Este miércoles 7 de mayo comienza el proceso para elegir al sucesor del Papa Francisco
La Basílica de San Pedro, en el Vaticano, durante la mañana en la que se dará comienzo al Cónclave 2025 (Guglielmo Mangiapane/REUTERS)
Fuente: infobae.com
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Quedan pocas horas para que los cardenales encargados de elegir al nuevo Pontífice sean “encerrados bajo llave” hasta que el Cónclave de 2025 tenga un resultado definitivo. Este miércoles 7 de mayo, el Vaticano acoge el comienzo de un proceso que finalizará con una sucesión para el papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, y en el que participarán 133 cardenales electores de todo el mundo.
La ciudad-estado se blinda y se ultiman los preparativos para acoger este acontecimiento histórico tan importante para la Iglesia Católica. Una vez se pronuncie el extra omnes, las puertas quedarán selladas y en el exterior solamente se sabrá quién es el nuevo papa a través de la fumata que varias veces al día indicará si el resultado de las votaciones ha llegado a un acuerdo.
Para llevar a cabo todo este secretismo absoluto, se han tomado una serie de medidas que impedirán que se filtre cualquier información: el Cónclave debe ser totalmente confidencial, tal y como marca la tradición.
Sin cámaras ni señales de telecomunicaciones en el Cónclave 2025
Los cardenales se preparan para sus últimas horas de “libertad”. Una vez dé comienzo el Cónclave, reinará el silencio hasta el habemus papam, que indicará que Francisco tiene un nuevo sucesor. Será a partir de las 15.00 cuando el Vaticano quede incomunicado: a partir de esa hora, se apagarán todas las señales de telecomunicaciones móviles y de radio en todo el territorio.
Además, con el objetivo de evitar que se produzcan filtraciones, los cardenales deberán entregar sus móviles y todos los dispositivos de comunicación que tengan a los funcionarios de la gendarmería. Estos no serán devueltos hasta que el mundo no tenga un nuevo Papa.
Para reforzar el aislamiento, se han instalado inhibidores de frecuencia tanto en la Capilla Sixtina como en la Casa Santa Marta y el Colegio Etíope, donde se alojarán los cardenales. No solo eso, sino que también se utilizarán compartimentos especiales, puertas provisionales y cierre de ventanas.
Las cámaras de seguridad y los sensores serán apagadas. Esto, junto con la verificación de que en el interior de los edificios no ha quedado ningún instrumento que pueda grabar, demuestran todo el protocolo que hay empleado para garantizar el secretismo absoluto durante el Cónclave.
Juramento de secreto absoluto
Las personas ajenas al proceso de elección papal que entrarán en contacto con los cardenales (médicos, encargados de ascensores, personal de los servicios de comedor y limpieza, religiosos responsables de la Sacristía Pontificia, fontaneros, electricistas…) juraron solemnemente mantener el más absoluto secreto, que será el que protagonice los próximos días de deliberación y votaciones. En total, este juramento ha sido realizado por alrededor de 100 personas, quienes no podrán comunicarse con el exterior durante el tiempo que dure el Cónclave.
Funcionarios, miembros del clero y personal del Cónclave prestan juramento de secreto en la Capilla Paulina, en el Vaticano, 5 de mayo de 2025. (Vatican Media/Handout via REUTERS)
Si alguien incumple estas estrictas normas, promulgadas con el objetivo de que el mundo únicamente sepa de forma mínima qué es lo que ocurre en el interior del Vaticano a través de la fumata, se enfrenta a la excomunión latae sententiae, es decir, automática, sin necesidad de intervención de un tribunal.