Un informe menciona el caso del glaciar de la zona occidental del Huayna Potosí, montaña situada en La Paz, donde “el hielo desaparece y retrocede a un ritmo de aproximadamente 24 metros al año”.
[ESTEBAN BIBA / EFE] / Dos personas observan el paisaje en el monte nevado Huayna Potosí, en El Alto (Bolivia).
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó este martes que los glaciares de Bolivia “agonizan”, lo que afecta a sus comunidades, y advirtió que si esta tendencia se mantiene, algunos desaparecerán “por completo” en 20 años.
Un artículo publicado por la FAO menciona esta información basada en datos de la investigación que realizan científicos de los Andes y el Himalaya, en concreto de Argentina, Bolivia, Chile, China, Ecuador y Nepal, sobre la pérdida de hielo en Bolivia.
El reporte menciona el caso del glaciar de la zona occidental del Huayna Potosí, montaña situada en La Paz a 5.100 metros sobre el nivel del mar, donde “el hielo desaparece y retrocede a un ritmo de aproximadamente 24 metros al año” y el agua del deshielo ha formado un lago que no existía en 1975.
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El equipo científico, que tiene el apoyo de la FAO y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), instaló en el centro del glaciar una máquina formada por un conjunto de paneles y cables, cuyos sensores miden “de forma sencilla, rápida y continua el volumen de agua que se acumula sobre el glaciar en forma de nieve”.
“La información que obtienen con cada medición indica que el hielo del glaciar está disminuyendo”, señala el artículo de la FAO.
Los científicos también manifestaron que, si bien el aumento de las temperaturas mundiales está derritiendo los glaciares en todo el planeta, “en el caso de Bolivia, la crisis se está acelerando”.
“Los fuertes vientos transportan los sedimentos de las zonas libres de hielo y los depositan en el glaciar, oscureciendo su superficie y aumentando la absorción de calor”, indica el reporte.
La FAO sostiene que la disminución del glaciar no solo implica la pérdida de paisajes naturales, sino que también “afecta negativamente” a las personas que dependen del hielo para obtener agua.
“Los cientos de miles de personas que viven en los valles dependen del agua del glaciar. Las llamas y las alpacas pastan en las fértiles praderas, cuyos pastizales se nutren del agua del deshielo estacional que ha dado forma durante siglos a este ecosistema de alta montaña”, señala la nota.
“Los agricultores también dependen del agua del deshielo para regar sus cultivos y alimentar a su ganado, y cerca de un millón de habitantes de El Alto, una ciudad cercana a La Paz, dependen de ella como fuente de agua potable”, añade.
Investigación
El investigador en temas ambientales del Centro de Documentación e información Bolivia (Cedib) Gonzalo Mondaca explicó a EFE que la advertencia de la FAO está asociada con los incendios forestales “recurrentes” que desde 2019 azotan el medioambiente en el país.
“El año pasado fueron quemadas 14 millones de hectáreas en toda Bolivia y eso ha tenido sus consecuencias, como la situación de los glaciares”, afirmó.
Según Mondaca, la contaminación llega a una capa en la atmósfera donde se generan “flujos de aire” que llevan partículas que se depositan en los glaciares.
“El calor que absorbe esa superficie acelera el derretimiento de los glaciares”, agregó el investigador.
La Defensoría del Pueblo de Bolivia llamó al Estado a “asumir acciones” para preservar sus glaciares “en resguardo de los derechos humanos de la población”, en ocasión del reciente Día Mundial del Agua que, precisamente, se centró en la “Conservación de los glaciares”.
Mondaca dijo que lo primero que se debe hacer es “mejorar los sistemas de prevención de incendios”, algo que las autoridades deben hacer antes de que comiencen las quemas forestales en junio.
Los incendios son un problema recurrente en Bolivia y se atribuyen sobre todo a los ‘chaqueos’ o quemas controladas autorizadas para preparar los suelos para la siembra y el pastoreo.