RIESGO. Con la disminución de gas en Bolivia, la crisis energética tiende a profundizarse en los siguientes años, ya que el 80% de la energía producida depende de fuentes fósiles, es decir, diésel, gasolina y gas natural. Con este panorama, analistas anticipan posible importación desde el 2028, si no se toman las medidas a tiempo.
Fuente: El Mundo
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La dependencia del país de los combustibles fósiles, principalmente el gas, como generador de energía para todos los rubros económicos y uso domiciliario, pone en alerta a los expertos que anticipan se agudice el tema en los siguientes años.
Según el informe del Ministerio de Hidrocarburos y Energía denominado “Balance Energético Nacional 2023”, más del 80% del consumo energético en Bolivia se sustenta en fuentes fósiles, como diésel, gas natural o gasolina.
El principal energético consumido en el país es diésel, con 25,5% del total; seguido en importancia por gas natural, con 24,9%; luego las gasolinas, con 22%; GLP, con 6,1% y los otros derivados, con 1,6%, indica un estudio elaborado por Fundación Jubileo al respecto.
El transporte (público y privado) es el principal consumidor de energía por sector económico, principalmente gasolina y diésel), con 56% del total; seguido en importancia por los sectores industrial y residencial. Actores que al tener dificultades en el suministro repercute en la producción de alimentos y productos de exportación, transporte de pasajeros y carga, desplazamiento de la población y, finalmente, pueden derivar también en el incremento de precios de bienes y servicios en la economía.
Con la disminución en la producción de gas y las dificultades para importar combustibles, diésel y gasolina, el país enfrenta dos alternativas en el corto y mediano plazo: producir o importar los energéticos que consume la población. “En el caso del gas natural, la producción a marzo de este año registra una caída de -53% respecto al promedio registrado el año 2015”, sostiene el informe.
De seguir esta tendencia, y si no se descubren al menos tres yacimientos de gran magnitud, el país se verá forzado a importar una parte del gas natural que demanda el mercado interno para el año 2028. También la producción de Gas Licuado de Petróleo (GLP), que un 72% es producido en las plantas separadoras de líquidos, se verá afectado.
Medidas a tomar
El estudio sugiere asumir cinco medidas: Bolivia debe encarar una nueva política energéticaque establezca una hoja de ruta para una transición energética y fiscal, con una proyección de varias décadas, con nuevas leyes sectoriales para electricidad e hidrocarburos con una visión de largo plazo, y acordes a la nueva realidad nacional, regional y mundial.
Liberar la importación y la comercialización de combustibles. Equilibrar la matriz de generación eléctrica a fin de que las fuentes renovables, como la hídrica, solar, eólica y geotérmica, cobren mayor importancia. Utilizar el sistema de ductos para la importación de combustibles o petróleo crudo.