Noche de jueves…


 

Estaba mi asiática renegando.



– La gente se fija en todo, y si no tiene nada que hacer se inventa maldades.

-decía molesta, mostrándome una foto, donde se veía a la miss Santa Cruz con el sobaco negro.

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No le di pelota.

Yo estaba mirando a Tuto que hablaba y hablaba y hablaba, mientras un pelau que estaba a su lado lo miraba aburrido.

– ¿Ese es el candidato a vice?

-preguntó mi asiática, dejando de lado el sobaco negro de la foto.

-Sipi.

-dije pensativo.

Y ahí estaba.

El vice de Tuto.

– “Al menos se sabe de dónde tiene plata”

-dijo mi medio limón.

– Ya…

-dije yo, pensando en el otro candidato a vice, el del gordo, un pelón tecnócrata contemporáneo de Banzer.

De polo a polo…

El abuelo y el bisnieto.

Cambie de canal, algo aburrido por la incertidumbre.

Y pa’ peor.

Ahí lo entrevistaban al rey del botox que primero andaba colgau de Evo, y cuando el colla cayó en desgracia se colgó de Arce, para aparecer después ofreciendo flores a Andrónico, el pelau cocalero que junto a Eva Copa son cómplices, sabedores de todas las fechorías masistas.

¡Miechi!

-dije yo, admirado de tanto cinismo.

– “Dime con quien andás y te diré quien sos y que hacés”.

-respondió mi asiática hecha la filósofa.

Cambié de canal.

¿Pa’ qué?

Ahí estaba otra colla que se empeña en parecer camba, igualinga a Montaño, el mariscal del desbloqueo que no se asoma ni pagau por El Chapare.

– ¡Mirala a esta, de candidata a vicepresidente!

-exclamó mi asiática, pelando esos huecos de alcancía que tiene por ojos.

– A ver dueño y señor mío. Esa Mamá Ocllo, ¿no es la misma que estaba presa, la autora intelectual del asesinato de los cívicos cruceños Marcelo Terrazas y Mario Salvatierra, la misma que tenía municiones y que andaba con el terrorista gaucho?

– La misma…

-respondí, asombrado por la prodigiosa memoria de la amarilla.

Iba a seguir mirando las noticias, cuando elay…

– ¿Y por qué ningún periodista le recuerda eso?

-preguntó indignada mi bella Flor de Loto.

– Deben tener publicidad masista en sus medios.

-respondí de mala gana.

No fue más…

No supe en qué rato…

Mi asiática me quitó el control y con esa mirada tan suya solo dijo:

– Ya  basta de tanta porquería política, vamos pal’ cuarto. Me vas a hacer un hijo.

– Pero… ¡Ya tenemos diez, los cinco tuyos, los cuatro míos y el único nuestro…

-dije señalando al pequeño Chang Poo con el pico y en voz baja.

– Uhhg bahhh…Ya estás igual que los candidatos, prometiendo churrasco con carne molida y puro ñervo.

-dijo ella y se alejó al cuarto, moviendo el toco de manera coqueta…

-Ahuringa te alcanzo…

-dije yo, mientras veía como los juveniles y suplentes de Palmeiras eliminaban “al más grande”.

 

Fuente: El Escribidor