Los chuquisaqueños, sobre la base del Bicentenario, han construido una Narrativa que incorpora patrimonio, cultura, historia, poesía, gastronomía, Tejados, balcones, y la están compartiendo al mundo.
Han construido varios instrumentos novedosos que permite establecer una dinámica que combina todos los componentes que necesita el destino para volverse atractivo. Uno de ellos son los Diálogos de Café en los que convocan con diferentes temáticas, a personalidades nacionales que debaten con actores locales en cafeterías de especialidad, aquello que se necesita socializar con la población. De manera simultánea, una vez al mes se abren 12 espacios que degustan las cualidades del café boliviano con una ventaja especial, existen 20 cafeterías, además, que son patrimoniales, es decir, se encuentran en lugares declarados patrimonio histórico en los cuales, el sabor se saborea con belleza. Me correspondió estar en la última versión respondiendo la pregunta «Chuquisaca, ¿puede vivir del turismo?”
El repaso de lo que han construido demuestra que, efectivamente, están logrando, con locura, un resultado que lo comprobamos quienes visitamos la sede de la Audiencia de Charcas. ¿Cómo lo están logrando? Esa respuesta la socializa el Gabinete del Bicentenario, gestor de esta aventura extraordinaria que ha trabajado en todos los detalles y con una planificación rigurosamente ejecutada.
Para que sea comprendido el esfuerzo en su dimensión, se han abierto los miradores que esperan el atardecer para admirar los tejados coloniales de la ciudad, se han habilitado balcones para leer poemas y la oferta gastronómica, se constituye en una riqueza cotidiana. Calles limpias, parques con flores y la lista larga de atractivos históricos del destino, demuestra el esfuerzo colectivo por vivir aprovechando esta oportunidad que recibe al turista en el aeropuerto, con una línea de taxis nuevos que tienen servicio de WF para el pasajero.
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Los problemas de la burocracia y las dificultades de una crisis que es la misma en todos lados, están siendo superadas con inteligencia y creatividad.
La oferta abre el territorio del departamento aprovechando las ventajas que tiene cada uno de sus espacios, desde la cercana Yotala, pasando por Tarabuco, se vuelve gigante en Los Cintis con el lugar en el que se inventó el singani, y se está ampliando a Monteagudo y Muyupampa que se ofrece como destino cercano a Lagunillas y a Santa Cruz, con el túnel recién inaugurado del Incahuasi.
Los chuquisaqueños han descubierto que tienen una oportunidad irrepetible con el Bicentenario y la están cultivando como instrumento de desarrollo permanente. Están desarrollando la capacidad receptiva a un viajero que prefiere el destino de convivencia y aprendizaje y busca en medio de la crisis y después de la pandemia, lugares amables que le dejen vivencias.
Desde Sucre se está recuperando a las Misiones Jesuíticas de Moxos y Chiquitos, con sus archivos, partituras, mobiliarios, pinturas y tallados; se están buscando los lugares por los que paseó la Señora Manuela Sáenz, y se está invitando a nivel nacional e internacional a compartirlo. Todo el norte argentino está convidado en un momento económicamente válido para ellos, a recorrer los caminos de Güemes para unirlos a los de Moto Méndez, subir para reunirse en la Republiqueta de Camargo y buscar a Doña Juana en la ciudad blanca…
Tenemos que cerrar el círculo y aceptar que el esfuerzo de los chuquisaqueños es válido para todo Bolivia, y entre todos, debemos completar la tarea. Sucre lo está logrando y nos necesita.