Oriente boliviano. Relatos de los tiempos de antes


 

La naturaleza como sustento, la excelencia como objetivo, la belleza como horizonte”. Homero. Siglo VIII a. C.



Las personas fuimos construidas de agua y cuando nos secamos morimos. Nos lo recuerda Raúl Otero Reiche el poeta cruceño cuando escribe:
Yo soy un río de pie.
Somos una catarata, somos un río de pie, que rápidamente pasa de mojado a estar seco. La muerte seca todo.
El golpeteo de las primeras gotas de lluvia sobre la tierra seca, puede ser el inicio de cuando la vida empieza.
Luego son aguas que se muestran, que se mueven, que se comparten.

En sus últimas horas se seca la tierra y las personas, se secan los ríos. El mar muerto está seco y cuando una planta está muerta es que se ha secado.
Las personas somos un río de pie, un chorro de agua cubierta de piel, sostenida por una malla de huesos y cuando el chorro se seca, estamos muertos. Todo ser orgánico nace, crece, se reproduce, se seca y muere
”.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Porongo. Cuarteta publicitaria.

Vámonos pa Porongo

donde la vida es barata.

Cuatro quesillos por medio

Y una pelada de yapa”.

 

El pueblo de Porongo se encuentra en las faldas del Amboró, en las pampas del Urubú o del Urubó.
En castellano camba se llamaban: Las pampas del Sucha. Este gallinazo o Urubó, al que llamamos Sucha, puede ser de cabeza negra (Coragyps atratus)  y de cabeza roja (Cathartes aura).

 

La familia tradicional, la riqueza ancestral de las personas del oriente boliviano.
Tradición es lo que se pretende conservar, no lo que antaño fue, sino lo que siempre será”. Pukymon.

En el oriente boliviano se mencionaba que la riqueza de una persona es contar con una familia grande y unida. La familia tradicional que se dio en el oriente boliviano, es la misma que se tenía en las primeras épocas de la civilización humana. La que los griegos llamaban como oikophilia: amor al oikos (hogar), que no significa solamente la morada, si no comprende personas y el conjunto de las moradas allí establecidas.
O sea, un conjunto humano que dota a aquel lar de contornos permanentes y duraderos. El oikos es un lugar, que no es apenas mío ni tuyo, sino nuestro, es decir, nuestra nación.

Diagnóstico campesino del estado de salud.
La vida en el Oriente, en el centro del Continente americano y lejos de todas partes y aún más alejado de las costas marítimas, era rural y de autosustento. Por su modo de vida en convivencia con la naturaleza, el camba era saludable y cuando alguien se le preguntaba a un pariente o a un vecino cómo andaba de salud, este respondía: Chalinga. “Tranco largo, chorro grueso y vientre corriente”.

Comportamiento homosexual. El género contra el sexo.
En el área rural de los pueblos del oriente, de economía primaria y con clima tropical, alguna vez aparecía  un amanerado y la gente no se complicaba con ellos. Este amanerado, “muy vivo”, evitaba  ir a trabajar a pleno sol en el chaco, a tumbar monte, arreglar los potreros, a sufrir de los mosquitos, a carpir, sembrar y tampoco ir a la pampa para arrear el ganado y aguantar a los tábanos.

El vivísimo, se quedaba en la cocina o haciendo la limpieza de la casa. Permanecía a la sombra, no sufría del calor, del viento, el sol y de las víboras y los bichos. Ellos lo pasaban “de lo más frescos” en la casa del patrón. La gente molesta decía: Este es un fresco, se la pasa a la sombra y de lo más fresco.

La población campesina cruceña, en convivencia con la naturaleza y con el mundo biológico y observando los atributos de los perros y perras, vacas y toros, hombres y mujeres, sabía que: hombres son aquellos que tienen pichi y orinan detrás del árbol, mujeres las que tienen pan y orinan de cuclillas.
Últimamente, la Corte Suprema del Reino Unido, retornando al concepto tradicional y biológico de lo que es ser mujer, emitió un Dictamen: “La decisión unánime de este tribunal es que los términos mujer y sexo en la Ley de Igualdad de 2010 se refieren a una mujer biológica y al sexo biológico”.

Con el nuevo Papa León XIV, retornamos a los valores tradicionales de la Iglesia y de nuestra sociedad. Él afirmó que: El concepto de familia de la iglesia católica, tiene sus raíces en una “unión estable entre un hombre y una mujer”,  

“La nueva identidad de la cultura de género y de la autopercepción, es una no identidad, una negación de la tradición. Un no ser, un no querer ser, un deseo de muerte y de aniquilación de la comunidad nacional en un melting pot indiferenciado, en el que unas identidades extravagantes disuelven y anulan a la Nación”. Pukymon.

ovidioroca.wordpress.com