Quien se oculta de la justicia, evita presentarse ante las autoridades y recurre al uso de personas o grupos para protegerse, muestra con sus actos una conducta incompatible con la inocencia. Un ciudadano que no tiene problemas con la ley, no necesita esconderse ni evadir órdenes judiciales. En cambio, quien lo hace, da señales claras de temor a enfrentar consecuencias legales.
Este es el caso del expresidente Evo Morales, quien enfrenta una orden de aprehensión en el marco de una investigación por supuestos delitos graves contra menores de edad. Lejos de colaborar con la justicia, Morales ha optado por resguardarse bajo la protección de sectores afines y evitar su comparecencia ante las autoridades competentes.
Paradójicamente, el mismo Morales sentenció en el pasado: “Quien no se presenta ante la justicia, es un delincuente confeso.” Hoy, esa frase cobra más fuerza que nunca. Mientras él no se presente, las sospechas, las dudas y los indicios de culpabilidad continúan vigentes. Su silencio y su ocultamiento no lo liberan de responsabilidad: lo hunden más en ella.
La justicia debe ser igual para todos. Ninguna figura política, por más poder que haya tenido, puede estar por encima de la ley.
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Por Lic. Rubén Suárez – Director de RedContactoSur