La apuesta por su exjefa de gabinete expone al exvicepresidente García Linera como ideólogo del «movimiento de reunificación» de Andrónico y enfrenta críticas
Fuente: El País.bo
Los datos electorales de lo que va de siglo son incontestables: los binomios popular – k’ara han arrasado en cinco de seis convocatorias electorales, aunque todo con matices. La primera la ganó como se ganaba entonces un “gringo” y un aristócrata paceño y la última un hijo de maestros y un aymara de las profundidades del Titicaca, y aunque la élite blanca nunca considerará a Luis Arce “uno de los suyos”, su desempeño social lo aleja del estrato popular. Él era el k’ara de ese binomio con Choquehuanca y todos los sabían.
El grueso de victorias, en cualquier caso, se lo llevan la dupla Evo Morales – Álvaro García Linera, el binomio por el que apostó el Instrumento Político de la Soberanía Popular que asoció la sigla del MAS y en el que había más candidatos en carrera en 2005, aunque hoy sea difícil de recordar.
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La elección de García Linera siempre tuvo su discusión dentro del bloque popular, y su justificación dentro de las élites nacionales a las que indudablemente pertenecía más allá de sus ardores revolucionarios de juventud que incluso lo llevaron a la cárcel.
Lo cierto es que Morales se sintió cómodo y le dejó hacer: García Linera teorizaba el modelo político, le abría espacios en zonas inaccesibles y le limpiaba el camino de enemigos internos o debates incómodos, siempre fue un jacobino radical cuando las cosas amenazaban sus intereses. En el entorno de aquel gobierno reconocen que nunca fue verdad que García Linera fuera quien realmente gobernara el país, como las fuerzas más racistas creyeron y difundieron, pero Evo sí le cedió enormes espacios de poder, sobre todo en lo relativo a lo económico.
A partir de 2014, ya con la teoría del “punto de bifurcación”, García Linera convenció a Morales de que era tiempo de “ensanchar” su base votante, y al igual que en el gabinete, empezó a patrocinar el acceso de millonarios y conversos al movimiento, claro que nunca a la base, sino a la cabeza: senadores, diputados, embajadas, presidencias, etc.
Morales ligó su suerte a la de García Linera en el referéndum de 2016 y luego en las elecciones de 2019 con el simple respaldo de una sentencia constitucional sobrepuesta sobre la decisión soberana. Ambos acabaron huyendo juntos del país el 11 de noviembre de 2019.
¿Reencarnación 2.0?
En el retorno al poder del Movimiento Al Socialismo (MAS) tuvo muy poca influencia la élite blancoide acurrucada en el MAS durante décadas, pues de hecho, la mayoría se evaporaron durante el gobierno de Jeanine Áñez. Morales eligió a Arce y a regañadientes, los movimientos sociales y unos cuantos nuevos voceros sacaron adelante la elección incluso con amenaza de proscripción y en medio de una pandemia. En cualquier caso, la ruptura entre Morales y García Linera se gestó ya por aquel entonces, y se evidenció ni bien regresaron juntos al país.
A los pocos meses García Linera ya había elaborado su teoría de la tercera vía entre el tecnicismo de Arce y el indigenismo de Morales, pues era evidente que iban a entrar en colisión. Esta vez Morales le apartó de inmediato y lo tildó de traidor. García Linera ha ido modulando sus apariciones buscando el perdón de Evo y alguna posibilidad de reconciliación que le permitiera seguir influyendo. No lo logró, pero sí logró hacerse con su discípulo más aventajado, Andrónico Rodríguez, a quien sedujo con teorías de unidad y roce internacional.
Andrónico se resistió hasta el final, siempre creyó que era posible convencer a Morales, y cuando asumió que no lo era, ya era tarde para volver atrás, dio el primer paso en Oruro y obtuvo respaldo genuino de muchas organizaciones sociales y cargos ejecutivos que fueron dejando el evismo, y también el arcismo, para irse a lo que podía ser el rostro ganador de la reunificación.
Las encuestas le empezaron a dar su espacio hasta que el 18 de mayo corrieron los rumores y el 19 se confirmó: Mariana Prado Noya era, por decisión de Rodríguez, la compañera de fórmula cerrando el círculo de la “reencarnación”, pues si Andrónico es el ahijado político de Evo Morales, Prado lo es de García Linera, quien en 2012 apostó por la joven de 30 años para llevar las riendas de su gabinete.
Prado es el prototipo de la élite paceña: Del Calvert a la UCB, de ahí a la Complutense de Madrid para cerrar la formación en la Sorbona de París en 2005, cabal casero con la irrupción del MAS en el Gobierno.
Ni bien aterrizó en La Paz de vuelta empezó con consultorías de esas ligadas a la cooperación y los diferentes ministerios, hasta que en 2009 se convirtió en la poderosa asesora de Despacho del Ministerio de Obras Públicas, incluyendo la presidencia del Directorio de la recién formada Boliviana de Aviación, y pasó unos meses por el área de Hidrocarburos hasta que fue fichada por García Linera.
Con el perfil de futura ministra bien definido, García Linera la envió al Fonplata – Fondo para el desarrollo de proyectos en la cuenca del Plata – que gestiona proyectos en Uruguay, Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia y tiene la sede en Santa Cruz, desde donde siguió operando a la espera de la llamada. Llegó en 2017 cuando García Linera convenció a Evo de que había que rejuvenecer el gabinete y ofrecer caras nuevas para dejar atrás el fiasco del referéndum: se fueron Quintana y Choquehuanca, por ejemplo.
Su paso por el Ministerio de Planificación no fue memorable en un tiempo en el que la economía iba relativamente bien, salvo en Tarija, donde ya se habían dado las voces de alarma del fiasco de los hidrocarburos que tampoco contribuyó a evitar. Algunos la recuerdan por aquellos fondos destinados a promover la cultura y el cine en el país, que después dejaron a muchos artistas en apuros. Otros por su participación en el caso Kushner y el feminicidio de Andrea Aramayo; Prado, expareja de Kushner, intercedió por él y provocó la furia en Mujeres Creando, que estos días lo han vuelto a recordar.
Una apuesta de riesgo
Prado no es la elección de los movimientos populares – algo que Andrónico tendrá que explicar -, pero tampoco es una aparición de última hora ni un descarte, se trata de una apuesta estratégica de los operadores del “androniquismo”, liderados por García Linera, para conectar con un sector de la población que se mueve en otras dinámicas y que puede encontrar en Mariana Prado la referencia que no encuentran en otros lados. Ahora, también puede acabar siendo un peso que cargar.
La apuesta por un binomio Evo – Álvaro 25 años más joven, en cualquier caso, es esa.
Fuente: El País.bo