En 2024, los matrimonios en China cayeron a 6,1 millones, el nivel más bajo desde que comenzaron los registros en 1986. Los esfuerzos del Gobierno por revertir la crisis demográfica que amenaza a la segunda economía más grande del mundo no dieron su fruto.
Con la corresponsal de RFI en Pekín, Clea Broadhurst
La baja cantidad de matrimonios en China, con una caída del 20% en un año, preocupa al Gobierno, porque menos uniones también significan menos nacimientos, mientras que la población china está disminuyendo por tercer año consecutivo.
Esta caída plantea un desafío económico importante: una fuerza laboral cada vez menor, una mayor presión sobre las pensiones y una posible desaceleración del crecimiento. Con una tasa de desempleo juvenil del 15,7%, muchos prefieren centrarse en su bienestar en lugar de formar una familia, ya que consideran que el matrimonio es demasiado caro.
La disminución de la fuerza laboral podría desacelerar las ambiciones económicas de China y aumentar la carga sobre las generaciones más jóvenes para mantener a una población envejecida.
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Divorcios más complicados
Frente a esta crisis, Pekín está tratando de fomentar el matrimonio y la natalidad. Una ley que facilita el registro de uniones, pero complica el divorcio, ha provocado una ola de críticas en línea. En las redes sociales, el debate es animado: algunos denuncian condiciones económicas demasiado precarias para comprometerse, otros reclaman la elección de una vida soltera, considerada menos estresante.
El gigante asiático tenía una población de 1.408,28 millones a finales de 2024, frente a los 1.409,67 millones un año antes. Esta tendencia es un problema grave para un país que ha dependido durante mucho tiempo de su abundante fuerza laboral para crecer. Si la tendencia continúa, China podría enfrentar un envejecimiento acelerado de la población y un debilitamiento sostenido de su economía.