Mientras los de siempre siguen repartiéndose micrófonos, renuncias y traiciones, hay dos figuras que se han mantenido al margen del circo central de la política boliviana, son dos jovenzuelos de 57 añitos. Hablo de Rodrigo Paz Pereira y Jaime Dunn, que bien podrían representar una alternativa, algo distinto para el segmento de votantes anti MAS, mismo que es engañado y decepcionado una y otra vez, y se ha visto obligado a votar por el ungido de turno proveniente de las encuestas. Le guste o no.
Rodrigo Paz ha hecho política desde hace años, no es necesariamente nuevo. Fue diputado, alcalde de Tarija (gestión a la que no me referiré), hoy senador, tiene trayectoria y experiencia concreta en gestión pública. Ha demostrado habilidades políticas, ha visitado casi todos los municipios del país, algo que no todos pueden mostrar. Tiene buena oratoria y un nombre en la política nacional. Pero a pesar de eso, no ha logrado hacerse notar lo suficiente. La atención sigue secuestrada por los que siempre defraudan.
Jaime Dunn viene del mundo económico, el académico. Tiene una carrera sólida y destacada fuera del país y una participación activa como analista y columnista. Es claro, riguroso, y ha sabido explicar la economía con solvencia. No tiene formación política en el sentido tradicional, pero eso, en este contexto, no es un defecto que lo excluya, porque muchos que están en política tampoco la tienen. El problema de Dunn, igual que el de Paz, es la soledad. No se les ve respaldados por un equipo o una estrategia clara de proyección nacional.
Y es que, sin estructura, aunque sea circunstancial y poco sostenible en el tiempo (como suelen ser), en un país donde la política se mide por encuestas antes que, por contenido, es muy difícil hacerse escuchar. Esa es una de las grandes trabas para cualquier figura que no esté dentro del club de la vecindad del chavo. Pero esa misma falta de estructura también los libera, no tienen que negociar con el pasado, ni con oportunistas, ni rendir cuentas a jefes políticos oxidados. No cargan la mochila de las derrotas pasadas, ni las sospechas de pactos implícitos con el oficialismo.
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A Dunn podría reclamarle que clame por un liberalismo importado, que nada tiene que ver con la realidad de Bolivia. Paz la tiene algo más clara.
La solución no se puede encontrar en el problema. La discusión sobre liderazgo opositor se sigue centrando en los que ya fracasaron, en los que, por acción u omisión, han sostenido al MAS durante dos décadas. Frente a eso, cuesta entender por qué no se apuesta por perfiles como los de Paz o Dunn. No son un proyecto político como tal, pero, si alguien nos va a engañar o sorprender, que sea alguien nuevo.
Marcelo Ugalde Castrillo
Político y empresario