Eliminatorias y campaña electoral


 

En los campeonatos de fútbol, como en las campañas electorales, gana quién comete menos errores. En el fútbol, los más costosos son los autogoles…en las campañas electorales…también.



Por ejemplo, poner de candidato a presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional a un exitoso empresario que se hizo rico con aplicaciones digitales, pero que no tiene idea de cómo se gestiona la política ni el corazón del poder, es un claro autogol de camarín. O irse a una universidad norteamericana a discutir los problemas de Bolivia, porque el mecenas que invita teme venir a su propio país.

O hacer una enorme precampaña y no tener los papeles en orden para cumplir los requisitos de la inscripción como candidato presidencial. O tener 57 años, haber estado involucrado en política desde hace 30 y presentarse como joven y la renovación. O escoger como tu binomio a tu clon, otro hombre blanco, sesentón, tecnócrata y dejar de lado la inclusión femenina y la renovación generacional.

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Es muy difícil ganar un campeonato, en nuestro caso clasificar al próximo mundial, con errores elementales y autogoles insólitos fruto de la desconcentración y la arrogancia de algunos jugadores.

Y más difícil todavía será ganar una campaña electoral con esa misma desconexión con la realidad y arrogancia que subestima y menosprecia a un rival todavía muy poderoso.