Andrónico, el ruido de fondo en la política


Andrónico Rodríguez es el heredero natural del evismo. Tiene un nombre estrambótico, joven, de origen cocalero, con cierta presencia simbólica y una carrera rápida hasta la presidencia del Senado. En medio del naufragio político del MAS, su figura emergía como un posible salvavidas, parecía alguien que quizás tenía una prudencia estratégica y la pausa calculada antes de hablar. Pero han pasado cinco años, poco se lo ha escuchado y el misterio ha ido deviniendo en dudas, ¿Será que es un verdadero líder, o es un holograma proyectado por la necesidad sectorial de un heredero legítimo del evismo? ¿Está sobrevalorado?, no lo sé.

Lo cierto es, que hasta ahora no ha demostrado mucho, ni liderazgo, ni audacia, ni decisiones claras, ni siquiera consistencia… porque no habla, o solo lo hace por X. Hoy es el flamante candidato presidencial de un taxi partido (que está en veremos), el MTS, que es de esos que se activa cada cinco años para poner un nombre en la papeleta y cobrar su tajada.



Rodríguez, propio de estos tiempos, es un producto de simulación de poder, ahí está proclamado, mudo y ausente; con un pie en la carrera presidencial y otro quién sabe dónde. Por ahora no hay discurso, no hay programa, no hay proyecto, sólo la repetición de la muleta chapareña de los “hermanos y hermanas”, promesas tan diluidas que podrían estar firmadas por el cliché. Y tampoco se libra de los conflictos respecto a las listas observadas por sus bases, su polémica candidata a vice y el susurro de García Linera como su titiritero en jefe.

Las pocas veces que ha abierto la boca no ha mencionado sustancia, apenas una colección de frases prefabricadas para arengar, y una orfandad de ideas que lo pondría en figurillas para enfrentarse a una entrevista en vivo sin delatar sus carencias.

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En este escenario donde el país se juega su futuro entre populistas trasnochados, tecnócratas sin calle y “jóvenes promesas” con más ambiciones que ideas, Andrónico representa el arquetipo del político hechizo, que llega por gracia, se mantiene por cálculo y quizás decepcione por inercia. Lo evidente es que a veces el silencio es la confesión anticipada de que no se tiene nada que decir.

La campaña recién empieza, quizás pueda equivocarme en mis conceptos respecto a Andrónico, ya veremos. Sin embargo, me provoca verdadera tristeza ver que, en estas épocas la política ya no la definen los mejores de entre nosotros, sino los que logran no estorbar demasiado en la fila y los de la ley del mínimo esfuerzo.

 

Marcelo Ugalde Castrillo

Político y empresario