A la captura del centro político


Ricardo Paz niega manipulación de vídeo – eju.tv

Por Ricardo V. Paz Ballivián

LA INVESTIGACIÓN



Una investigación cuantitativa de seis meses, una medición por mes, entre agosto de 2024 y enero de 2025, de temas políticos electorales en Bolivia, alimentada por un novedoso análisis de la conversación digital, llevada a cabo por XtrategiaPolítica, además de una data inapreciable, nos brinda las siguientes conclusiones sobre el panorama político electoral actual en Bolivia, que pongo a disposición de ustedes, a manera de resumen ejecutivo.

CAMPO POLÍTICO TRIPOLAR

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El campo político en Bolivia es tripolar, no bipolar como en otras latitudes. A pesar de la creciente división, el campo político boliviano no se divide entre masistas y antimasistas duros exclusivamente, como algunos pretenden y basan sus estrategias en este supuesto. Hay un centro político (al que hoy llamaré antimasismo blando) que fluctúa y ha decidido las elecciones, en los últimos veinte años. La mayoría de las veces (en realidad, con las excepciones del 21 de febrero de 2016 y el 19 de octubre de 2019), el centro político fue cooptado mayoritariamente por el MAS, lo que le dio sus sendas victorias de 2005, 2009, 2014 y 2020.

¿Qué está pasando ahora? Con la decisión de Carlos Mesa de no participar en las próximas elecciones como candidato a la presidencia, el centro político ha quedado sin su representante más claro. Este territorio está actualmente en disputa y, sin duda, quién logre capturarlo mayoritariamente será quién tenga mejores opciones para ganar las próximas elecciones generales.

EL POLO MASISTA

Las encuestas nos muestran que en este momento el polo masista está siendo disputado por Evo Morales, Luis Arce y Andrónico Rodríguez principalmente.

David Choquehuanca aparece relegado de esa disputa y otros actores menores, como algunos ministros y senadores no son significativos por el momento. Evo Morales no puede ser candidato, pero porfiará hasta el final para intentarlo. Será probablemente su apresamiento o, en el caso extremo el rechazo a su inscripción por el TSE, lo que finalmente dejará al líder cocalero fuera del camino.

En ese momento, la incógnita será a quien Evo Morales le pase la posta. Luis Arce parece muy disminuido, pero el entorno palaciego le sigue endulzando los oídos y tal vez, amparado en el poder y el dinero que el ejercicio del gobierno le brindan y en contra de cualquier consejo sensato, finalmente decida repostular, con las consecuencias catastróficas que el caso permite prever.

Por su parte Andrónico Rodríguez espera tranquilo su turno, con apelaciones esporádicas a la unidad, con una campaña intensa en las redes sociales, con sugestivas “anónimas” vallas en algunas ciudades, reiterando que deben ser las bases las que tomen la decisión sobre el candidato y bastante seguro de que las imposibilidades de Morales y Arce definirán en el momento preciso su postulación.

EL POLO ANTIMASISTA DURO

En el polo antimasista duro, aquel donde se concentran los que siempre han votado en contra del MAS y que algunos todavía insisten en llamar la “derecha”, compiten por el momento Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga. Con menores opciones, aparentemente, Rodrigo Paz, Branko Marincovic, Vicente Cuellar y Amparo Ballivián. Samuel y Tuto, tienen unas estrategias tradicionales de cooptación de la mayor cantidad de apoyos de grupos políticos y de activistas, mientras que el resto aspira a encontrar la fórmula, aún sin mucho éxito, para marcar en las intenciones de voto.

El gran desafío, obvio, de los precandidatos de este segmento, es encontrar la manera de trascender los límites de su ecosistema y penetrar el centro político y así generar condiciones que hagan factible sus posibilidades de llegar a una segunda vuelta contra el candidato del MAS.

EL CENTRO POLÍTICO (ANTIMASISMO BLANDO)

El centro político, hoy día, debido al desgaste del MAS y el fin de ciclo que vivimos, está caracterizado por tener una composición que podríamos denominar el antimasismo blando, es decir aquella gente que en anteriores oportunidades votó por el MAS mayoritariamente y que ahora está desencantada, buscando una alternativa diferente.

Circunstancialmente, este centro político, líquido todavía, está siendo peleado por Manfred Reyes Villa y el Dr. Chi Hyun Chung. Manfred Reyes con un discurso que pretende ser apolítico, despolarizador, de apelación a la unidad nacional y de “obrismo”, amparado en su aparente buena gestión al frente del municipio de Cochabamba, trata de posicionarse como el candidato de centro y “verdadero opositor” al MAS.

El Dr. Chi, por su parte, intenta ser el candidato disruptivo, entretenido, alejado de la política tradicional, a tono con los requerimientos de la vacuidad de las elecciones contemporáneas, en el contexto de la civilización del espectáculo. En ambos casos, a pesar de los estilos tan distintos, el reto está en ampliar los límites del centro político y penetrar hacia el masismo, por un lado, y al antimasismo duro, por el otro.

Chi parecería tener ventaja para avanzar sobre el masismo, porque ya lo hizo en 2019, mediante una exitosa estrategia de lograr el “voto religioso”, en vastas localidades del altiplano aymara, plagado de iglesias evangélicas. Manfred Reyes, da la impresión que podría lograr adhesiones en el antimasismo duro, si es que le funcionara el relato del “verdadero opositor”.

UNA ELECCIÓN ABIERTA Y LOS DOS TEMAS DE LA CAMPAÑA

Escribimos este informe a 193 días, un poco más de seis meses del verificativo de la primera vuelta de las elecciones generales del 17 de agosto en Bolivia. Debido al alto número de indecisos o “votos blandos” que refleja nuestra investigación, podemos afirmar que estamos ante una elección abierta, con muchas posibilidades de desarrollo y desenlace.

No hay nada dicho definitivamente. Dos temas marcarán esta elección de fin de ciclo: la economía y la renovación generacional. La fórmula que mejor exprese una respuesta y un relato convincente para encarar estos dos asuntos cardinales, probablemente sea el ganador o la ganadora.

 

 


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