La reciente discusión sobre la vicepresidencia de Bolivia y la falta de un candidato presidencial desde Santa Cruz nos obliga a reflexionar sobre las diferencias entre un proyecto electoral, un proyecto de poder y un proyecto político.
Por Santiago Terceros*
Estos tres conceptos, aunque relacionados, representan dimensiones distintas de la acción política.
Un proyecto electoral se limita a la organización de fuerzas con el objetivo inmediato de ganar una elección. Su contenido puede ser efímero y meramente utilitario, pues su único fin es alcanzar el triunfo en las urnas. Por su parte, un proyecto de poder busca estructurar los espacios conquistados en un proceso electoral para consolidar una capacidad de decisión dentro del aparato estatal o en instituciones clave. Esto implica administrar recursos económicos, simbólicos y políticos con una estrategia clara.
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Por encima de ambos, el proyecto político es el que da sentido y dirección a los otros dos. No solo busca ganar elecciones ni capturar el poder, sino transformar la realidad a partir de una cosmovisión de largo plazo. Este tipo de proyecto incorpora ideología, programa de gobierno y una visión estructurada de la sociedad.
En Bolivia, en los últimos 25 años, el único proyecto político con coherencia y continuidad ha sido el del Movimiento al Socialismo (MAS). Se puede estar o no de acuerdo con su visión, pero es innegable que ha sido consistente: estatismo, centralización del poder y redistribución de la riqueza bajo una lógica intervencionista. Su auge en los 2000, su consolidación en los 2010 y su declive en los 2020 responden a la evolución de este modelo.
El Proyecto Político desde Santa Cruz: Un Nuevo Rumbo para Bolivia
Santa Cruz, por su peso económico y social, está llamado a liderar un nuevo proyecto político para Bolivia. Pero este liderazgo no debe ser solo una consecuencia del crecimiento regional, sino la expresión de una visión clara sobre cómo debe ser el país.
A diferencia del modelo estatista predominante, la concepción política que emerge desde Santa Cruz se sostiene sobre cinco pilares fundamentales:
Libertad Económica Individual: La historia cruceña demuestra que el progreso se ha construido con base en la iniciativa privada, sin depender del Estado. La reducción de trabas burocráticas y el fortalecimiento del sector productivo son esenciales para garantizar el desarrollo sostenible del país.
Reducción del Estado: La expansión del aparato estatal ha generado ineficiencia, corrupción y dependencia de la economía hacia el gasto público. El modelo que Santa Cruz puede ofrecer apuesta por un Estado ágil y limitado a funciones esenciales como la seguridad, la justicia y la infraestructura básica.
Apertura al Mercado Global: Bolivia debe dejar de lado su aislamiento económico y abrirse a la inversión extranjera, acuerdos de libre comercio y la integración efectiva a los mercados internacionales. La experiencia cruceña en comercio y agroindustria es la mejor prueba de que la competitividad global es posible.
Digitalización y Modernización: La burocracia ineficiente y las estructuras estatales arcaicas han frenado el desarrollo del país. La tecnología debe ser un eje fundamental en la optimización de servicios públicos, la educación y la inclusión financiera.
Cuidado del Medio Ambiente: Aunque el discurso ambientalista ha sido instrumentalizado por el gobierno central para restringir el desarrollo regional, en Santa Cruz se comprende que la sustentabilidad es clave para la continuidad de los sectores productivos. La preservación de recursos naturales no está reñida con el crecimiento económico.
Este modelo político, con profundas raíces en el liberalismo y en las corrientes libertarias, representa un giro de 180 grados respecto al proyecto estatista que ha dominado Bolivia en las últimas décadas. Sin embargo, su consolidación requiere de un proceso estructurado: primero, capturar el electorado con una propuesta clara; segundo, transformar ese respaldo en un proyecto de poder; y finalmente, usar ese poder para implementar un modelo de largo plazo.
El Cruceñismo como Base Ideológica
El concepto de cruceñismo ha sido, en muchos casos, limitado a un sentido regionalista, pero en realidad representa una visión política concreta. Santa Cruz ha demostrado que la descentralización, el impulso al sector privado y la promoción de un modelo productivo sostenible son las bases del desarrollo. Desde esta óptica, el cruceñismo puede transformarse en una propuesta nacional que lleve a Bolivia hacia un modelo de eficiencia, libertad y crecimiento económico.
El cruceñismo, como ideología política, se distingue del centralismo estatal promovido por el MAS. En lugar de una economía dependiente del gasto público, promueve la iniciativa privada. En lugar de un aparato estatal hipertrofiado, aboga por la autonomía regional y la reducción del tamaño del gobierno. En lugar de proteccionismo económico, busca la integración de Bolivia en los mercados globales.
Es aquí donde Santa Cruz tiene una oportunidad histórica para convertirse en el motor del cambio en Bolivia, promoviendo un nuevo modelo de desarrollo basado en la apertura económica, la modernización y la eficiencia del Estado.
Los Bloques Opositores y la Falta de una Visión Clara
Hoy, la oposición en Bolivia está fragmentada y carece de un proyecto político coherente. Se pueden identificar tres grandes bloques:
El estatismo de izquierda, liderado por el MAS y sus aliados, que insisten en el modelo centralista y de control estatal.
El centro político pragmático, donde se ubican figuras como Manfred Reyes Villa, cuyas posturas se centra en la administración eficiente del Estado sin una transformación profunda de su estructura. Su enfoque es más tecnocrático y gestional, sin una visión clara de largo plazo y un enfoque claro en la corriente política, ecléctico y con grandes falencias en su coherencia ideológica. En este espacio también se ubica Chi Hyun Chung, con una postura mas cercana al autoritarismo estatista y conservador.
El centro político pragmático, donde se ubican figuras como Manfred Reyes Villa, cuyas posturas se centra en la administración eficiente del Estado sin una transformación profunda de su estructura. Su enfoque es más tecnocrático y gestional, sin una visión clara de largo plazo y un enfoque claro en la corriente política, ecléctico y con grandes falencias en su coherencia ideológica. En este espacio también se ubica Chi Hyun Chung, con una postura mas cercana al autoritarismo estatista y conservador.
El bloque opositor, que abarca un espectro amplio desde la centroizquierda hasta el liberalismo más definido. Comunidad Ciudadana, que en su origen se presentó como una opción socialdemócrata, ha decidido respaldar a Samuel Doria Medina, lo que diluye su capacidad de estructurar un proyecto político coherente que permita dar un giro.
En el otro extremo, Branko Marinkovic, quien representaba una posición claramente liberal, ha decidido dar su apoyo a Tuto Quiroga, considerándolo la opción más cercana a las libertades individuales. En este contexto, Quiroga parece tomar el liderazgo de la alternativa más clara hacia un giro de 180 grados en la dirección política del país. Sin embargo, la falta de cohesión dentro de este bloque sigue siendo un desafío, ya que sin una estrategia clara de unidad, la fragmentación de la oposición favorece la continuidad del modelo estatista.
Si Bolivia quiere superar la crisis política y económica, es imperativo que este tercer bloque se consolide y logre articular una propuesta viable. La reducción del Estado, la apertura económica y la modernización no pueden ser solo consignas de campaña, sino pilares de un nuevo contrato social que permita a Bolivia competir en el siglo XXI.
Santa Cruz tiene la responsabilidad histórica de articular este nuevo rumbo para el país. No se trata solo de postular candidatos, sino de cimentar un proyecto de largo plazo con un norte claro y bases ideológicas sólidas. Es el momento de que Bolivia apueste por un cambio estructural basado en la libertad y el progreso, y que el cruceñismo se transforme en una ideología que ofrezca soluciones reales a la nación.
*Santiago Terceros es cientista político.