, todo sometimiento, y son proclives al sistema de vida de Occidente; admiran y ambicionan vivir como la Europa comunitaria o como los Estados Unidos, pero ya no más bajo el yugo del Kremlin. Buscan protección en su afán de integrarse a la OTAN, pero se encuentran frente a una Europa dubitativa, temerosa de Moscú, de Putin, que no deja de amenazar hasta con una guerra nuclear.

¿Cuál será el plan de Trump para acabar con la guerra rápidamente? ¿Habrá algo avanzado entre él y Putin? ¿Habrá hallado coincidencias aceptables entre Putin y Zelensky? No lo sabemos y nos parece poco probable lo anterior. Salvo que la solución sea sacrificar a Ucrania nuevamente y obligarla a ceder sus territorios históricamente propios a Rusia. Entonces no se habrá solucionado el conflicto porque Kiev no lo aceptará, ni Trump habrá provocado una gran gestión diplomática, sino que habrá cedido a Rusia territorios que no son suyos.

Le deseamos todo lo mejor a los Estados Unidos y a Trump, por supuesto, pero no sea que lo de Ucrania, Gaza, Canadá, México, Panamá, Groenlandia, hasta el planeta Marte y otros que son temas muy peliagudos, algunos fantasiosos, resulten un guisado diplomático demasiado condimentado e indigesto para el nuevo mandatario.

Fuente: eju.tv


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