El conflicto, que continúa sin señales de desescalada, ha provocado decenas de miles de muertes, la destrucción masiva de infraestructura y una emergencia sanitaria de escala nacional
Fuente: infobae.com
El conflicto armado en Sudán, iniciado el 15 de abril de 2023 entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), ha desencadenado una de las crisis de desplazamiento más graves y menos visibilizadas del mundo, con casi 13 millones de personas forzadas a huir de sus hogares, según datos de la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR) y organizaciones humanitarias internacionales.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
De acuerdo con datos de ACNUR, 8,6 millones de personas permanecen desplazadas dentro de Sudán, mientras que otras 3,8 millones han cruzado las fronteras hacia países vecinos como Chad, Egipto, Etiopía, Sudán del Sur, Uganda, Libia y la República Centroafricana. En total, 1 de cada 3 sudaneses ha sido desplazado forzosamente desde que estallaron los combates.
El conflicto, que según Médicos Sin Fronteras (MSF) y Human Rights Watch (HRW) continúa sin señales de desescalada, ha provocado decenas de miles de muertes, la destrucción masiva de infraestructura y una emergencia sanitaria de escala nacional. Ambas organizaciones alertaron que el 60% de la población sudanesa —unos 30 millones de personas— necesita asistencia humanitaria, en medio de un colapso de los servicios básicos y el agravamiento de las condiciones de vida.
“La guerra en Sudán entra en su tercer año y la población permanece oculta, bombardeada, asediada, desplazada y privada de alimentos, atención médica y servicios básicos”, indicó MSF en un comunicado emitido desde El Cairo.
El deterioro de la situación llevó a HRW a pedir a los líderes que se reunirán este 15 de abril en Londres, en una conferencia diplomática organizada por el Reino Unido, la Unión Europea, Francia y Alemania, que actúen con urgencia para proteger a la población civil y garantizar el acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria. Las partes beligerantes no fueron invitadas al encuentro.
Las denuncias por abusos generalizados incluyen ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual sistemática, saqueos y la destrucción de infraestructura civil, tanto por parte de las FAR como del Ejército sudanés. Según testimonios recogidos por ACNUR, mujeres y menores forman el grupo más vulnerable, con múltiples reportes de tortura, violencia de género y separación familiar forzada.
“Durante los últimos dos años, las partes en conflicto de Sudán han sometido a la población a terribles abusos y sufrimiento, y han bloqueado la ayuda, sumiendo al país en los peores desastres humanitarios del mundo”, afirmó Mohamed Osman, investigador de HRW sobre Sudán.
MSF advirtió que las instalaciones y el personal médico siguen siendo atacados y que el país se enfrenta a múltiples crisis sanitarias superpuestas, con brotes de sarampión, cólera y difteria, agravadas por el colapso del sistema de salud y la temporada de lluvias.
A pesar de los esfuerzos humanitarios, la financiación disponible no alcanza el 10% de lo requerido, lo que obligó a ACNUR a suspender servicios esenciales como tratamientos médicos para enfermedades crónicas y cirugías de alta complejidad. En 2024, las organizaciones humanitarias alcanzaron a 15,6 millones de personas dentro del país con asistencia en alimentos, salud, agua y refugio. Sin embargo, la brecha entre necesidades y recursos sigue ampliándose.
El conflicto ha provocado decenas de miles de muertes, la destrucción masiva de infraestructura y una emergencia sanitaria de escala nacional (AP Foto, Archivo)
“La hambruna cada vez toma más fuerza, la violencia se acrecienta y los combates continúan. Por eso, es imprescindible contar con la colaboración y el apoyo de la sociedad para que ACNUR pueda continuar asistiendo a millones de personas afectadas por el conflicto en Sudán”, declaró Paula Martínez Álvarez, Directora de Comunicaciones de la Fundación ACNUR Argentina.
Actualmente, 1 de cada 13 personas refugiadas en el mundo y 1 de cada 6 desplazadas internas provienen de Sudán, lo que sitúa a esta crisis entre las más severas a nivel global, aunque con una visibilidad mediática y respuesta internacional notablemente reducidas. Las ONG advirtieron que la población sudanesa “no puede ni debe esperar más” y urgieron a la comunidad internacional a actuar con firmeza para frenar el deterioro de la situación humanitaria.