El último informe de Unicef señala que en Bolivia la niñez y adolescencia representan aproximadamenteun tercio de la población del país (38%) –alrededor de 4 millones de personas, según el censo 2012 y las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística– que espera que sus derechos sean reconocidos y sus demandas tengan, al menos, el mismo peso en la agenda política que el de las personas adultas.
Fuente: lostiempos.com
Esta población, tan esencial para el presente y futuro de cualquier país, es la que tiene menos oportunidades para que sus peticiones, propuestas y necesidades sean escuchadas en la formulación de políticas públicas.
Según Unicef, La niñez y la adolescencia históricamente han sido poblaciones insuficientemente abordadas en las propuestas de gobierno y enlos debates durante las campañas electorales. Es por eso, que incluirlas en los planes de las autoridades electas es una responsabilidad legal y ética, así como una inversión necesaria para impulsar y proteger el desarrollo económico y social del país.
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En ese contexto, en 2025, año en que Bolivia celebra el bicentenario de su formación como Estado y se realizan elecciones generales, la niñez y la adolescencia deben figurar en las propuestas de todos los partidos, alianzas y actores políticos, así como ocupar un lugar destacado en la agenda del próximo gobierno.
Desde Unicef, tomando en cuenta las voces y opiniones de la niñez y la adolescencia sobre sus necesidades y propuestas (expresadas en consultas realizadas durante los últimos años), proponen las siguientes cuatro áreas como prioridad para incluir en la agenda de los aspirantes a asumir la presidencia del país en agosto próximo.
“Estamos conscientes de que éstas son solo algunas de las muchas necesidades que tienen la niñez y la adolescencia, pero las elegimos como prioritarias por su carácter esencial para el desarrollo de Bolivia”, señala Unicef.
Frenar la pobreza
La situación económica afecta directamente el bienestar de niñas, niños y adolescentes. Como se sabe, cuando hay estancamiento económico y aumento de precios, las familias ganan menos, lo que agrava la pobreza. La evidencia muestra que niñas, niños y adolescentes son los más afectados por estos problemas, lo que puede llevarlos a dejar la escuela, trabajar desde jóvenes, comer menos y de peor calidad, tener menos acceso a servicios de salud y ser más vulnerables a la violencia, entre otros riesgos.
Alto a la violencia
Bolivia tiene las tasas más altas de feminicidios, violencia intrafamiliar y violencia contra la niñez, en Sudamérica. La violencia contra niñas, niños y adolescentes es un problema que afecta a miles de ellos cada año, con consecuencias profundas para su desarrollo y bienestar.
SEgún el reporte de Unicef, en 2024 se registraron 6.868 casos de violencia sexual contra niñas, niños o adolescentes y hubo 38 víctimas de infanticidio. La violencia incrementa las tasas de abandono escolar, consumo de alcohol o estupefacientes, desempleo o empleo precario en la edad adulta, pobreza y su reproducción en el hogar, la escuela y la comunidad.
La normalización de la violencia y la falta de mecanismos efectivos de protección integral y acceso a la justicia, perpetúan esta situación. Por tanto, la prevención de todas las formas de violencia debe ser una prioridad estatal.
Garantizar la educación
Bolivia ha logrado en los últimos años avances importantes en el acceso a la educación, con un aumento de la tasa de cobertura neta del 77%, en 2012, al 86% en 2022. El abandono escolar anual se ha reducido de más de 160 mil estudiantes en 2000 a menos de 51 mil estudiantes en 2023, según datos del sistema de información del Ministerio de Educación. Sin embargo, pese a estos avances, aún hay niñas y niños que se encuentran fuera del sistema educativo, principalmente en el nivel preescolar, o que abandonan sus estudios en el nivel secundario. Quienes tienen mayores probabilidades de exclusión son niñas, niños y adolescentes de familias pobres, quienes habitan en el área rural, los que tienen alguna discapacidad y los que pertenecen a pueblos indígenas
Priorizar la salud
Unicef advierte que en las últimas dos décadas, el país ha tenido importantes avances en la extensión de las coberturas de salud, principalmente a través de la creación de infraestructura sanitaria en áreas donde históricamente no se disponía de este servicio. Estas mejoras obedecen a la existencia del sistema de salud unificado, al programa nacional de inmunización, la política de salud familiar comunitaria e intercultural y al subsidio universal prenatal. En términos de resultados, los avances han disminuido la mortalidad materna, la desnutrición como en las coberturas de vacunación, produciendo incluso el rebrote de algunas enfermedades, como el sarampión, que se consideraban erradicadas.
Luego de la pandemia se hicieron esfuerzos en identificar y vacunar a niñas y niños que no recibieron ninguna dosis de vacuna, además, se han logrado avances importantes en el incremento de las tasas de vacunación y mejora de la gestión de los servicios de inmunización.
Una problemática que preocupa es la alta prevalencia de embarazos en adolescentes. Si bien las tasas de fecundidad han ido bajando con relación a una década atrás, según los datos de la Encuesta de Demografía y Salud (2016), 1 de cada 6 adolescentes (casi el 15%) de entre 15 y 19 años ya era madre o estaba embarazada por primera vez. Detrás de esta cifra, existen múltiples factores, tales como la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, información, servicios integrales y amigables para adolescentes, y el acceso inequitativo a métodos anticonceptivos, entre otros.
Fuente: lostiempos.com