La independencia judicial: Un pilar fundamental en crisis


 

La independencia judicial, consagrada en el artículo 178 de la Constitución Política del Estado boliviano, es un principio cardinal que garantiza que la justicia sea imparcial, libre de influencias externas y dedicada a la protección de los derechos fundamentales. Sin embargo, en 2025, este pilar esencial enfrenta desafíos estructurales y coyunturales que demandan una atención urgente por parte del Estado y la sociedad.



Una Deuda Histórica con la Justicia

El principio de separación de funciones, proclamado en el artículo 12 de la Constitución, establece que el Órgano Judicial debe ser independiente para ejercer su función de control sobre el poder político y garantizar la protección de los derechos fundamentales de la ciudadanía. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha enfatizado que esta separación busca evitar tiranías y abusos de poder, promoviendo un sistema de justicia imparcial que actúe como garante de los derechos de las personas.

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Sin embargo, en Bolivia, esta garantía ha sido más una aspiración que una realidad. A lo largo de las últimas décadas, los problemas estructurales del sistema judicial han puesto en evidencia la falta de autonomía plena del Órgano Judicial. Aunque la Constitución reconoce la autonomía presupuestaria como un pilar de esta independencia, en la práctica el Órgano Judicial depende del Ministerio de Economía y Finanzas para la administración de sus recursos. Esto no solo socava su independencia económica, sino también afecta su capacidad para cumplir con las crecientes demandas de justicia en un contexto de transformaciones institucionales y de promulgación de nuevas disposiciones legales.

Justicia con Recursos Limitados

La insuficiencia de recursos financieros es uno de los mayores obstáculos para la independencia judicial. En los últimos años, las reformas legales e institucionales han generado nuevas responsabilidades para el Órgano Judicial, pero estas no han sido acompañadas de un aumento proporcional en los recursos asignados. La autonomía presupuestaria, consagrada en la Constitución, debería implicar la asignación de un porcentaje razonable y determinado del Presupuesto General del Estado (PGE) al Órgano Judicial, permitiéndole administrar estos fondos de manera independiente. Sin embargo, en la realidad, esta autonomía se ve limitada por la intervención de otras instancias gubernamentales.

Esta limitación tiene consecuencias directas sobre la infraestructura judicial, el acceso a la justicia y la calidad del servicio que se brinda a la población. En muchas regiones del país, los juzgados carecen de recursos materiales y humanos suficientes, lo que retrasa la resolución de los casos y genera desconfianza en el sistema judicial. Además, la falta de inversión en tecnología y capacitación dificulta la modernización del Órgano Judicial y limita su capacidad para responder a las demandas de una sociedad en constante cambio.

Condiciones Laborales de los Jueces

Otro aspecto crucial que afecta la independencia judicial es la situación laboral de los jueces y demás funcionarios judiciales. Históricamente, los jueces en Bolivia han recibido salarios bajos en comparación con otros altos funcionarios del Estado. Esta situación no solo es injusta, sino que también representa un riesgo para la imparcialidad y la integridad del sistema judicial. Aunque algunos de los jueces actúan con ética y profesionalismo, la precariedad económica podría exponerlos a presiones indebidas o tentaciones corruptas.

La inversión en mejores condiciones salariales para los jueces y demás funcionarios judiciales es una necesidad urgente. No se trata de un lujo, sino de una garantía para la administración de justicia. Mejorar las condiciones laborales no solo fortalecerá la independencia judicial, sino que también contribuirá a atraer y retener a profesionales altamente calificados en el ámbito judicial.

Carrera Judicial y Selección de Jueces

Un sistema judicial independiente también requiere de una carrera judicial basada en el mérito, la transparencia y la estabilidad. La Declaración de Principios Básicos relativos a la Independencia de la Judicatura de las Naciones Unidas (1985) establece que los jueces deben gozar de permanencia en sus cargos, inamovilidad y condiciones laborales adecuadas. Sin embargo, el sistema boliviano ha fallado en implementar procesos de selección y evaluación que aseguren la idoneidad y ética de los jueces.

Desde 2011, las autoridades judiciales en Bolivia son elegidas mediante sufragio popular, un mecanismo que ha sido objeto de críticas por politizar la justicia y no garantizar la selección de los mejores profesionales. Este sistema, aunque busca democratizar el acceso a los cargos públicos, ha mostrado limitaciones significativas en cuanto a la garantía de independencia e imparcialidad. Es urgente repensar este mecanismo y adoptar procedimientos que prioricen la meritocracia y la transparencia en la selección de jueces y magistrados.

Reformas Urgentes y la Crisis del Sistema Electoral Judicial

En el contexto actual, es crucial reflexionar sobre el sistema de elección de magistrados para las altas cortes en Bolivia, un mecanismo que ha mostrado ser ineficaz y que, lejos de resolver, ha agravado la crisis judicial. Este modelo, concebido con la intención de hacer más democrático el acceso a los altos cargos judiciales, ha derivado en un proceso donde la influencia política y la falta de criterios técnicos han comprometido seriamente la calidad y la independencia de los jueces seleccionados.

El fracaso de este sistema es una advertencia clara de la necesidad de implementar un cambio profundo. Debemos aspirar a un modelo de selección que garantice que los jueces sean libres de presiones políticas, económicas y sociales, con procesos basados en la evaluación de méritos, experiencia y ética. Este enfoque no solo fortalecerá la confianza de la ciudadanía en el sistema judicial, sino que también asegurará que los administradores de justicia estén verdaderamente comprometidos con la protección de los derechos fundamentales.

La Importancia de Materializar la Constitución

La independencia judicial no es solo una garantía para los litigantes; es un mandato esencial para el desarrollo de un Estado de derecho. Sin jueces independientes e imparciales, la seguridad jurídica, la protección de los derechos fundamentales y el progreso económico de un país están en riesgo.

En el marco del bicentenario de Bolivia, la independencia judicial debería ser una prioridad nacional. Es momento de que el Estado boliviano tome medidas concretas para materializar la autonomía presupuestaria del Órgano Judicial, mejorar las condiciones laborales de sus funcionarios y establecer un sistema de carrera judicial que asegure la estabilidad y profesionalismo de los jueces. Además, es necesario implementar reformas que fortalezcan la institucionalidad y promuevan la confianza de la población en el sistema judicial.

Un Llamado a la Acción

La independencia judicial no es un privilegio, sino una necesidad. Es el fundamento de un sistema de justicia justo y equitativo, capaz de garantizar los derechos de todos los ciudadanos y de actuar como contrapeso frente a los abusos de poder. En un momento histórico como el bicentenario de Bolivia, asegurar una justicia independiente no solo es un acto de cumplimiento constitucional, sino también un compromiso con las futuras generaciones.

Es hora de transformar las palabras de la Constitución en una realidad palpable, para que la justicia deje de ser un ideal inalcanzable y se convierta en el pilar sólido sobre el cual construir un futuro más justo y equitativo para todos los bolivianos. Debemos seguir luchando por un sistema judicial libre de presiones y por un modelo de elección de magistrados que no sea un obstáculo, sino un instrumento para la consolidación de un Órgano Judicial verdaderamente independiente.

 


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