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Un total de 500 lechugas se producen diariamente en un invernadero hidropónico en el departamento de Santa Cruz. En ese espacio, las hortalizas se alimentan de agua y nutrientes, sin tocar la tierra en ningún momento de su desarrollo.
“Se toma agua de la red municipal que cae en los tinacos, es purificada, potabilizada e inyectada con ozono y los nutrientes necesarios. Después llega a los canales de riego que son independientes, lo que nos permite que la planta sea completamente pura”, Mauricio Satt, gerente general de la empresa Koga y gestor de este emprendimiento.
La planta no tiene ningún tipo de sustancias químicas que pudieran dañar su sabor o mejorarla orgánicamente, tampoco tiene aspectos transgénicos. Se le hacen análisis químicos que garantizan su calidad. Ayudan muchísimo a la nutrición.
El invernadero cuenta con un cunero que puede albergar alrededor de 30 mil ejemplares. Ahí se hace el germinado de la semilla.
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Después se “trasplantan” a los canales de riego y en total, las lechuguitas viven en el invernadero durante tres meses antes de que puedan ser consumidas. El éxito ha sido tal, que además de estas hortalizas, han comenzado a experimentar con acelgas.
Entrevistados: Samuel Moreno y Mauricio Satt.
Fuente: PAT