La Letra P explica que Eduardo Valdivia, propietario de Los Tiempos, adquirió un lujoso departamento en Asunción, valuado en más de dos millones de dólares, en una torre residencial de alto nivel construida por la cadena Armani Home, “sin una justificación clara de sus ingresos”.
El esquema de corrupción se relaciona con la venta de combustible. En la foto, un camión cisterna de YPFB. Foto: YPFB
Fuente: Brújula Digital
En medio de la grave crisis de hidrocarburos que afecta al país, con largas filas en estaciones de servicio, el portal de noticias argentino La Letra P reveló un presunto esquema de corrupción en la venta de combustibles, que involucraría a la familia del presidente Luis Arce y al grupo empresarial Valdivia.
Según el medio, en Bolivia opera un esquema de intermediación de combustible a través de Botrading, una subsidiaria de YPFB situada en Paraguay.
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Esta empresa habría comprado combustible a precios inflados, generando presuntas ganancias ilícitas para un círculo de poder ligado al hijo del presidente y al empresario Eduardo Valdivia, propietario del periódico Los Tiempos.
Brújula Digital fue el primer medio en hablar de este tema, en julio de 2023. Vea la nota original aquí.
La Letra P agrega que Eduardo Valdivia adquirió un lujoso departamento en Asunción, valuado en más de dos millones de dólares, en la torre residencial Eminent, una de las más lujosas de esa ciudad, “sin una justificación clara de sus ingresos”.
Vista de la piscina perteneciente a la torre en la que el empresario Valdivia habría adquirido un departamento avaluado en dos millones de dólares.
La Justicia deberá investigar el origen de estos fondos, así como otras inversiones relacionadas con Botrading en Paraguay y otros países, agregó el medio.
El portal añade que la escasez de diésel y gasolina se ha convertido en un negocio millonario para el círculo cercano al poder, mientras la población enfrenta inflación y un deterioro económico creciente.
Por su parte, el Gobierno ha justificado la escasez de combustible argumentando que no dispone de suficientes dólares para importar carburantes.
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Según datos oficiales, Bolivia consume diariamente unos siete millones de litros de diésel y seis millones de gasolina. Más del 80% del diésel y del 50% de la gasolina son importados, y el Estado subvenciona estos combustibles, vendiéndolos a un tercio del precio internacional.
Este subsidio ha generado una caída significativa en las reservas internacionales del país.
A esto se suma la caída de la producción y exportación de gas, una de las principales fuentes de ingresos del país. La falta de inversión en el sector ha reducido drásticamente la entrada de dólares, impactando no solo al gobierno central, sino también a gobernaciones, alcaldías y universidades.
El Gobierno ha admitido que no puede garantizar la importación de combustible al país.