La República Islámica exhibió un proyectil con alcance de 1.700 kilómetros y una nueva generación de su sistema de defensa aérea. La demostración ocurre mientras Siria, su tradicional aliado, busca acercarse a Arabia Saudita.
El régimen de Irán presentó el domingo un nuevo misil balístico con capacidad para alcanzar objetivos a 1.700 kilómetros de distancia, en su más reciente demostración de poderío militar que se produce en medio de crecientes tensiones con Occidente y mientras el país continúa expandiendo su arsenal de armas avanzadas.
El misil, denominado Etemad (“confianza” en persa), fue presentado durante una ceremonia en Teherán a la que asistió el presidente Masoud Pezeshkian. Con 16 metros de longitud y 1,25 metros de diámetro, el proyectil está equipado con una ojiva guiada y representa un significativo avance en las capacidades militares iraníes.
“El desarrollo de las capacidades de defensa y de las tecnologías espaciales tiene como objetivo garantizar que ningún país se atreva a atacar el territorio iraní”, declaró Pezeshkian durante la ceremonia, que fue transmitida por la televisión estatal.
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Durante el acto, Irán también mostró por primera vez la nueva generación de su sistema de defensa aérea Bavar 373, que representa una mejora significativa respecto a versiones anteriores al contar con un radar de seguimiento que opera de forma independiente, sin necesidad de depender de un radar central para interceptar y destruir objetivos.
La presentación del Etemad y el Bavar 373 coincide con una serie de demostraciones militares que Irán ha realizado en las últimas semanas. El sábado, la Fuerza Naval de la Guardia Revolucionaria iraní reveló una nueva base subterránea de misiles de crucero, la tercera instalación de este tipo presentada en lo que va del año. Esta base, ubicada en la costa sur del país, alberga misiles diseñados específicamente para contrarrestar las capacidades de guerra electrónica de buques enemigos.
Irán presentó una nueva base subterránea de misiles
Durante la presentación del sitio, también se probó el misil de crucero “Qadr 380″, con un alcance superior a los 1.000 kilómetros, “capaz de realizar operaciones con una sola persona en menos de 5 minutos”.
La intensificación de las demostraciones militares iraníes coincide con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien durante su primer mandato aplicó una política de “máxima presión” contra Teherán. Los analistas sugieren que estas exhibiciones buscan proyectar fuerza ante la posibilidad de que se reimpongan sanciones estadounidenses o se autoricen acciones militares contra instalaciones nucleares iraníes.
A principios de enero, Irán inauguró dos bases militares subterráneas adicionales. Una de ellas, descrita por las autoridades como un “volcán inactivo”, alberga misiles de largo alcance. La segunda instalación, situada a 500 metros de profundidad en el Golfo, contiene lanchas rápidas evasoras de radares clase Taregh, diseñadas para enfrentar buques de guerra estadounidenses.
El arsenal iraní se ha expandido recientemente con la incorporación del dron ultra pesado “Gaza”, una aeronave no tripulada con una envergadura de 22 metros y un radio operativo de 4.000 kilómetros, capaz de transportar hasta 13 bombas. Este dron fue probado durante los ejercicios militares “El Gran Profeta” en el Golfo Pérsico, donde también se evaluaron misiles equipados con inteligencia artificial.
Irán ha desarrollado un importante programa de armamento nacional desde la Revolución Islámica de 1979, cuando Estados Unidos, su antiguo aliado, cortó relaciones y impuso sanciones. Esta necesidad se intensificó durante la guerra con Irak (1980-1988), período en el que el país estuvo sometido a un embargo de armas.
Las capacidades militares iraníes han generado preocupación en Occidente, particularmente porque sus misiles, incluido el nuevo Etemad, tienen el alcance suficiente para llegar a Israel, contra quien Irán lanzó ataques en dos ocasiones durante 2024 en el contexto de la guerra de Gaza.
La presentación de estos avances militares se produce días antes del 46 aniversario de la República Islámica, que se celebrará el 10 de febrero, una fecha tradicionalmente utilizada por el régimen para mostrar sus logros en materia de defensa.
Mientras tanto, Teherán ha expresado su disposición para reanudar las negociaciones sobre su programa nuclear, un tema que ha sido fuente de tensiones con Occidente durante décadas.
Al mismo tiempo, la demostración militar iraní coincide con nuevas señales de un posible cambio en el equilibrio de poder regional. El domingo, el presidente interino de Siria, Ahmad al-Sharaa, realizó su primera visita oficial al extranjero, eligiendo Arabia Saudita como destino, en lo que los analistas interpretan como un posible distanciamiento de Damasco respecto a Irán, su principal aliado regional durante años. Al-Sharaa, quien viajó a Riad junto con su ministro de Asuntos Exteriores, Asaad al-Shaibani, tiene previsto reunirse con el príncipe heredero Mohammed bin Salman.
Este acercamiento diplomático podría representar un revés para la influencia de Teherán en la región, particularmente en Siria, donde Irán ha mantenido una presencia significativa como parte de su autodenominado “Eje de la Resistencia”.