Universitarios y militares no canten victoria por la derogación del decreto; el gobierno se ha agazapado para arremeter con mas fuerza tras los comicios electorales.
Estudiantes de la UMSA se movilizaron en contra del decreto 0304 que el miércoles fue abrogado por el Gobierno. (Foto Abi)
El nuevo Estado busca el control de todos los aspectos de la vida del país y de los ciudadanos y el aparato gubernamental se ha puesto en marcha para lograr esos objetivos.
Ha lanzado un globo de ensayo con un decreto que pretendía la intervención de los Seguros sociales y de salud y de organismos descentralizados de las universidades autónomas, las Fuerzas Armadas y otras instituciones que pasaban a «tuición» del Ejecutivo; en realidad quiso meterle la mano a los recursos y los aportes de éstas y convertirlos en simples apéndices del gobierno.
La reacción en contra fue categórica y el inoportuno decreto 304 tuvo muy corta vida, pero más que por las protestas universitarias y el malestar generado en las FFAA, por el momento electoral. El gobierno rápidamente se dio cuenta del error de sus «estrategas» y reculó derogando la medida para no afectar al candidato Evo, a quien no conviene desgastarse con conflictos, en plena campaña por su reelección.
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Más allá del hecho puntual de un decreto, está la concepción ideológica del gobierno sobre el nuevo Estado que quiere imponer y en el que las instituciones autónomas y desconcentradas dejaran de existir.
La intención de arremeter contra la autonomía universitaria no es un hecho menor, ya que con todos sus defectos, es un bastión democrático y uno de los pocos ámbitos en los que todavía no se han impuesto los criterios totalitarios que maneja el gobierno masista.
La autonomía universitaria fue una importante conquista que posibilitó mejorar el nivel académico y darle un perfil realmente científico a nuestras universidades que hasta el bien entrado el siglo XX todavía mantenían los cánones coloniales, pero esta visto que en criterio del MAS esto no es conveniente y planea imprimir un retroceso no solo hasta la época colonial sino precolombina.
Luego de la conquista de la autonomía en 1930 las universidades se constituyeron en núcleos generadores del pensamiento y desde sus aulas se difundieron todas las corrientes del pensamiento moderno, entre, ellas, por si no lo saben los masistas, el marxismo.
Sin embargo, para el MAS que de manera recurrente sufre de recaídas en sus concepciones fundamentalistas indigenistas que lindan con lo cavernario, todo lo que no surge de la cosmogonía andina, que en muchos casos no es más que el producto de delirantes elucubraciones, debe ser descartado.
Hay que reconocer que en este caso el MAS, sí piensa realizar una transformación total hasta el punto de pretender poner patas arriba a todo el sistema educativo pero debe recordarse que esta es una pretensión implícita a toda concepción totalitaria. Se trata en buenas cuentas de, mediante la educación, controlar la vida y las mentes de los ciudadanos.
Sin embargo en el caso de Bolivia existe otro elemento adicional. No se trata tan solo de aplicar un modelo educativo totalitario sino de rechazar todo el aporte al desarrollo humano del pensamiento occidental en todas sus expresiones.
Que existen valores culturales y éticos originarios que bien vale la pena rescatarlos, ni duda cabe, pero de ahí a negar todo otro tipo de aporte es caer en el más estúpido de los oscurantismos.
Las universidades han sido creadas para generar ciencia, conocimiento de alcances universales y no para ser sujetas a una determinada ideología que pudiera constituirse en hegemónica circunstancialmente como se pretende hacerlo con el indigenismo a ultranza que se profesa desde el gobierno pero no para mejorar la vida de los indígenas, sino para mantenerlos en el engaño de creer que son ellos los que gobiernan a través del «hermano» Evo.
No deja de llamar la atención que el MAS que se proclama de “izquierda” este aplicando una conocida práctica de los gobiernos dictatoriales que, como se sabe, siempre tuvieron en la mira a la autonomía universitaria.
La intervención que planea el MAS contra las universidades si bien no se la efectuará con tanques, las consecuencias serán mucho peores porque está dirigida contra el pensamiento libre y científico que es una característica imprescindible de toda casa superior de estudios.
A los docentes, universitarios y a los propios militares, habrá que decirles que no canten victoria, la derogación de este decreto no significa que el peligro haya desaparecido, por el contrario, el gobierno se ha agazapado para arremeter con mas fuerza una vez pasado el proceso electoral. Todo dependerá del caudal de apoyo o rechazo que reciba el 6 de diciembre.