Una realidad que muestra que enfermarse en Santa Cruz, puede ser una sentencia de sufrimiento.
Por Ligia Portillo
Fuente: Red Uno
Mientras la ciudad despierta al ritmo acelerado del tráfico y el bullicio cotidiano, en los pasillos de los hospitales públicos se libra una batalla silenciosa, pacientes durmiendo en cartones, madres angustiadas con sus hijos en brazos, y médicos exhaustos que intentan dar abasto en medio del colapso. La escena es desoladora, pero tristemente cotidiana.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
La situación en los hospitales de Santa Cruz se ha vuelto insostenible. Pacientes se ven obligados a dormir en las afueras de los centros médicos, esperando horas para obtener una ficha de atención.
La escasez de camas y personal médico ha llevado al colapso al Hospital Japonés, donde los pacientes son atendidos en pasillos y hasta en el suelo debido a la falta de espacio. Misma situación atraviesa el Hospital San Juan de Dios y el Hospital de Niños, en este último se han cerrado varios servicios por falta de personal.
«Las imágenes hablan por sí solas, nuestros pequeños pacientes están en emergencias e incluso en cartones», contó un galeno.
Pacientes peregrinan por atención
A pesar de las movilizaciones del personal médico y las denuncias de los familiares, las autoridades departamentales aseguran que no cuentan con los recursos necesarios para enfrentar la crisis. Desde el gobierno nacional, tampoco se vislumbran soluciones inmediatas. Mientras tanto, los ciudadanos continúan sufriendo las consecuencias de un sistema de salud al borde del colapso.
“No hay camas, no hay médicos, no hay respuesta”, dice entre lágrimas una madre cuyo hijo fue atendido en el piso del Hospital de Niños. La indignación se mezcla con el cansancio de quienes, después de horas de espera, aún no han sido vistos por un especialista.
El personal médico ha alzado la voz. Exigen soluciones estructurales, contratación de más profesionales, dotación de insumos básicos y garantías laborales. Muchos trabajan con contratos vencidos, sin seguro, y con turnos que exceden las 24 horas.
Desde la Gobernación, las autoridades reconocen la crisis, pero aseguran estar atadas de manos por falta de presupuesto. Por su parte, el Gobierno nacional guarda silencio o promete paliativos temporales. Mientras tanto, los ciudadanos se enfrentan a una dura realidad, enfermarse en Santa Cruz puede ser una sentencia de sufrimiento.
Más que números, son vidas
Se trata de personas reales, un niño con fiebre que no encuentra atención, un abuelo que debe decidir entre comprar sus medicamentos o comer, una enfermera que trabaja tres turnos seguidos sin dormir.